VERÓNICA VALDÉS GONZÁLEZ
En días pasados la Organización para el Crecimiento y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un documento en el que dio a conocer algunos de los problemas de salud en nuestro país.
El organismo internacional menciona que las adicciones al tabaquismo y al alcohol en México son bajas.
Sin embargo, subraya que “dietas mal equilibradas y estilos de vida sedentarios han provocado que siete de cada diez mexicanos tengan sobrepeso u obesidad, convirtiéndose así en un problema de salud pública”.
Desde 1975 el número de personas obesas en nuestro país ha reportado un aumento constante; casi cinco veces en niños y adolescentes, aunque también afecta a adultos y personas de la tercera edad.
La obesidad y el sobrepeso están directamente asociados con el consumo de “comida chatarra”; la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud colocan a nuestro país en el cuarto lugar mundial por consumo per cápita de alimentos y bebidas chatarra, con 214 kilos anuales y en el tercero en obesidad tanto infantil como adulta.
Hasta ahora las medidas para combatir la obesidad y el sobrepeso no han sido suficientes, las campañas destinadas a la población para mejorar sus hábitos alimenticios, así como la prohibición de estos productos en las escuelas públicas y privadas de educación básica han sido insuficientes, de hecho, se podría decir que han fracasado.
Uno de los factores que ha determinado lo anterior es la gran disponibilidad que se tiene de estos productos, miles de tienditas, puestos ambulantes y tiendas de conveniencia están repletas de estos productos.
Si bien, lo anterior obedece a cuestiones meramente comerciales, resulta verdaderamente aberrante que dentro de las 195 estaciones que el metro tiene en sus 12 líneas se replique la misma situación, venta de comida chatarra al por mayor.
Locales y kioskos ubicados dentro de las estaciones del metro están repletos de productos chatarra (de manufactura nacional y transnacional) que se ofrecen a precios accesibles, lo que representa para los millones de usuarios una manera fácil de saciar el hambre y el antojo de manera rápida a bajo costo.
Es importante que el gobierno tome su responsabilidad en la solución del problema de obesidad y sobrepeso, la venta de comida chatarra no solo debe prohibirse en las escuelas también en las estaciones del metro, donde podrían comercializarse frutas y ser coherentes con la propaganda gubernamental.