YANETH TAMAYO ÁVALOS
SemMéxico, Querétaro, Querétaro. Desde el 2020, la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa que establece el derecho al cuidado digno y la creación de un Sistema Nacional de Cuidados.
Mediante este sistema, se pretende garantizar los derechos de todas aquellas personas que brindan y necesitan cuidados, esta acción se traducirá en un beneficio colectivo que transformará las condiciones socioeconómicas; en especial, las que tienen que ver con la protección y seguridad social, cuidados infantiles y otros servicios que generalmente no son accesibles y no generan una retribución.
Sin embargo, dicho proyecto, aunque es impulsado por la organización de la sociedad civil y legisladores de diferentes bancadas, se encuentra congelado desde el 2021 en la Cámara de Senadores.
En un país cuyo cambio demográfico, impacta en su mayoría a mujeres, infantes y personas mayores, existe la necesidad de implementar un sistema de cuidados y de procuración de bienestar.
Fenómeno del cuidado
La provisión de cuidados, se refiere a la atención social, física, psíquica y emocional que se brinda a las personas. En especial a infantes, enfermos (temporales o permanentes), personas con alguna discapacidad y adultos mayores.
Estos cuidados pueden asumir distintas características, dependiendo del ingreso económico, que van desde formas voluntarias hasta profesionales, remuneradas o no.
A pesar de la importancia para el sostenimiento de la vida, el trabajo de cuidados sigue siendo invisibilizado y vinculado a una responsabilidad exclusivamente femenina y proporcionado en condiciones precarias.
En México, esta situación acentúa la desigualdad en poblaciones con mayor incidencia de pobreza e inequidad social, en especial, en mujeres adultas, quienes llegan a acumular enormes desventajas por su condición de edad, clase social, raza, etnia, género, discapacidad, dependencia y otras.
¿Quiénes procuran el cuidado?
Las mujeres son quienes en la mayoría de las veces proveen de cuidados sin remuneración alguna, y en ocasiones, en detrimento de su propia salud, se enferman y envejecen al cuidar de otros.
La Encuesta sobre el Costo de los Cuidados a Personas Vulnerables 2017, muestran que las cuidadoras de personas mayores son principalmente las hijas (45.4%) y las esposas (28.4%); en la mayoría de los casos (88%) realizan esta actividad diariamente. *
Además, la Encuesta Nacional Sobre Uso del Tiempo 2019, señala que los hombres dedican el 69 por ciento de su tiempo al trabajo para el mercado, mientras que las mujeres dedican el 67% de su tiempo al trabajo y al cuidado no remunerado de los hogares.
En cuanto a las actividades productivas no remuneradas, que se refieren a la preparación de la comida, lavar y planchar la ropa, limpiar la vivienda, hacer las compras y pagos, así como reparaciones y tareas de mantenimiento menor en el hogar. Los hombres emplean 11.8 horas a la semana, mientras que las mujeres usan 31.4 horas.
Con relación al tiempo empleado para proporcionar cuidados no remunerados a las niñas, niños, personas mayores, con cuidados especiales, y demás integrantes del propio hogar, así como a personas de otros hogares. Los hombres invierten 6.3 horas al día, mientras que las mujeres ocupan 13.5 horas. **
Lo anterior, sin contar el tiempo invertido por cuidados pasivos (actividad simultánea o secundaria en que se está al pendiente o al cuidado de otra persona mientras se realiza otra actividad principal).
Hay que mencionar, que las mujeres, al convertirse en el principal o en una de las principales proveedoras económicas y de cuidados, son quienes llevan el mayor peso del sostén económico de las familias, ligado a su propio cuidado.
Motivo por el cual, continúan asumiendo la mayor carga de responsabilidades de cuidado en detrimento de su crecimiento personal, profesional y económico.
Si estas actividades, realizadas por mujeres (98%) se contabilizaran dentro de la economía formal, tendrían un valor de 6.8 billones de pesos, lo que representaría el 27 por ciento del PIB nacional, además, si se regulara se generarían más de 6.5 millones de trabajos y se contribuiría a la eliminación de la precarización femenina.
Cómo percibimos los cuidados
En México, son principalmente las mujeres en edad avanzada las que cuidan, sin remuneración económica ni social. Se cree que se cuida por la reciprocidad, los lazos familiares de lealtad, el amor y el cariño hacia la o las personas dependientes, pero esto no siempre es así.
Existe una naturalización del cuidado femenino, que se percibe como una labor individual e implícita, en donde el entorno familiar traslada la obligación de cuidado a las mujeres de su núcleo (hijas, hermanas, madres y abuelas), debido a su condición de “ser mujer” y la calidad de sus cuidados. Estas acciones se fundan en una falta de equidad familiar y económica, causada por la desigualdad de género.
Además, prevalece una fuerte tendencia familista en cuanto a la responsabilidad del cuidado en la vejez y, al mismo tiempo, un vacío en las políticas sociales que apoyen a las familias cuidadoras, sobre todo a las mujeres, que son quienes dan respuesta a las necesidades de cuidado que el Estado no provee.
Para concluir
Los cambios en el sistema económico, el acceso limitado a los sistemas de cuidados privatizados y el acelerado proceso de envejecimiento, son factores que han afectado directamente la forma en que se proporciona y se recibe el cuidado, dejando en desprotección a miles de personas y familias.
De ahí que, sea necesario el reconocimiento del cuidado como un derecho fundamental que requiere ser redistribuido y construido bajo una responsabilidad colectiva y no bajo una consideración exclusivamente privada.
Urge la formulación de políticas y leyes con perspectiva de género que garantice la corresponsabilidad entre las familias y el Estado, en especial, de este último, quien puede compensar la desigualdad con protección social y servicios especializados de cuidado accesibles.
Las familias necesitan estancias infantiles, escuelas con horarios extendidos, centros de cuidado para personas mayores y con discapacidad, servicios de rehabilitación, médicos y de enfermería.
* https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-25032021000300547&script=sci_arttext_plus
**https://www.snieg.mx/Documentos/IIN/Acuerdo_12_II_2022/pres_enut_iin_cesnids20sept_rev_vpids_inegi.pdf En los últimos dos desagregados se incluyen infantes mayores de 12 años como provedores de cuidado y trabajo domestico.