CARLOS RAMOS PADILLA*
Muy a pesar de los festejos presidenciales por “sus logros” la pobreza, la miseria en el país se ha incrementado aún con la vergonzante presunción de la llegada de más remesas. El drama del hambre y desempleo ha pegado a muchas familias. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social informó que sólo en los dos primeros años de gobierno de amlo, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en extrema pobreza. México ocupa el lugar 49 de 111 paises con un 7.39 por ciento de pobres. Los Estados que sobresalen son Chiapas, Guerrero y Oaxaca, por la suma de más indigentes. Las dádivas no han sido ni siquiera suficientes para clamar el hambre. La llamada brecha laboral se estableció en un 18.2% en mayo pasado lo que significa que 11.9 millones de mexicanos urgen por encontrar un trabajo. En Palacio Nacional se jactan de haber logrado mayor número de plazas laborales cosa que merece dos comentarios: es la iniciativa privada la que genera empleos, ni el gobierno, y dos los salarios son mínimos, insultantes. Los indicadores más amplios de la necesidad de empleo, se ubicó en mayo en 18.2% la cifra más alta desde septiembre de 2022 según registros de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. El reporte contempla a las personas que están abiertamente desocupadas, a las inactivas pero aptas para trabajar y a las subocupadas. En pocas palabras, en estos momentos 11.9 millones de mexicanos urgen de un trabajo. Entonces vemos qué hay dos políticas públicas que no han tenido los resultados ni esperados ni prometidos: “abrazos no balazos” y “primero los pobres. Se entiende entonces la confesión presidencial cuando amlo sostuvo que a los pobres se les usa como estrategia política. Para el mes de febrero del 2020, antes de la nociva presencia de la pandemia en el mercado laboral, la necesidad de empleo abarcaba al 19.7% de la fuerza de trabajo potencial. Entonces la brecha laboral alcanzó un máximo histórico de 52.9%. Más grave aún es que apenas hace dos meses la pérdida de empleos llegó a 600 mil puestos de trabajo. El panorama es muy oscuro cuando a esto sumamos que debido a la determinación presidencial de fronteras abiertas el número de desocupados e indigentes extranjeros, la mayoría ilegales, llegados en caravanas desde el centro y sur de America se han asentado en varias ciudades solicitando apoyos y limosnas en la vía pública sin siquiera intentar colocarse en un empleo temporal. A un año del cierre de sexenio estás no son malas noticias, son pésimas para un gobierno que llegó al poder primero la Ciudad de México y luego a nivel federal empujando a los Moo re como prioridad.
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio