ISABEL ORTEGA MORALES
Chilpancingo, Guerrero. En España, un beso no consentido por la jugadora española Jenni Hermoso, sentará en el banquillo de los acusados a Luis Rubiales, ex Presidente de la Real Federación Española de Futbol, luego de que éste diera un beso en los labios a la jugadora tras la celebración del mundial femenino el 23 de agosto de 2023.
Esa acción provocó que la jugadora se sintiera “vulnerable y víctima de una agresión”, provocó un gran debate en España sobre consentimiento sexual, sexismo y abuso de poder, así como se presionara para que dejara ese cargo, sea llevado a juicio y pida la Fiscalía cárcel por 2.5 años por el delito de agresión sexual y coaccionar a la futbolista para que declarara que ese beso había tenido permiso.
En México, cuando el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador atrae hacia su cuerpo con su brazo el cuello de la Presidenta Electa, Claudia Sheinbaum Pardo, y le da un beso que presiona la mejilla de la política, el debate fue apagado.
Los medios citaron el beso, los cartonistas lo retomaron, pero la Presidenta Electa no se manifestó por ello.
Pero no solo el beso ha sido una muestra de machismo del Mandatario Federal sobre la Presidenta Electa, también contra todo acto de respeto político, la ha mostrado en sus eventos y le ha endilgado sus compromisos no cumplidos, como el de la localización de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”.
El silencio de la política ante el beso, y que tenga ¿o deba?, acudir a los llamados de eventos de López Obrador, quizá provenga de que pueda no asumir su triunfo como algo propio, o a que no se sienta segura de que el mismo es ya un mandato popular irreversible.
El beso de AMLO es como un acto de dominio que hace público para mostrar su poder sobre la próxima Jefa del Ejecutivo Federal, y porque sabe que no será acusado de agresión sexual.
En una gira por la Costa Chica de Guerrero, un beso de Andrés Manuel López Obrador a una niña, de menos de 10 años, generó inquietud porque además, el Presidente de México, le dio un mordisco en la mequilla a la pequeña.
En el caso de España, Luis Rubiales, como Presidente de la Real Federación Española de Futbol, buscó que la futbolista dijera públicamente que tenía su consentimiento para darle un beso. En Guerrero, el padre de la menor, acompañado de su hija -para que no quedara duda de que el tenía la tutela de la pequeña- liberó al Presidente de México de cualquier consideración contraria a un saludo afectuoso y nada pasó… legalmente.
En México ¿la Presidenta está buscando una transición presidencial suave? Lo dice el hecho de que parte del equipo de AMLO esté manejándose para integrarse a su equipo. Por ello ¿el beso no importa?
La futbolista española en cambio hizo caer a un presidente y lo llevará a sentarse al banquillo de los acusados en febrero de 2025. Como diría AMLO “aprendan la lección”.