FRANCISCO RODRÍGUEZ
Este domingo 8 de abril se esperaba que en el primer debate presidencial participaran las candidatas Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. No asistieron.
Su lugar fue ocupado por un nervioso Santiago Creel Miranda y un siempre mentiroso Andrés Manuel López Obrador.
La expectativa era que la candidata opositora se presentara ante sus contrincantes y frente a las cámaras de televisión con la chispa, los agudos y punzantes señalamientos que le caracterizan. Y no estuvo ahí. Quien llegó fue una titubeante, distraída en revisar tarjetas, en leerlas con equivocaciones y hasta en mostrar un par de imágenes al revés.
A la otra esquina llegó la candidata oficialista a blandir engaños y los “otros datos” de las matinés de Palacio Nacional, sin siquiera inmutarse ante los certeros calificativos de ser fría y descorazonada, una real “Dama de Hielo”, como la calificó Gálvez, en uno de sus escasos momentos de autenticidad.
Ambas candidatas llegaron sobreentrenadas por sus asesores de marketing político. El nerviosismo de la hidalguense obedeció a que la obligaron a ceñirse a un guion –las tarjetas, pues– que le restaron naturalidad. La capitalina siguió enmascarada tras una careta de AMLO y acató al pie de la letra lo que le ordenaron dijera desde el principal edificio del Zócalo de la capital nacional.
Ni Gálvez ni Sheinbaum fueron ellas mismas.
Por eso ninguna de ellas asistió verdaderamente al primer debate presidencial, mal ejecutado por el INE de la cuatrotera Guadalupe Taddei.
Y ahora sí. A replantear estrategias. Llegó el momento de darse con todo. Y los morenistas se pintan solos para aquello de las invectivas y de las historias de cine negro. Ante el próximo debate de campaña velan sus armas, sabiendo de antemano que necesitan bazucas, proyectiles, morteros, lodo, estiércol y todo lo que se requiera para intentar detener el ascenso de la abanderada de la sociedad civil, tanto como del PAN, del PRI y del PRD, en tanto la propia se mantiene estancada y empieza a descender en las preferencias del electorado.
El “Plan C” de AMLO, cueste lo que cueste
Y desde ahí, lo previsible: reforzar la maquinaria fraudulenta de compra de credenciales, amenazas, complicidades de fruncionarios electorales y magistrados, historias del voto duro ya inexistente, regalos al por mayor de dinero, créditos, promesas, artilugios de mapaches y fuerza pública, armada y de seguridad pública, lo mismo que de los mimados grupos delincuenciales para ver si en una de esas pueden creer que ganan el 2 de junio. Aunque nadie se los crea, eso es lo que menos les importa.
Todo, antes de que AMLO reconozca su culpabilidad y responsabilidad judicial en todos los actos proditorios de corrupción y masacres premeditadas. Todo, antes de que pueda ser juzgado ante tribunales comunes por su embarrado sexenio de sangre, dinero y colusión maquinada y punible.
Todo, con tal de llevar a cabo su “Plan C”, al precio que sea, arrastrando la cobija que usted quiera, gastando hasta el último quinto de nuestros exprimidos bolsillos, riéndose a carcajada limpia de la opinión nacional e internacional, arrastrando el nombre de México ante cualquier tribunal de conciencia pública.
Dante Delgado, ícono de “la vieja política”
En manos de ilustres priístas, como Liébano Sáenz, que fuera secretario particular de la presidencia de Ernesto Zedillo, se encuentra el expediente que inculpa directamente al truculento y bipolar Dante Delgado Rannauro, materia gris del otro participante en el debate, Jorge (Álvarez) Máynez, en el sentido de que su encarcelamiento durante aquel régimen no fue por su lucha patriótica en favor de los veracruzanos…
… sino por el robo de los cinco mil millones de pesos que jamás pudo justificar, destinados a la pacificación de Chiapas, durante el conflicto de San Cristóbal las Casas. Y, además, que su estancia en la cárcel de Pacho Viejo no fue de lo más insufrible, sino consentida para pasar más tiempo al lado de su custodio, un abogado huasteco que lo acompañaba, mañana, tarde, moda y noche.
Dante Delgado siempre alegó que ese dinero había sido usado para remozar el malecón del puerto jarocho y para construir el acuario de esa localidad. Que era un preso político por su oposición bizarra a Zedillo, cuando la realidad se trataba de un vulgar peculado de miles de millones de pesos sobre el presupuesto nacional.
Relata el argumento de marras que cuando la afligida esposa del felón veracruzano llegaba a Pacho Viejo con un pelotón de eficaces abogados chaparritos, llevando en mano el perdón presidencial y los oficios que sólo requerían de su firma para abandonar la prisión, Dante la mesaba de la cabeza y le decía: «no te aflijas, Tere, esto está en las manos del Presidente. Ya no hagas nada».
El pueblo, cansado de tanta porquería
Está a punto de salir a flote una catarata de inmundicias que no tendrán paralelo ni comparación con nada que se haya visto hasta ahora.
El objetivo no es respetar la voluntad ciudadana, sino horrorizar a todas las conciencias para convencerlas de que lo mejor es abstenerse, no asistir a votar. Dejar que todo continúe como hasta hoy.
Son capaces de eso y de más. No tienen fondo ni límite.
Están decididos a convertir la vida nacional en un chiquero inmundo, antes de que alguien les exija cuentas, transparencia, mínimos aceptables de gobernabilidad.
El decoro y la vergüenza son cuentos del pasado. Lo que debe reinar es el moche, el narcotráfico y la masacre.
Lo que no saben es que el pueblo entiende sus mensajes. Está cansado de tanta porquería y negocios infamantes. Está hasta la madre de que los políticos de la llamada 4T estén condenándolo al hambre y la miseria.
Ya es tiempo de cambiar, a como dé lugar. Se les acabó la canción.
¡Todos a votar!
Indicios
Los gobernantes mexicanos de los últimos años deben ser juzgados ejemplarmente. Con mayor razón los de los últimos cinco que han arrasado materialmente con el país. Ésa es una premisa que no admite dilación y casi ni trámite. Es una cosa juzgada por el tribunal de la conciencia pública. Recibe la aprobación general cada vez que se somete a cualquier consulta. Sin embargo, aunque se trata de una cuestión de la más alta prioridad, importancia y urgencia, no debe ser exaltada demasiado. Debe formar parte de un proceso más amplio y efectivo. Agotar la solución en la constitución de un Comité de Salud Pública al estilo Robespierre, tendría el riesgo de enfrentar facciones e intereses en una reyerta civil, como ha ocurrido en otros países. La historia reciente ha demostrado en otras latitudes que debe matarse al perro al mismo tiempo que se suprime la causa de la rabia. Hacerlo de otra forma es ingenuo y contraproducente. Es un asunto demasiado serio que no se agota en una ejecución carcelaria, destierro o paredón. Debe ser una medida estratégica, en toda la extensión de la palabra. * * * Y por hoy es todo. Reconozco que haya llegado usted hasta estas últimas líneas del Índice Político. Y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!