MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Momento, momento, señoras y señores. ¿Quién comenzó la broma?
Veamos.
Seguramente sabe usted quién dijo lo siguiente, el pasado martes 11 de julio, es decir, hace dos semanas:
“(…) si no les funciona el tema Xóchitl Gálvez muy probablemente apuesten por la violencia».
Además, denunció que, el Frente Amplio por México, plantea su propio plan nacional, una estrategia golpista que es “sicarios más noticiarios” y «busca desestabilizar» sobre todo, a través de campañas mediáticas y de hechos delictivos.
¿Quién fue?
Ni más ni menos que Rafael “El Fisgón” Barajas Guzmán, reconocido caricaturistas que devino en ideólogo e intelectual orgánico de la 4T y encabeza un programa en TV Once, cuyo guion se enriquece con entrevistas a modo para descalificar e insultar cuanto burlarse de la oposición.
Es una de las piezas del sistema público de radio y televisión que hace abierta propaganda a favor de Morena, su causa, sus hijos e hijas predilectas y, por supuesto, en primer lugar del licenciado presidente.
Por eso, por eso…
Quien reparte culpas, es el mismo que esconde la mano después de tirar la piedra y se victimiza y engaña.
Sí.
Engaña como ha engañado todas las mañanas desde el lunes 3 de diciembre de 2018 cuando desde su pecho que no es bodega desparramó sus rencores y ofreció el cadalso para los corruptos pero sólo los tocó con decibeles discursivos, amenazas que se quedaron en eso: amenazas.
Y un par de sus simpatizantes fundamentalistas dieron la pauta para bordar el escenario de un atentado a la nominada por el Frente Amplio por México.
Fue lo que semejaría un chistorete.
Broma macabra que hasta el ínclito Pablo Gómez y Álvarez atizó la advertencia esgrimida por el caricaturista Rafael “El Fisgón” Barajas Guzmán, en los términos citados durante la presentación de la conferencia “Combate a la corrupción”.
Disertación dictada ante jóvenes que aplaudían las exquisiteces verbales del intelectual Barajas y las revelaciones del inspector Gómez y Álvarez, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, brazo de la 4T que mueve el tapete y tintinea las llaves de la crujía, a opositores incómodos, como Xóchitl Gálvez, mediante la filtración de sus cuentas empresariales, bancarias y movimientos financieros. ¡Sopas!
Entonces…
Violencia e inseguridad, libre paso al crimen organizado, descontento por la falta de medicinas y la pésima atención del servicio médico, obras suntuosas que devoran al presupuesto restándole atención a la educación pública y etcétera, etcétera.
¿Quién ha generado este escenario de linchamiento contra los opositores y propiciado al alto riesgo de incendiar a la pradera con cualquier chispazo?
¡Ja! Usted lo sabe.
Desde el púlpito de la mañanera el licenciado presidente, en calidad de comandante en jefe de Morena, emprendió la operación tendente a descalificar a la oposición y comenzó por los reporteros, los periodistas y aquellos llamados líderes de opinión.
Chayoteros, vendepatrias, pasquineros, alquilados al servicio de los neoliberales y conservadores, mentirosos y ardidos porque les retiró los jugosos negocios y apoyos millonarios y etcétera.
En suma, presentó a los periodistas en sociedad como faltos de credibilidad, poco o nada confiables. Y los periodistas asistentes a la mañanera en los albores del sexenio lopezobradorista fueron insultados en la calle.
Lo demás fue escalar desde la Presidencia de la República, en esa tarea de negar la realidad aunque se presente con pruebas en los medios de comunicación impresos, digitales, electrónicos dentro y fuera del país.
Y he ahí que, contra la prensa y líderes de opinión, en redes y medios afines al oficialismo, como orden que se acata sin chistar, se soltó esa singular jauría de la que buena parte se asume periodista porque tiene un celular, saca fotos, las sube a redes y vomita disparates, denuestos contra los periodistas.
Esto es público, señoras y señores.
Hoy, el escenario descompuesto con la sucesión presidencial adelantada, a la opinión de varios colegas considerados líderes reconocidos y respetados, han sido acusados de generar un escenario en el que se atentaría contra la vida de Xóchitl Gálvez y el responsable sería Andrés Manuel López Obrador.
¡Zaz, Kalimán!
Estarían en nado sincronizado, como dice la señorita lectora del guion de ¿quién es quién, en las mentiras de la semana?
¿Complot? ¿Conjura? ¿Conspiración?
Llámele como usted quiera, pero es evidente que el licenciado y sus corifeos fundamentalistas fueron tocados en la sensible memoria que les recordó la magia del bumerang. Y reaccionaron furibundos, alterados.
No es nueva la descalificación antes de la evaluación en la mañanera. ¿Es seguro caminar por el país?
¿El México de 2023 es diferente al México de 1994?
En aquel año maldito del siglo pasado, la lucha por la Presidencia descompuso el escenario político y se dieron las condiciones para asesinar a dos connotados políticos, uno de ellos candidato presidencial; un año antes, el 24 de mayo de 1993, la disputa entre dos cárteles del narcotráfico posibilitó el homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
En 2023, con la sucesión presidencial adelantada, 12 aspirantes de la oposición y 6 del oficialismo han calentado el escenario y de pronto aparecen grupos que agreden verbalmente a la puntera opositora Xóchitl Gálvez.
Y el crimen organizado, de acuerdo con información de la Defensa estadunidense, controla a buena parte del país y, en muchos casos, es el poder fáctico. México se volvió inseguro y la violencia registra, entre diciembre de 2018 y mayo de 2023, más de 156 mil homicidios dolosos.
Dicen los defensores oficiosos del licenciado presidente y, por ende, de la 4T, como el culto revolucionario Epigmenio Ibarra, que el país está en paz y se respira libertad.
No, no se ría, seguro que Epi no ha ido a Chilpancingo ni a Uruapan o Fresnillo ni Guaymas o Ciudad Juárez y Tijuana.
Solo para recordar a estos defensores de la democracia modo 4T.
El lunes 3 de diciembre de 2018, respecto de un video que supuestamente subió a redes el PAN, en el que lo vinculan con Hugo Chávez, Nicolás Maduro y hasta Stalin y Hitler, el debutante López Obrador consideró sin aspavientos:
“Está bien eso, que empiecen a ser oposición, eso está bien. Es un buen ejercicio. Llevan tiempo sin ser oposición (…). Entonces qué bien que ahora estén retomando sus orígenes como partido opositor y siempre van a tener nuestro respeto y no va a haber censura, vamos a garantizar el derecho a disentir.
¿Y?
Ayer 26 de julio de 2023, de la versión de líderes de opinión respecto del riesgo de que haya un atentado contra Xóchitl Gálvez por el clima que priva en el país, el licenciado López Obrador reaccionó molesto y, sin pruebas, acusó:
“(…) quienes impulsan esta campaña, esta guerra sucia, pues son personajes muy vinculados a Salinas de Gortari, al grupo de poder económico y político que dominaba México, que se sentían dueños de México. Esa es una característica, un distintivo: su vinculación a la oligarquía corrupta que dominaba nuestro país”.
¿Quién sembró la perversa advertencia?
Será que El Fisgón y el inspector Gómez dobletean y operan como heraldos del Frente Amplio por México porque, como dice el Duce Andrés Manuel I “(…) es que casi todos recibían dinero del gobierno anterior, y eso los tiene muy molestos porque no les están saliendo las cosas (…) están desesperados y es importante que se sepa que son capaces de mentir, de calumniar y de crear ambientes enrarecidos”. ¡Recontracáspita, Drakko! Digo.
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