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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
Yo no había nacido cuando la sangre universitaria tomaba las calles del entonces Distrito Federal, eran los días previos a Tlatelolco, tiempos de derramar orgullo, los chavos sentían estar de lado de la historia, rebeldía que alimentaba las dosis de adrenalina, Goya, Goya, Goya. Muchos no habíamos nacido, pero el hierro se puso al rojo vivo y nadie nos quitó el tatuaje del 68…la piel nacional se erizo e hizo propia la lucha, los crespones negros se levantaron, hubo luto por los masacrados en la plancha de las tres culturas. Desde el poder presidencial aprendieron a no meterse con la UNAM, los héroes, con apenas 18, 19 o 20 años, dieron a cambio de sus sueños, la vida, y los miserables como Díaz Ordaz o Echeverría se largaron al basurero de la historia.
La defensa de la autonomía costo mucho, pero nadie dudaba de que atentar en contra del universo de las ideas libres tenía su precio.
Hoy, la memoria es puesta a prueba, la universidad nacional autónoma de México entra al túnel de donde es posible sea secuestrada, los años de lucha y de defensa terminarían siendo llevados a la fosa común. Lo que alguna vez fue terremoto estudiantil hoy es un triste acto de entrega, la violación permitida por parte de un puñado de enemigos de la UNAM, quienes prefieren no incomodar al moderno Díaz Ordaz y optan por llevarle la cabeza del puma en charola de plata .
La junta de gobierno de la UNAM parece ser uno de esos vestidores deportivos en dónde se mañana los partidos, haciendo uso del sobado guion de la paridad (que no independencia) y hacer llegar a rectoría a alguien que no está constituida para la defensa de la autonomía, sino más bien, para cerrar el acto de entrega-recepción planeado por esos lobos con piel de puma.
Graue no quiere dar la batalla, no lo hizo antes, no lo hará ahora, la mayoría de los miembros de la junta de gobierno traen playera morena, Graue sigue los pasos de cualquier gobernador del PRI, está listo para entregar a quienes gobierna.
¿Cuántos ex rectores que han muerto estarán retorciéndose en sus tumbas?
¿Cuántos sobrevivientes del 68 soltarán el llanto una vez que el mandatario termine de colonizar un territorio que está en vías de ver perder su autonomía, sus libertades su grandeza?
¿Dónde está aquella semilla de rebeldía, de sana rebeldía, que incendiaba el pecho de los estudiantes cada que «la bota de un granadero» osaba pisar suelo universitario? Hoy no son los escudos y toletes queriendo entrar a rectoría, hoy es desde la propia rectoría y esa mafia de batas blancas las que buscan entregar las llaves a los creadores de las universidades del bienestar.
¿Entenderán esto los jóvenes espíritus que cursan en sus aulas? La recia comunidad académica ha callado ante esto, tal vez contagiados por el temor a perder sus empleos.
El sindicato, muy apto para no perder privilegios y los incontables negocios que realizan con plazas, se encuentra acobardado, sabedores que con morena llegarían unos peores y más ambiciosos que ellos mismos.
La UNAM ha significado para México una matriz de progreso , amortiguador de grandes sectores sociales ,los más bajos y que de ahí mismo salen esos jóvenes buscando cambiar el destino propio y de su familia . La UNAM es progresiva ,nunca conservadora , es de batallas intelectuales y nutre con sus brazos de investigación enormes campos científicos ,económicos y sociales.
Meterle reversa por que se encuentra en el mapa de una falsa » transformación» es como borrar a el aparato de justicia e instalar de nueva cuenta a el santo oficio.
Lamentablemente, el puma, está por entrar a la lista de las especies en peligro de extinción.
¿En serio, Patricia Dávila, de la UAM y por instrucciones de López Obrador, a rectoría? ¿Y los méritos, el conocimiento de las leyes , la firmeza para defender la autonomía ante el inminente desmantelamiento?, ¿y dónde está la sangre azul y oro ? O ¿ya corre atole por las venas?
