EDUARDO MERAZ
Una vez más se comprueba el “modo fallido” en el cual presuntamente gobierna el presidente totalmente Palacio Nacional. A sus muchos yerros por ocurrencias y caprichos, sin planeación, se suma ahora el rechazo de ministros de la Corte, cercanos a él, a ser electos por medio de las urnas.
Las ministras Loretta Ortiz Ahlf y Margarita Ríos Farjat y el ministro Alberto Pérez Dayán, coincidieron en calificar de “inviable” esta manera de elegir a los juzgadores, al participar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Sin señalar directamente al mandatario palaciego y a legisladores del oficialismo respaldando la postura presidencial de elegir a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por medio de votación popular, pues eso podría influir en sus decisiones, como se ha visto en otros países.
“La seguridad jurídica se opone a un sistema tan volátil como el de la conveniencia en la decisión política, el compromiso es con la norma, la seguridad jurídica se traduce en una sentencia que recoge el derecho y a partir de eso el juzgador cumple con su función”, puntualizó el ministro Pérez Dayán.
Ello hace evidente la ignorancia enciclopédica del titular del ejecutivo para entender el México de nuestros días y pone a descubierto su maledicencia al pretender -una vez más- vulnerar el marco jurídico en vigor, a fin de satisfacer sus apetitos absolutistas y dictatoriales.
Conforme se acerca el final de su mandato, se evidencian las limitaciones gubernativas del habitante temporal del palacete virreinal y se van acumulando los fracasos y acciones fallidas de una administración tan cerca del ridículo y cada vez más lejos de la gente.
El orgullo de sus delirios, los programas sociales, apenas si sirven para medio atender los males y desperfectos del cuatroteísmo en áreas tan relevantes como la salud. Los impuestos pagados por los mexicanos en los últimos cinco años, orientados a grupos vulnerables, apenas alcanzan para mitigar los limitados y deplorables servicios públicos.
De hecho, en lugar de acercarnos a tener el mejor sistema de salud pública del mundo, los mexicanos somos testigos de un proceso de privatización en este rubro, pues cada vez es mayor el número de personas que se ve obligada a atenderse en clínicas particulares, cubriendo los costos con el dinero de pensiones y becas.
Algo similar ocurre en el terreno educativo, pues en el mejor de los casos los alumnos que debieron abandonar los planteles oficiales – a raíz de la pandemia- se inscribieron en escuelas particulares; muchos otros, dejaron los planteles de enseñanza de manera definitiva, a causa de limitaciones económicas y sociales.
En cuanto a la corrupción, el nepotismo y demás prácticas nefastas, los mexicanos efectivamente estamos en contra no sólo de un retorno al pasado, sino de un proceso de limpieza profunda del régimen actual, donde a diario aparecen ilícitos de quienes se dicen diferentes.
Sin haber corregido, sino acentuado las desigualdades de gobiernos previos y estar alentando comportamientos indebidos de funcionarios, en el cual se mueve y disfruta de beneficios, el presidente palaciego difícilmente cambiará de opinión en el último tramo.
Los asociados del cuatroteísmo -presentables y no-, seguramente están evaluando la conveniencia de la continuidad o segundo piso ofrecido por el morenismo. Por lo visto en días recientes, hay cierta reticencia a prolongar la transformación en “modo fallido”.
He dicho
EFECTO DOMINÓ
Las convicciones de oposición a la violencia por razones de género deben ser de parte de todos y en todo momento, aun cuando en algunos casos vemos como se condena cuando vienen de fuera del círculo familiar, pero en su interior se permiten y hasta se celebran a lo fosfo fosfo.
@Edumermo