La crisis por el continuo arribo de autobuses a Chicago con inmigrantes que solicitan asilos enviados desde el estado de Texas sigue estando en el limbo, pues hay “finite resources”, ‘recursos finitos’
ROGELIO FAZ
Chicago, Illinois, EU. Aparentemente se llegó a un alivio temporal después de que se aprobó el presupuesto para la ciudad de Chicago incluidos 150 millones de dólares para migración, más la aportación del gobierno estatal con 160 millones. Pero siguen las controversias en su financiamiento, ubicación y asistencia legal.
La abrumadora llegada de migrantes provoco un desbalance en el presupuesto de Illinois y particularmente en Chicago como ciudad santuario. Incluso, ha despertado descontento entre la comunidad inmigrantes ya establecida, ya que cada uno se ha valido por sus propios medios para sobrevivir. Aunado a eso, esta la inconformidad donde se pretenden instalar carpas temporales o “campamentos base”.
El documento de presentación de los nuevos migrantes son los menores de edad, gente de edad avanzada y personas con alguna condición médica. Por supuesto están los de edad laboral que gobierno federal deberá darles permisos de trabajo y ayuda económica para una vivienda, como sucede, mientras se establecen e inician su ‘sueño americano’.
No jalen que descobijan
Solo que, para darles una atención a la altura de una ciudad de primer mundo humanista, se requiere de un presupuesto y este no estaba humanamente calculado y menos aprobado, aun así, hay que extraer recursos que estaban destinados para los locales con o sin papales.
Así que, parte de esos recursos fueron jalados para cubrir las necesidades de los nuevos migrantes. Cuando el alcalde de Chicago Brandon Johnson había dicho: “nunca sacrificar las necesidades de los habitantes de Chicago en apoyo de aquellos que desean convertirse en habitantes de Chicago”. Pues va a descobijar a otros en pleno invierno, ya que hay “finite resources”, como una funcionaria de la alcaldía señaló.
Los nuevos cambios
Ciudad santuario para inmigrantes indocumentados consistía básicamente en poder utilizar servicios, tener licencia de manejo y no ser acosados por la policía de la ciudad. El concepto de asilo le da un giro, aunque el motivo sea el mismo: ‘una mejor vida’.
Los cambios consisten en los días que se les dará refugio en instalaciones de la ciudad: 60 días. Los avisos de desalojo se darán de manera escalonada conforme fueron llegando. La urgencia de hacer cambios es para no dejarlos en estaciones de policía, aeropuertos y en el peor de los casos en la calle ahora que esta por llegar el frio inclemente.
Hay inmigrantes que ya tienen más de un año ocupando departamentos pagados por la ciudad y no han podido valerse por sí mismos. Así que limitarlo a dos meses no tiene sentido. Según el alcalde deberán de regresar a su “zona de arribo” ¿aeropuerto? ¿calle? ¿frontera?
Autobuses clandestinos
El alcalde para controlar el arribo de más “autobuses clandestinos” como los llamó, en los que son transportados los inmigrantes propone poner a personal del ayuntamiento que al bajar del autobús sugerirles otro destino que no sea Chicago con gastos pagados. Además, multar a los transportistas.
Otra portavoz del alcalde para justificar los cambios dijo “Simplemente somos responsables y decimos: ‘Esto es lo que tenemos’. Averigüemos cómo podemos utilizarlo con sensatez”.
O sea, los recursos, aunque parezcan muchos, no son suficientes ante el arribo de tantos “clandestinos”.