GERARDO FLORES LEDESMA
HACE UNOS días, el gobierno de México presumió consolidación como líder emisor en los mercados financieros internacionales con “la exitosa colocación de nuevas referencias en dólares”.
El motivo de la presunción fue haber colocado tres bonos por un total de 7 mil 500 millones de dólares (unos 135 mil millones de pesos), con el subrayado de que es una de las más grandes colocaciones de deuda en su historia reciente.
Sin duda, la emisión avala el aserto como el mayor emisor soberano con calificación BBB a nivel global, durante 10 años consecutivos.
Donde la puerca torció el rabo es en las condiciones, que dice Hacienda son favorables porque hay un menor costo financiero para el país, sobre todo porque tenemos un nivel de tasas muy elevado y la premiación a los inversionistas o compradores de papel no ha terminado de frenar su tono especulativo.
El apetito de los compradores de ese papel es muy elevado, porque cobrarán tasas de rendimiento de 5.07%, 6.09% y 6.40%, en los bonos a 5, 12 y 30 años, respectivamente, pero también cobrarán un cupón adicional de 6% y 6.40% en el caso de los dos últimos plazos.
El pago es excesivo, en un momento en que las tasas de interés se mantendrán elevadas en 2024 y quizá 2025, sobre todo porque el rendimiento de las notas del Tesoro de EU a 10 años está en rangos de 3.92%.
Por supuesto que una emisión con los rendimientos que pagará el gobierno mexicano es muy exitosa con esos diferenciales. Los tenedores de bonos quieren más porque ganan más, no importa si son del país o extranjeros.
El grave problema es que las próximas generaciones son las que cargarán con esas deudas y con el júbilo de quienes hoy están encargados de esos menesteres en el gabinete financiero.
No se necesita ser adivino para saber que emisiones con esas características seguirán y serán calificadas como “exitosas”.
Sólo falta definir en qué se usarán los recursos, mientras la deuda pública crece como la espuma, no importa si está denominada en dólares o no, ni tampoco si esta categorizada como interna o externa.
¿Recuerda usted los llamados Tesobonos que también fueron calificados como operaciones con montos exitosos, seguros y presumibles? Que bueno, porque entonces coincidirá en que esa película ya la vimos.
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LAS VENTAS de autos nuevos retomaron la senda del crecimiento con la facturación de 142 mil 959 vehículos ligeros en diciembre. El sector regresó a los niveles de prepandemia que sacudieron todas sus cifras positivas desde 2019. Sin embargo, aún estamos un 25.83% por debajo del máximo de ventas registrado en diciembre de 2016.
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