EDUARDO MERAZ
Mientras los pleitos al interior de partidos y coaliciones nos hablan de su lejanía de las prácticas democráticas, paso a paso el cuatroteísmo avanza en alcanzar su “mundo ideal electoral”, conforme se apropia de posiciones clave entre juzgadores y árbitros.
Si de por sí la permanente e inocultable campaña proselitista de Morena, auspiciada, promovida y ¿financiada? desde Palacio Nacional revela la intención de instaurar la “dictadura perfecta”, pero pirata, región 4T, las pujas y divisiones en los órganos electorales se vuelven tierra fértil para tales afanes.
Así, este miércoles, el recién ajustado Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), dio muestras de un “excesivo pragmatismo”, al otorgar facultades por encima del reglamento, a la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, lo cual podría contribuir a enrarecer más un proceso, de por sí, nada terso, aunque a Morena le desbroce el camino.
La determinación, mediante la cual la presidenta del Instituto Nacional Electoral, puede designar a cualquier encargado de despacho como secretario ejecutivo del organismo, con lo cual le resta esta facultad al Consejo General, argumentó la presidente del Tribunal, Mónica Soto, es “garantizar el funcionamiento” del INE.
Si bien esta decisión, en apariencia, no limita que el Consejo General del Instituto conserve la facultad de vigilar al órgano y cada una de las direcciones y áreas, sí deja casi al libre albedrío de la consejera presidenta otorgar su representación legal y toda su conducción administrativa, a quien ella designe.
Como se observa, en el actual proceso electoral 2023-2024 vamos de excepción en excepción, lo cual facilita la labor de la delincuencia electoral, enseñoreada por la benevolencia de las autoridades, más entretenidas en resolver sus disputas internas que en vigilar y sancionar a quienes infringen la ley.
Desde el teatro en atril mañanero hasta la pinta de bardas, la utilización de la burocracia y de recursos materiales públicos y pasando por el “dulce encanto” de los moches para la campaña del oficialismo, las medidas cautelares y sanciones de INE y TEPJF son de poca monta y en nada modifican el comportamiento cuatroteísta abusivo.
Por los antecedentes vistos en las recientes semanas, las posibilidades de acuerdos y consensos en los órganos responsables de vigilar y calificar la elección de más de 20 mil cargos, de manera señalada la presidencial, son remotas y más aún que puedan prevalecer los criterios de equidad e imparcialidad.
No obstante, estas condiciones adversas para tener unas elecciones sin amaños, en perjuicio de la voluntad de los ciudadanos que acudan a las urnas en junio próximo, el INE todavía tiene espacio para recomponer el camino.
El ejemplo de lo ocurrido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe servir para impedir la prevalencia de la voluntad de una sola persona se imponga a las demás voces. Contar con un secretario ejecutivo con el mayor respaldo posible debe ser un objetivo primordial.
De otra manera, se estará dejando en riesgo la voluntad de los votantes, teniendo que hacer frente a un Estado avasallador, la participación de fuerza del crimen organizado y unas autoridades electorales débiles; elementos fundamentales del “mundo ideal electoral” soñado en Palacio Nacional.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Es casualidad, pero puede volverse causalidad que el monto total de las Afores sea casi la misma cantidad de la deuda pública contratada por el gobierno del presidente totalmente palaciego, alrededor de seis billones de pesos.
@Edumermo