JUAN CHÁVEZ
Ser opositor de verdad, requiere de un componente que no se da, para infortunio de la nación, en ninguno de los opositores a los designios de AMLO y ahora, parece que es igual con la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Ese componente es ir de prisa, al paso que le marcan los proyectos o iniciativas de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Después solo queda el recurso de inconstitucionalidad que le toca ejercer a la Corte de Norma Piña si existe alguien o un partido que lo demande.
Norma Piña pidió a López Obrador y a Sheinbaum “diálogo” sobre la reforma del Poder Judicial, anunciada a ser aprobada en septiembre próximo por ambos.
Pero la petición arribó demasiado tarde, aunque se supone que el diálogo es una cuestión que permanentemente existe entre los tres poderes de la Unión, aunque en el presente sexenio que está por concluir, no sea así.
El caso es que la señora ministra, mandamás en el Poder Judicial, haya recibido tremendo descolón.
La presidenta de la Corte solicitó tener un diálogo directo con López Obrador y Claudia Sheinbaum, a lo que la presidenta electa dijo que ya no es tiempo de eso.
Claudia Sheinbaum dijo que la ministra Norma Piña ya tuvo su oportunidad de participar en los foros de la reforma judicial.
“Ella ya participó”, fue la respuesta de Claudia Sheinbaum a Norma Piña Hernández, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien demandó un diálogo directo en torno a la reforma judicial.
“El diálogo siempre existe, el asunto es que ya está en manos del Legislativo la reforma judicial, y por eso se ha abierto la discusión parlamentaria. Ella ya participó personalmente”, respondió en conferencia cuando se le cuestionó si recibirá a la ministra en su casa de transición u otro espacio neutro.
Además, rechazó sus críticas en torno a que con la elección de jueces, magistrados y ministros sólo llegarán improvisados.
“Pues la gente es inteligente. El pueblo sabe que cuando va a elegir a un juez, a un magistrado, a un ministro de la Suprema Corte, pues (sabe) ¿cuál es el papel que va a desempeñar? Entonces, no es una cuestión de popularidad, sino de reconocer que el pueblo puede decidir quiénes son sus representantes en el Poder Judicial”, dijo a los medios luego de sostener un encuentro privado con la Conferencia Monetaria Internacional.
Agregó que no se trata de popularidad, y que por el contrario de lo que se piensa, los juzgadores tendrán mayor autonomía.
“Decíamos hace un momento que un juez que es electo por el pueblo tiene más autonomía y no se va a prestar fácilmente a que alguien le diga esto, ni del gobierno, ni del sector privado, ni de ningún lado, porque sabe que le responde al pueblo de México”.
Durante la clausura de los diálogos del Poder Judicial en torno a la reforma, la titular de la SCJN demandó diálogo directo con López Obrador y la presidenta electa sobre los posibles cambios.
Piña consideró que la elección de los miembros del Poder Judicial estará influenciada por grupos de poder.
Una magistrada, inclusive, señalo que “los jueces no se dan en maceta”.
Lo cierto es que en la participación de juzgadores en el foro no fue organizado. Cada uno de los participantes, incluida la ministra presidenta Norma Piña, jaló por su lado.
Queda un “algo” de lo que diputados y senadores de la oposición podrán hacer en la próxima legislatura que comienza el 1 de septiembre: debatir hasta el cansancio el plan “C” del ejecutivo que consiste precisamente en la reforma del Poder Judicial para que jueces, magistrados y ministros, sean de elección popular.
Deberá acudirse a la práctica que en Estados Unidos se conoce como “pi raterismo” para retrasar la aprobación de la tan llevada y traída reforma. Pero la Cámara de Diputados, que contará con mayoría constitucional, podrá aprobarla en “fast track” y remitirla al Senado, donde puede estancarse algún tiempo, antes de que salga al ruedo para ser aprobada por la mayoría de los congresos locales, es decir, 17.