ROBERTO VIZCAÍNO
En los siguientes 30 días veremos uno de los procesos de negociación y asedio políticos más tensos y con consecuencias mayores que se hayan vivido en este sexenio.
Todo es cuestión de tiempos constitucionales.
Y es que por norma el Presupuesto de Ingresos deberá ser aprobado este viernes 20 de octubre en San Lázaro, para que el martes 31 sea tramitado en el Pleno del Senado.
El de Egresos -que es facultad exclusiva de Cámara de Diputados- deberá salir con fecha limite el miércoles 15 de noviembre.
Todo el paquete presupuestal para 2024, para ser operado y aplicado durante el último año del presidente Andrés Manuel López Obrador, deberá estar listo en esas fechas para ser publicado a más tardar el lunes 20 de noviembre en el Diario Oficial.
MARCELO Y RICARDO EN EL OJO DE ESE HURACÁN
Hoy como no había ocurrido nunca antes, los escollos a superar por el presidente López Obrador y su equipo financiero, político y legislativo, pero sobre todo por él mismo, están dentro de su círculo más cercano.
Esos escollos son Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, quienes fueron sus quizá dos operadores más sobresalientes.
Ricardo Monreal logró aprobarle en el Senado prácticamente todas sus reformas constitucionales y nombramientos, a pesar de que algunos verdaderamente fueron una ofensa a las áreas e instituciones a que fueron a dar.
Uno de esos nombramientos casi provocó una revuelta y golpes entre los legisladores de Morena y oposición: Rosario Piedra, como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Desde entonces esta institución quedó anulada.
Otro paso exitoso del zacatecano fue la aprobación por unanimidad de la creación de la Guardia Nacional.
Así Monreal logró sacarle adelante a AMLO todos sus caprichos legislativos con lo que pensaba haberse ganado la posibilidad de competir seriamente en su sucesión.
Como Marcelo, Ricardo se equivocó totalmente como si fuesen chamacos de kinder.
El zacatecano y Ebrard fueron usados por AMLO para validar su dedazo sobre Claudia Sheinbaum,
Ricardo fue además dejado fuera al último minuto de la posibilidad de competir por la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
Hoy, después de ser muy activo en medios durante 5 años, Monreal ha desaparecido de redes, diarios y noticiarios de radio y TV.
Marcelo es otro caso. El excanciller -que le operó exitosamente a AMLO la relación con Donald Trump y luego con Joe Biden y con el resto del mundo y además consiguió vacunas durante los años de la pandemia de Covid- sí protestó, y advirtió y evidenció y denunció el proceso fraudulento en que AMLO envió a Mario Delgado a utilizar cínicamente recursos de los programas de Bienestar y otros de origen desconocido para colocar cientos de espectaculares en favor de Sheinbaum por todo el país.
Para que al final, el 6 de septiembre anterior, la exjefa de Gobierno de la CDMX fuese declarada la virtual candidata presidencial de Morena, PT y Verde y ser ratificada por López Obrador con la entrega de un bastón de mando que sacó quien sabe de qué ritual o manual para simular una transferencia de poderes metaconstitucionales.
Todo eso a contrapelo de las denuncias y reclamos públicos de Marcelo, quien exigió suspender, anular y reponer el proceso.
¿SE ATREVERÁ EBRARD?
Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió su sucesión a inicios de julio de 2021, con 3 años de antelación, Marcelo Ebrard inició la tarea con miras a ganar.
Organizó a su círculo interno, a sus operadores, y a sus representantes en cada uno de los 300 distritos y cinco circunscripciones que existen electoralmente en el país.
Y comenzó a hacer alianzas y a sumar adeptos, a convencer a no pocos que él sí tenía posibilidades de ser el sucesor de AMLO.
Y se ganó el apoyo y adhesión de -dicen- unos 40 o 60 diputados de Morena, PT y Verde, y de algunos senadores.
En aquellos inicios, un día se apareció Marcelo en una casa de Ricardo Monreal en la campiña zacatecana para un encuentro de horas. ¿Qué negociaron, qué convinieron entonces? Sólo ellos lo saben
Pero en ese momento -hasta hoy- Ebrard y Monreal son quienes más experiencia política y electoral, de manejo de Poder, acumulan dentro de la llamada 4T. Tanto o más que Andrés Manuel López Obrador.
Es así que en los siguientes 30 días quizá veremos movimientos, decisiones que impactarán determinantemente en las elecciones presidenciales y generales de 2024 -hablo por ejemplo de la integración que tendrán las cámaras de Diputado y Senadores a partir del 1 de septiembre próximo- y en el ambiente en que AMLO cumplirá su último año en Palacio Nacional.
Y es que, como ya lo hemos apuntado en este espacio, Marcelo (y Ricardo) cuentan con los diputados federales suficientes -entre 40 y 70, o más- con lo cual podrían modificar el Presupuesto de Ingresos y sobre todo el de Egresos para 2024.
Ese paquete presupuestal se aprueba por mayoría simple, de 251 diputados. Morena, PT y Verde (o sea, AMLO y ahora Claudia) cuentan con 275 diputados mientras que el Frente Amplio Opositor (PAN, PRI, PRD y MC) con 222.
En este contexto los diputados de Marcelo (y los de Ricardo) son los que pueden reorientarlo y decidirlo todo dependiendo como voten o jueguen, de si se quedan o si se salen a la hora de la aprobación.
Hoy Ebrard -traicionado por AMLO- juega ya para su futuro no el de AMLO y menos para el de Claudia (y quizá Ricardo también), así que en los siguientes 30 días veremos hacia dónde apuntan sus decisiones.
Con el Presupuesto como ficha de cambio… o de presión. Yo creo que este escenario siempre fue previsto por el excanciller, y por Ricardo. Tienen demasiado colmillo como para no haberlo visto. Van por arrebatarle la sucesión a su examigo y exaliado López Obrador.
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