TERESA GIL
Noventa y dos años hará el 30 de marzo, que el cine sonoro se estrenó en México con un largometraje, Santa, filme dirigido por Antonio Moreno, basado en la novela de Federico Gamboa. El escritor mexicano le puso a su famosa novela el nombre de Santa, en contraposición a la que llamaban mujer mala, como una forma de defensa convencional de una mujer agredida. Pero este era el verdadero nombre que debió de haber aparecido en su novela, aunque era menos poético. Era ese el extremo en el que las mujeres eran tratadas en la época de la novela en 1903. Los valores con los que juzgaban al género femenino que en muchas partes no ha cambiado, se finca en el físico. La mujer que resbalaba en los principios morales impuestos casi siempre de la perspectiva religiosa, perdía valor ante una sociedad mísera. Más si esa mujer que es el caso de la protagonista se dedica a la venta de su cuerpo.
LOS SANTONES HIPÓCRITAS TAMBIÉN HAN ABUNDADO EN NUESTRO PAÍS
El título de esta crónica lo utilicé también hace nueve años, cuando el derechista Lorenzo Córdova se asumía santón y también sus similares que lo defendían, después de haber sido pescado insultando de forma discriminatoria a indígenas mexicanos. Estas conductas que abundaron en el sistema priísta por lo general en los altos niveles, eran las formas hipócritas de encubrir conductas que con las décadas se fueron exhibiendo. Los santones, los beatos, las mujeres que se golpeaban el pecho desde la protección de una casa de matrimonio, cuyos valores saltaron con su realidad a la palestra y se fueron evidenciando en los llamados valores públicos, honestidad, y honradez. El cambio de época llevó a las mujeres al trabajo y a las mismas vendedoras de su cuerpo, a la búsqueda de la organización a partir de lo que se llama trabajo sexual. Muchas se han hecho famosas en el espectáculo, otras en algunos países han sido representantes populares de sus iguales, en los poderes legislativos. Los contemporáneos de don Federico Gamboa hubieran sufrido un infarto.
GAMBOA TRATÓ DE LLEVAR A SU NOVELA SANTA A LA SUBLIMACIÓN
La novela Santa ( Colección universitaria de Bolsillo 2006) se desarrolla en un entorno en el que la discriminación tenía un toque burdo, cruel y por otro lado un tono de conmiseración. La mujer pobre seducida por un canalla y que es presa de los tratantes de la época. Es mirada por el escritor como una víctima que puede ser llevada a la sublimación. En la novela se toca otro aspecto que es discriminatorio, la ceguera. Hipólito pianista del burdel donde trabaja Santa, roza los linderos de lo sublime no solo por su amor incondicional a la joven, sino por ese sacrificio un poco retocado que exhiben los que se sienten inferiores.
SANTA PRIMER FILME SONORO, ES RECONOCIDO A NIVEL NACIONAL
Veintinueve años pasaron antes de que la novela fuera llevada por primera vez a la pantalla e iniciara el rumbo sonoro de nuestro cine. Se habla de otros filmes, cortometrajes anteriores, pero Santa fue la pionera y se reconoce a nivel nacional. La actriz que representó a Santa fue Lupita Tovar y el malvado seductor Donald Reed. Hipóilito fue el más famoso de todos, en la persona de Carlos Orellana. Por los componentes burdos y conmiserativos, preludio de las telenovelas, una de las cuales la reprodujo en 1975, la novela tuvo una buena acogida y se ha filmado varias veces con actores de Hollywood como Ricardo Montalbán. Gamboa, diplomático del porfirismo encabezó en México la novela naturalista, que florecía en otros países sobre todo en Francia cuando él escribió Santa en 1903, como ya señalamos. Sobrevivió al triunfo revolucionario y murió en 1939. Por su lado, el santón Córdova exhibió en su conducta su verdadera catadura y terminó en lo que realmente era: un opositor de derecha.