EDGAR GONZÁLEZ MARTÍNEZ
De acuerdo con un oportuno análisis realizado por Infosecurity Mexico, hay dos esquemas de fraude, por lo menos: el robo de identidad y la creación de identidades sintéticas, ambos se usan para solicitar algún tipo de crédito o tarjeta bancaria, y su daño es tal que, por cada dólar involucrado en un caso de fraude de identidad, las instituciones crediticias pierden hasta cuatro veces el valor nominal en cada operación financiera.
La diferencia entre ambos tipos es que el robo de identidad se configura cuando el delincuente obtiene datos financieros y de identificación de alguna persona, con lo cual pueden usurpar la identidad de alguien y solicitar algún tipo de crédito o producto financiero, abrir cuentas bancarias o tener acceso a una cuenta de un tercero. ¿Quién paga los daños? El afectado por el robo.
En cuanto a las identidades sintéticas, se elaboran mediante la combinación de información real de uno o varios individuos, con datos de empleo, residencia, estados financieros, junto con datos falsos para buscar obtener algún bien, un crédito o un servicio que no podría obtener de manera legal o normal. Se trata de identidades falsas, nuevas.
En cualquier caso, el daño es significativo. A nivel global, el estudio arrojó que el 26% de los bancos encuestados y 17 % de fintech reportaron más de cien incidentes de fraude de identidad en el 2022, de acuerdo con expertos en delitos en servicios financieros de Australia, Francia, Alemania, Reino unido, Estados Unidos y México, entre otros países. En todos los casos, la falsificación de documentos configuró el tipo de fraude de identidad más común. El 54% de los encuestados declararon haber lidiado con incidentes relacionados con documentación modificada, y es que la creatividad y habilidad de los delincuentes pareciera que no tienen límite. Uf.
En lo que va del año, el peso se ha apreciado alrededor del 13.6% frente al dólar.
El peso mexicano se ha fortalecido en el 2T23, incluso llegando a su menor nivel spot desde diciembre de 2015, en 17.07 unidades por dólar (Ver Gráfica 5). Más aún, el peso mexicano ha sido de las principales divisas que más se han apreciado con respecto al dólar a nivel global. Lo anterior seguimos atribuyéndolo en parte al diferencial de tasas entre México y Estados Unidos, un ligero debilitamiento del dólar, la fuerte entrada de remesas, turismo y otros flujos de divisas (sin que sean compensados con salidas del mercado de bonos en moneda local, como sí ocurrió en 2020 y 2021) y en general cierto optimismo sobre la economía mexicana ligado a la relocalización de las cadenas de valor. A pesar de ello, esperamos una gradual depreciación del peso, principalmente por un menor carry (ante nuestra expectativa de dos alzas adicionales por la Fed y un recorte de Banxico en diciembre) y una actividad económica más débil en EUA y México. Por lo anterior, esperamos un nivel del peso/dólar de 17.8 en un plazo de 3 meses para terminar en 18.3 al cierre de año. Dentro de los riesgos de nuestros pronósticos se ubican un periodo alcista menos agresivo por parte de la Fed y desaceleraciones más acentuadas en México y EU.
Además, estimamos un crecimiento del PIB de 1.9% anual en 2023. La actividad continuó creciendo en el 1T23, principalmente por una mejoría en la demanda interna, ya que la externa se desaceleró. No obstante, las cifras del IGAE sugieren que la actividad en el margen perderá impulso. Estimamos una desaceleración para el resto del año, ante la expectativa de un menor crecimiento tanto en la demanda externa (ante el debilitamiento de la economía y en particular del sector manufacturero de EUA) como en la demanda interna (ante el aumento de las tasas de interés reales, una desaceleración de remesas y mercado laboral y una baja confianza empresarial). Como resultado, esperamos un ligero crecimiento en el 2T (0.6% trimestral), seguido de moderadas caídas en el 3T y 4T, para un aumento acumulado de 1.9% anual, aunque con riesgos sesgados al alza.
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