>> Participación ciudadana: 61%
>> Al INE le saltan las dudas
>> Recuento de votos en 60% de las casillas
A mis queridos hermanos Enrique y Pablo,
Gracias por haber estado conmigo. Descansen en paz
AGUSTÍN VARGAS
La noche del pasado domingo dos de junio, los mexicanos fuimos testigos que Claudia Sheinbaum obtuvo más votos de los que tuvo Andrés Manuel López Obrador en 2018, y con mayor ventaja sobre sus contendientes que la que tuvo el mandatario hace seis años.
Sin embargo, ante el resultado electoral más impactante en toda la historia del país, Claudia, Morena y el INE tardaron mucho en dar el dar el anuncio oficial, lo cual ha generado suspicacia entre la sociedad sobre la certeza de los resultados revelados ese mismo día por la presidenta del INE, Guadalupe Taddei Zavala.
Ni qué decir del «ciberataque» del que fue objeto el INE de la CDMX, y que mantuvo el sistema caído durante varias horas. Cuando este se recuperó, Clara Brugada tenía la ventaja definitiva sobre Santiago Taboada.
Pese a que todos vimos y comentamos la participación más copiosa de la que tengamos memoria, y conforme han aparecido más datos de las elecciones, nos hemos enterado que, en realidad, votó menos gente que en 2018. Las casillas electorales estuvieron llenas desde la mañana. Sin embargo y en contra de toda lógica, la participación ciudadana fue de un mediocre 61%.
También observamos la naturalidad con la que los candidatos de Morena fueron hostigados e insultados en todos lados, el clima de rechazo con el que se les trató, la hostilidad con la que fueron recibidos en tantos lados. Sin embargo, no sólo ganaron la elección, sino también la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.
Realidad numérica
Al final la realidad numérica, aceptada o no, se impuso por encima de la incredulidad por parte de un amplio porcentaje de la sociedad. Con ello quedaron atrás las movilizaciones de millares de ciudadanos en todo el país que clamaron imparcialidad en las elecciones, sin la injerencia directa del gobierno, como ocurrió.
Fuimos testigos apenas hace dos semanas de la marcha de la Marea Rosa, vimos que no era un fenómeno de red social. Fue una multitud que se juntó en más de 100 ciudades en todo el país o en el extranjero, y que puso en la calle a mucha más gente de la que pudo movilizar el régimen para cualquier evento limitado al Zócalo.
Vimos, además, al igual que miles y miles de ciudadanos, que quienes se manifestaron en todas esas ocasiones fueron ciudadanos espontáneos, gente que no tenía más razones para salir a la calle, que sus propias convicciones. Vimos, también, que la gente que abarrotó el Zócalo en el cierre de Claudia, fueron acarreados.
Vimos los mítines de Xóchitl, llenos, abarrotados, plenos de jolgorio y espontaneidad. Vimos también los mítines de Claudia a medias, con gente yéndose durante los discursos, con filas de personas cuyo único interés era llegar a cobrar sus 500 pesos, pasar lista y largarse.
Eso no sucedía nada más en X-Twitter. Sucedía en el mundo real, en la calle, en las plazas.
La noche del domingo dos de junio vimos también, una vez más, como las dirigencias del PRI y PAN volvieron a traicionar a buena parte de la sociedad; volvieron a privilegiar sus futuros políticos, volvieron a anteponer sus intereses a los de la ciudadanía.
De cualquier forma, tal vez Claudia habría ganado, pero nadie en su sano juicio diría que lo habría logrado del modo que vimos la noche del dos de junio, con las irregularidades que vimos, con la timidez mustia que vimos esa misma noche en todos los morenistas.
Un triunfo como el que ahora será declarado «oficial» se habría conocido desde las 9 o 10 de la noche, se habría celebrado de manera espontánea en el Zócalo desde que cerraron las casillas, se habría hecho evidente desde que todavía se estaban haciendo los conteos en las casillas.
Al INE le saltan las dudas
El Instituto Nacional Electoral (INE) anunció que habrá voto por voto en 60% de las casillas de la elección presidencial del domingo pasado; esto es en al menos 102 mil 388 casillas de las 170 mil que se instalaron.
El consejero Martín Faz Mora, presidente de la Comisión de Organización Electoral del INE, afirmó que “puede haber errores de transcripción entre lo que aparece en el cartel y lo que aparece en el acta del PREP”.
Al enfatizar que no hubo fraude por parte del INE, explicó que el recuento de votos está previsto en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, y se da por distintas causales, como el hecho de que existan actas de escrutinio que registren votos que hayan sido a favor de un solo partido político, o que el número de votos nulos es mayor a la diferencia entre el primer y segundo lugar.
Otras de las causales de recuento son que existan errores o inconsistencias evidentes en los distintos elementos de las actas, o cuando no existe el acta en el expediente o no esté en poder de la Presidencia del Consejo Distrital.
El consejero indicó que en la elección presidencial del 2018 el recuento de votos fue del 75%, y aclaró que el estimado de recuento este año, previsto en 60 por ciento, podría aumentar si los partidos solicitan un recuento adicional.
Afirmó que puede haber inconsistencias como “errores de transcripción, como a veces en las propias actas”, las cuales dijo que pueden ocurrir por el cansancio de los funcionarios de casilla al momento de registrar los números. Mencionó que esto se corregirá en los cómputos distritales que comenzarán este miércoles.
“Eso es una falsa narrativa, no hay ningún fraude, y en todo caso hay que demostrarlo, y para demostrarlo ahí están los cómputos que empiezan a partir de mañana, y ahí están las actas originales que es con las que se va a hacer el cómputo, esas actas originales están firmadas por todos los partidos políticos que estuvieron presentes, por cierto estuvieron presentes en la enorme mayoría de las casillas y cualquier inconsistencia, que existe, porque no se va a negar que existen inconsistencias será resuelta el día de mañana al hacer los cómputos.
“Desde luego tendrá que explicarse una por una (las inconsistencias), y todo además hay que decirlo, habrá de resolverse a partir de los cómputos distritales, pero lo que suele haber no es nuevo, es que en muchas ocasiones hay errores de transcripción del acta al letrero que se coloca en la casilla al final de la votación, quienes llenan estas actas son los funcionarios (de casilla), en muchas ocasiones a esas horas de la noche hay errores de transcripción, entonces evidentemente puede haber errores de transcripción entre lo que aparece en el cartel y lo que aparece en el acta del PREP, errores de transcripción como a veces en las propias actas”, indicó.
Finalmente, el consejero mencionó que al INE no le corresponde realizar la entrega de constancias de ganador de una elección presidencial, sino al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx