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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS
El 27 de marzo de este año, 40 seres humanos murieron quemados en la estación migratoria de ciudad Juárez, Chihuahua…siete meses después Francisco Garduño continúa cobrando como comisionado del instituto nacional de migración. A pesar de la crudeza de la tragedia y todo lo que se destapó, el ritmo de desgracias no para. Los migrantes que ya no solo tienen su paso por México, sino en su nueva estancia continúan alimentando una borrosa demografía. En Ciudad Juárez se ha perdido el registro de los que llegan, son miles y con ello se fortalece el tapón de urgencias que reclama por soluciones. Culpar a los EUA de lo que ocurre es ya inútil, desconocer la realidad que golpea en nuestro propio suelo no hace más que dejar que esta situación siga pudriéndose.
Pero quitemos la vista del norte, vayamos a aquellas avenidas o calles de la ciudad de México que hoy son el nuevo campo de refugiados, base para dormitorios y para pedir dinero de decenas de familias de venezolanos, colombianos, haitianos, salvadoreños, hondureños …banderas de centro américa que deambulan en esta variante de mundial de pobreza y desesperación.
En la central de autobuses del norte, en avenida cien metros, zona norte de la capital, podemos retratar la hilera de casas de plástico y cartón recargadas sobre los muros del metro. Ahí, en medio del camellón viven como pueden, hacen sus necesidades como y en dónde se pueda, comen de lo que se pueda, se bañan (un lujo) cuando se pueda…un flashazo de aquellos campamentos de damnificados de los sismos, solo que ahora sin filas de manos que les den un café o una torta, una manta o un rezo.
Y aunque el auxilio se lo dan algunas buenas almas que les llevan despensas, es momento en que ninguna autoridad mexicana se ha asomado para buscar resolver esto, las autoridades migratorias son inexistentes, y no por que se busque su expulsión, sino porque es notoria la falta de interés de nuestras autoridades para alcanzar un nivel humanitario que mitigue la dolorosa situación de estas familias.
Ellos seguirán llegando, el sur del país es un poro abierto, México ya es lugar de residencia para los migrantes. ¿Qué ruta tomará el gobierno?, ¿qué propone el hombre de las llamas, Francisco Garduño? El gobierno federal ha pasado de aquel discurso populachero del «bienvenidos y aquí los recibimos” a el de un grosero autismo en el que optaron por dejar en manos de los criminales la suerte y vida de los migrantes o algo mucho peor, meterlos en jaulas para que en un acto criminal de descuido terminen hechos cenizas.
Yo no sé a UD qué le pase por el corazón, pero duele ver a tantos niños y niñas asesinados en guetos, seres humanos que no pidieron esta vida, ni sus padres, y que hoy son extranjeros en una nación que no alcanza por sí misma a resolver sus problemas.
¿Qué va a suceder con ellos una vez que sea un ejército, ahora sí, incontrolable?
