JUAN CHÁVEZ
Tenemos dos presidentes: el que se va y la que llega. Ambos parecen estar gobernando México, juntos. Por lo menos en actos públicos así se les advierte.
Claudia Sheinbaum y López Obrador inauguraron el pasado fin de semana, en Oaxaca, las instalaciones de la Guardia Nacional (cuartel). Ambos cortaron el listón simbólico.
Esto no tendría nada de raro ni malo en lo particular, a no ser que, en su discurso, la Presidenta electa declarará que se seguirá fortaleciendo a la Guardia Nacional y que se integrará a la secretaría de la Defensa Nacional.
«La Guardia Nacional, en tan sólo cinco años ya tiene el reconocimiento del pueblo de México, nos corresponde a partir del 1 de octubre, seguir fortaleciendo y consolidar a la Guardia Nacional, como parte de la secretaría de la Defensa Nacional, con la reforma constitucional que está en el Congreso de la Unión», precisó.
Eso constituirá un acto ilegal, inconstitucional, dado que la GN debe ser un cuerpo civil, de conformidad con la Carta Magna y aunque, en su mayoría, esté constituida por militares.
Claudia agradeció a los titulares de la Sedena, general Luis Cresencio Sandoval, y de la secretaría de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán su trabajo en favor de la seguridad y la patria.
«Gracias al general Luis Cresencio Sandoval, gracias al almirante José Rafael Ojeda por lo que le dan y lo que le dan a nuestra patria, por lo que le dan al pueblo de México y a la nación, gracias a todas y todos los que forman parte de esta noble institución, larga vida a la Guardia Nacional».
En el evento ambos aseguraron que en el próximo gobierno (2024-2030), encabezado por Sheinbaum a partir del 1 de octubre, se dará continuidad a la política de seguridad iniciada por López Obrador con la creación, en 2019, de la Guardia Nacional, dedicada a la seguridad pública y que tenía la promesa presidencial de mantenerla bajo control civil.
López estaba feliz. Su pupila, en público, le rendía pleitesía. Él, como buen titiritero está llevando a Sheinbaum a los escenarios que escoge para demostrar que el que manda y seguirá mandando es él.
No hay duda de que está haciendo lo suyo para convertirse en jefe máximo, caudillo autoritario.
Por eso apuntó: “Vamos hacia adelante, me dio mucho gusto escuchar que la presidenta electa de México y la próxima presidenta constitucional y comandante suprema de las Fuerzas Armadas haya dado a conocer que la Guardia Nacional va, como debe de ser, a formar parte de la estructura de la secretaría de la Defensa Nacional, es una muy buena noticia”.
El mandatario recordó que gobiernos anteriores tenían como criterio que el problema de inseguridad y violencia “lo podían resolver solo con el uso de la fuerza, pero no, no se puede enfrentar la violencia con la violencia (…) lleva tiempo, pero vamos en el camino correcto”.
El pasado 5 de febrero, López Obrador presentó un paquete de 20 iniciativas, 18 de ellas de carácter constitucional, entre las que resalta trasladar a la Sedena el control de la Guardia Nacional.
En abril de 2023, el mandatario ya había notificado que en el último tramo de su gestión, que termina el próximo 30 de septiembre, insistiría en la militarización de la Guardia Nacional, actualmente con 130,000 agentes, después de que la Suprema Corte declaró inconstitucional la reforma legal que él promulgó en septiembre de 2022 sobre el tema.
En su fallo, la Corte invalidó la ley porque durante la creación de la Guardia se estableció en la Constitución que debe estar a cargo de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.