MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Por esas cosas raras de la vida…
Nuevamente los mexicanos presenciamos el desfile de quienes se aprestan al sacrificio por la patria y nos recetan más de lo mismo: reparten espejitos y promesas.
Y nosotros, crédulos en espera del maná que nos caerá del cielo, el mismo miércoles 2 de octubre de 2024, un día después de que quien suceda al licenciado presidente rinda protesta en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Si el destino lo permite.
A ver si ahora sí.
Porque el licenciado López Obrador prometió que, por citar una oferta de campaña, bajaría el precio de la gasolina, al día siguiente de rendir protesta; quizá podría disculparse porque fue domingo el 2 de diciembre de 2018.
Pero aquí no pasa nada. Y pasa todo.
Dígame lo contrario. Si después de haber vivido bajo el gobierno del partidazo hegemónico y luego un breve experimento azul, que nos echen a la más pintada o pintado de los políticos por otros seis años como Presidente o Presidenta de la República.
¡Total!
Si sobrevivimos al gobierno de ocurrencias, venganzas, rencores, linchamiento, insultos, persecución contra opositores y la mentira cotidiana como acto de fe, la negación de la verdad y la enjundia de un pecho que no es bodega, aunque tiene marcapasos y se comporta como el justiciero solitario.
Bueeno. Es un decir, porque tiene un gabinetazo mimetizado, como Hugo López-Gatell y el Sherlock Holmes de petatiux encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera y el escritor, guionista y poeta Chucho Ramírez, amén del gerente del Corporativo Morena, que bailan al ritmo que les toque la chirimía desde Palacio.
¡Ah!, también patriotas dispuestos al sacrificio como el licenciado Zoé Robledo que fue hasta la oficina del licenciado Andrés Manuel I para informarle que, pensándolo bien, mejor se queda a cobrar lo que resta del casi sexenio –durará cinco años y diez meses– como director del IMSS y de plano abandona el sueño guajiro de la gubernatura de Chiapas.
Por los rumbos del Senado, en la oficina del presidente de la Junta de Coordinación Política se escuchó una carcajada de bienvenida a la decisión del joven Zoé. ¿A poco no?
Pero. Estábamos con esas cosas raras de la vida.
Y hace unos días, llegaba a mi residencia tipo californiano, sin escoltas ni PB en patrulla con torreta encendida –que conste para hechos— y me detuvo una señora ataviada con chaleco y sombrero de tela para protegerse del Sol, pero estaba nublado.
–¿Le puedo robar unos minutos?—me planteó.
–Pues lo que se dice robar, sólo minutos traigo encima—pensé y accedí. Recordé aquellos días en que me ganaba la chuleta chambeando para Radio Centro, aunque no como reportero: era encuestador y preguntaba casa por casa: ¿qué estación escucha? Y pegaba diminuta calcomanía en el cuadrante para identificar a la estación.
Había señoras, las menos, que sabían la respuesta y contestaban: “oigo Radio Centro”, con una tonadita pegajosa.
Las más, de plano se disculpaban porque estaban en la talacha y escuchaban otra estación, pero –he ahí mi servicio comunitario– si eran de escasos recursos les refería: si viene una persona a verificar si usted escuchaba Radio Centro cuando la entrevisté, dígale que sí. Y les entregaba un obsequio, modesto pero regalo al fin.
Entonces, a la señora que me proponía robarme unos minutos respondí a una batería de preguntas. Me dijo que iba de una encuestadora medio fifí, aunque no se identificó.
El caso es que la mayoría de las preguntas llevaban el sello de la 4T. Que si sabía quién es Claudia Sheibaum, que si había escuchado los nombres de Ricardo Monreal, Adán Augusto y Marcelo Ebrard, por ahí como no queriendo mencionó al culto lingüista Gerardo Fernández Noroña y al verde fortachón Manolito.
Y, elemental.
–De entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez ¿por quién votaría?
La otra.
–Entre Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández ¿a quién prefiere como candidato?
Por supuesto, pidió mi opinión del gobierno de Su Alteza Serenísima.
–Del 1 al 10, en el que 1 es muy bueno y el 10 muy malo, para usted cómo ha sido el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador—me preguntó.
–¿En su tablita no hay calificación de 15 o 20?—dije a la señora que tímidamente sonrío por la puntada y luego me la cobró:
–Pero la inseguridad viene de los gobiernos del PRI y del PAN—no soportó reservar su filiación pero calló cuando le recordé que este gobierno lleva cinco años sin hacer absolutamente nada y le referí lo ocurrido con los muchachos en Lagos de Morena, Jalisco.
¡Claro! Preguntó qué opinaba de los cinco años de gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum
–¿Usted se siente segura en su colonia; se atreve a caminar por sus calles de noche?—le pregunté y dudó en la respuesta, dijo que pues sí, le daba un poco de temor.
¡Recáspita, Solín!
Probablemente, muy probablemente, a alguno de mis 15 lectores también le ha sorprendido una encuestadora/encuestador con las preguntas de moda, rumbo a la definición de los coordinadores del Frente Amplio por México y la Defensa de la 4T.
Son las canijas encuestas que un día dan como favorita o favorito a alguno de los aspirantes del PRI, PAN, PRD, Morena, PT y PVEM, pero al siguiente los cambian totalmente. No pos sí.
Desde ayer sólo quedan en el ala opositora Beatriz Elena Paredes Rangel y Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz; en la esquina oficial la doctora Sheinbaum Pardo, el barítono Adán Augusto López Hernández, Marcelo Ebrard Casaubon y Ricardo Monreal. El resto es música de acompañamiento.
¿Hay algo nuevo en la contienda?
Son igualitos, igualitos, madrazos y descalificaciones que se acomodan mediante eufemismos y abrazos que llevan el puñal para clavarlo en la espalda. “Yo no hablaría mal de Marcelo…”, dijo la doctora Sheinbaum y repitió lo mismo con los casos de Adán Augusto y Ricardo Monreal, quien por cierto ha sido la voz moderada, conciliadora. Pero…
Todos, eso sí, quieren la nominación a la Presidencia de la República. Unos en busca del Vellocino de Oro perdido en las urnas en 2018; los otros con el ánimo de mantener el poder por obra y gracia del Duce que dice que no hay dedazo pero su dedito lo desmiente, convertido en comandante en jefe de la campaña de la princesita.
Bueno, bueno, también de pronto se acuerda de los otros, e incluso evitó palabras como las que acostumbra para llamar la atención a Marcelo por esa denuncia que hizo por el uso de la Secretaría del Bienestar y de recursos públicos para apoyar a la doctora y le atañe expresamente como jefe del gabinete.
Pero. ¿Qué hay de nuevo?
Será el número de aspirantes en esta sucesión adelantada y su abierta disposición a torcerle el brazo a la ley electoral, importándoles un pito las sanciones del INE y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en nado sincronizado con el licenciado presidente que está empecinado en desbarrancar de la contienda a la ingeniera Xóchitl Gálvez.
Porque lo nuevo es, en todo caso, que Xóchitl se alza como la piedra en el zapato de Su Alteza Serenísima. Misógino como es, consumado antifeminista que no admite el éxito de la ingeniera.
Sí, Xóchitl está perfilada. Seamos serios. ¿Aquí no pasa nada? Ya está pasando, aunque sea gerundio. Si ya saben cómo es, para qué la convocan. ¡Recórcholis, Drakko! Digo.
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