MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¡Chin! Se los dije, se los dije.
Desde la Base Naval de Icacos para México y todo el mundo.
Y, luego, emblemático sobre la cubierta del buque blindado con alta seguridad para evitar que malvados lancheros e indignados porteños, montados en balsas inflables lo tomaran por asalto, el licenciado presidente navegó por la Bahía de Santa Lucía.
¡Quién dijo miedo!
Como en los toros: desde la barrera alcanzó a ver la desmadrada zona turística que serpentea por la costera Miguel Alemán y el caserío que se desparrama desde el parque nacional El Veladero, aquellos cerros del anfiteatro que rodean al balneario abatido por la naturaleza.
Así, en familia, alejado de cualquier protesta incómoda, azuzada por 10 o, 20 agitadores contratados, como dijo hace unos días, por una televisora con la consigna de reventar sus encuentros con el pueblo bueno y mentarle la madre.
Sí, casi de puntitas y con los zapatos sin polvo de esos lodos de las colonias miserables y menos impregnado por el olor a muerte que serpentea por las calles del Acapulco Tradicional y el dizque Dorado, estuvo con los suyos, vestidos de gala y trapos de marca como las frescas adolescentes Luisa y Evelyn que le dirigieron lisonjeras frases en la rendición del parte del servicio cumplido.
¡Ah!, el licenciado presidente y su despertar en Icacos, Base Naval en la que durmió. Apareció sonriente, fresquecito…
Bien peinado con copete ladeado, prístino de pensamiento, palabra y obra, albo como su camisa de lino –que no guayabera, ¡San Luis Echeverría nos salve! – el Santo Niño Fidencio repartió apoyos, habló con esa voz llena de sinceridad, dio el pésame a deudos de cuatro marinos que perecieron en el hundimiento de una draga.
Y, ¡faltaba más!
También envió su pésame y solidaridad a familiares de dizque 50 acapulqueños y coyuquenses fallecidos a consecuencia de Otis; viudas, huérfanos y parientes que ahora no se dirán olvidados, aunque se los esté llevando la tía de las muchachas porque muchos no tienen techo ni comida ni agua ni luz eléctrica ni…
¡Ah!, pero ya fueron censados y, si ya aguantaron un mes, qué tanto es tantito, aguanten vara, se entendería entrelíneas el mensaje del licenciado presidente en especial capítulo del teleculebrón “La mañanera… o lo que es lo mismo” celebrada en el interior de la base naval de Icacos.
No había de otra.
Y no la había porque, afuera, rumbo a las colonias del llamado Acapulco real, en esas zonas miserables y en las que el crimen organizado gobierno, al licenciado Andrés Manuel I le esperaba algo más que una mentada de madre. ¡Qué bueno que no fue!
Es más, un bocado de ese amargo platillo que detestan los populistas, demagogos que arribaron al poder por la vía de la democracia que luego despedazan, se le plantó en el acceso principal de la Base Naval de Icacos, en demanda de ayuda y exigencia de que los visite, los escuche.
Hubo, sí, la regidora y una simpatizante, ambas de filiación morenista que descargaron de culpas al licenciado presidente.
Y es que, como reza la máxima de Séneca: “nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, o la que aplica la conseja popular por cuanto a que “la justicia que es lenta no es justicia”.
Porque…
Un mes después de que Otis golpeó salvajemente al puerto y localidades aledañas, el censo de damnificados apenas concluye y el licenciado presidente dijo ayer que ya está en marcha el plan de ayuda, en el mismo esquema que se ha aplicado en emergencias habidas en Tabasco, Oaxaca y Chiapas.
Entonces…
O será que, como dijo en la liturgia del 20 de noviembre en el Zócalo, Ángel de la guarda, mi dulce compañía, es el gobierno democrático que cobija a los mexicanos.
Porfis, porfis, no se ría. Así lo dijo, ¡por ésta!
