JUAN CHÁVEZ
Nos entretenemos ensalzando el Sistema Cutzamala que surte de agua potable a 21 millones de mexicanos y que en estos días, por sequedad en las 7 presas que le integran, remata con escasez del líquido vitan a municipios del estado de México y a las 16 alcaldías de la CDMX.
Presumimos que el enorme sistema abastecedor tiene motores de 22,000 caballos de fuerza para bombear el agua. La planta potabilizadora filtra una capacidad de 500 litros por segundo y el agua es elevada más de 1,100m desde Michoacán hasta el Valle de México.
Cada segundo, el sistema llena 16 tinacos de 1,000 litros del Valle de México.
Sin este increíble sistema, no habría vida en el Valle de México.
El sistema de agua, además, tiene una longitud de 160 kilómetros más o menos, 160 kilómetros de ductos y 80 kilómetros de canales, donde se traslada el “Agua cruda” hacia la parte más importante del proceso, que es su potabilización.
El agua pasa por un proceso de cloración, desinfección, aplicación de sulfato de aluminio para la clarificación del agua, eliminación de tierra o lodo, separación de lodo y partículas suspendidas se hace en sedimentadores y filtros. Un gran proceso para que el agua llegue limpia a nuestras casas.
En la parte final del proceso cinco plantas hacen posible el bombeo del agua hacia 21 millones de personas en la Ciudad de México y su zona conurbada, para contar con este vital líquido con sólo abrir la llave.
Pero el mundo va en ruta a la escasez del H2O y México es una de las primeras naciones que sufrirá por falta de agua.
No solo el cambio climático influye en esta problemática planetaria, también la contaminación y la falta de infraestructura para utilizarla con eficiencia.
Organismos internacionales apuntan a que la crisis de agua que enfrentará la humanidad rumbo al llamado Día Cero de la escasez podría intensificarse en países como México.
Además de las afectaciones ocasionadas por el cambio climático existen otros aspectos que ponen en riesgo el acceso al recurso hídrico, como el desperdicio, la contaminación y la falta de protección y mantenimiento de los mantos acuíferos.
Estudios de la ONU indican que México se ubica en el séptimo lugar a nivel mundial en la extracción de agua.
El 57 por ciento del recurso que consume el país se pierde por evaporación, pero, sobre todo, por infraestructura ineficiente, en mal estado u obsoleta.
El campo es el principal consumidor del agua en México. La superficie irrigada es de 6 millones 300 mil hectáreas.
Y ahí en la actividad agrícola, se pierde más del 60 por ciento del agua almacenada y distribuida para el campo. Una problemática que no ha sido debidamente atendida por las autoridades.
Agricultura y ganadería concentran más de tres cuartas partes del empleo del recurso. 76% del volumen de agua existente es para las actividades agrícolas, 9.65 para la actividad industrial y 14 para el consumo público.
Bajo esta perspectiva, el uso del agua debiera ser al revés, es decir, debiera tener prioridad el consumo doméstico porque sin agua, no hay vida.