«Por eso es timbre de orgullo conmemorar otro aniversario de la Revolución de 1910 demostrando con hechos, es muy satisfactorio decir al pueblo de México que tiene a su lado, como ángel de la guarda, al gobierno democrático, al Ejército, Fuerza Aérea, a la Armada y Guardia Nacional, para que el pueblo pueda vivir con paz y bienestar».
¡Recórcholis, San Francisco de Asís!
Sí, caray, cómo mienten los pinchis periodistas. Todos, menos los consentidos, mercenarios que se solazan con el espasmo emocional de estar frente al patriota presidente y divulgar su palabra. La palabra del Duce que presume cómo el periódico que, dice, “estaba bien escrito; pocos textos, imágenes. Y cuando hacíamos encuestas nacionales y preguntábamos: ¿cómo te enteras de las noticias?, estaba en número uno, en el primer lugar el periódico”.
Sí, Regeneración, el periódico de Morena, cuya empresa que lo edita, en este sexenio hasta enero de 2023 ha recibido contratos del gobierno federal por mil 490 millones de pesos, en contraste con los 59 millones de pesos recibidos en el sexenio pasado.
¡Sopas!
Por eso, para variar, desde Icacos reprocha a los medios no afines:
“Entonces, pueden estar dale y dale y dale, ¿no?, como cuchillitos de palo, y no pasa nada. Y se enojan y gritan, y cada vez son más las mentiras y las calumnias, y no pasa nada”.
Y acusa:
“Primero, es su menosprecio a la opinión de la gente y en particular a los acapulqueños –no se ría, porfis–. Son de los más avanzados, de los más informados, más conscientes; pero ahí está Claudio X. González diciendo: ‘Nunca ha ido Andrés Manuel, o el presidente, a Acapulco’. Pues llevo como cinco veces; por cierto, hoy voy y mañana también”.
Entonces, canijos camarógrafos, fotógrafos, reporteros que han montado monumental escenario nomás por joder al sacrosanto licenciado presidente, quien, fíjense y anoten bien, les declara en vivo y a todo color:
“Pero lo que estamos haciendo en Acapulco es un trabajo de apoyo real a la gente, como nunca, como nunca, en ningún caso de estos lamentables desastres, lo que se ha ido haciendo y se va a seguir haciendo, y mañana vamos a informar”.
Luego, con esa idea de que nadie se ha percatado de que anda en campaña, de apoyo a la soprano y doctora Claudia Sheinbaum, informa que los apoyos económicos para la reconstrucción de viviendas se harán en dos entregas, de ocho mil pesos cada una entre el 8 y el 31 de diciembre, pero a cargo de la Secretaría del Bienestar.
¡Total!, ya tiene nombres y apellidos, ubicaciones de más de 250 mil familias que son, a ojo de buen cubero, unos 700 mil votos. Votos.
¡Caray!, ¿por eso se tardaron tanto? Si es que hay, como dice el licenciado presidente, suficiente dinero y un probado esquema de ayuda, ¿por qué no se atendió la emergencia de inmediato?
Lea usted la confesión del Duce, ayer en Icacos:
“Entonces, todo lo que se requiera. Además, tenemos presupuesto, se ha recuperado la economía de nuestro país y no tenemos necesidad de pedir deudas o contratar deuda, hay recursos suficientes”. ¿Y la deuda de dos billones de pesos para 2024?
“Y en estos casos pues no hay límites, porque si se tratara de una obra faraónica, superflua, pues no la hacemos; pero se trata de algo social, humano y se va a ayudar, se va a seguir ayudando a todo el pueblo”, blofeó y mintió Su Alteza Serenísima.
Comparar la desgracia que viven los acapulqueños y atoyaquenses con el Tren Maya o el AIFA y la refinería Dos Bocas no tiene desperdicio. O, usted aplique el adjetivo de su preferencia. ¡Qué poca madre, Drakko! Digo.
Bienvenido, Ricardo Monreal, así ocurre cuando sucede; te habías ido, pero no te fuiste. ¡Recórcholis!
[email protected] www.entresemana.mx @sanchezlimon1