ABEL LUNA ESPINOSA
POR ENESIMA OCASIÓN desde Palacio Nacional se demuestra al país que lo más importante en las funciones del Ejecutivo son la lealtad y la pertenencia al Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), mientras millones de mexicanos nos debatimos en el desempleo, la inseguridad, complicaciones para la atención de la salud y las constantes ineficiencias en el sector educativo.
Además de las grillas adelantadas de quienes ya sabemos, al presidente de la República le interesa más quienes se inclinen y le digan sí a todo, para nada que lo cuestionen y muchos menos que critiquen sus decisiones.
Para muestra de ello es el reciente nombramiento de Luisa María Alcalde, quien pasa de la Secretaría del Trabajo a la de Gobernación, y poco importó al Ejecutivo Federal si carece del perfil y la experiencia para esa función en una secretaría que ha sido cada vez más disminuida en este sexenio.
Igualmente podemos mencionar las pretensiones de “descongelamiento” de 60 nombramientos para el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), siendo que 40 de ellos tienen nexos morenistas, cercanos al Ejecutivo, o al exsecretario Adán Augusto López, de acuerdo con las aseveraciones del colega Carlos Loret de Mola. Inclusive algunos de ellos tienen litigios pendientes, pero… eso no importa, la lealtad es primero, y en esos casos, antes que la aplicación de la seguridad.
Cabe recordar que Alcalde no pudo o no la dejaron resolver la huelga de los trabajadores de NOTIMEX, en donde, por cierto, cada vez dan menos espacio en los propios medios de comunicación. Parece que es un asunto cerrado.
LOS “BARDEROS” (QUIENES se dedican a los mensajes y anuncios en las bardas) sin duda estarán muy contentos por la lluvia de pedidos para su trabajo, prácticamente en todo el país, en favor de tal o cual precandidato a puestos de elección popular.
A las bardas habrá que agregar los espectaculares en las calles. Pero, ¿de dónde salen los recursos? ¿Quiénes y cuántos los apoyan sin el menor recato, pero que saben de llegar su candidato se repondrán de esos recursos a través de contratos poco o nada transparentes y sin someterlos a licitaciones abiertas y públicas, como ha ocurrido en muchísimos casos este sexenio?
Ante estas novedosas formas de mercadotecnia política callejera, aparte de las llamadas redes sociales, ha brillado por su ausencia la autoridad electoral, presidida por Guadalupe Taddei Zavala, elegida el 31 de marzo pasado, quien al parecer con esa actitud responde a las directrices de quien la propuso desde Palacio Nacional y a pesar de su experiencia en el sector en su estado natal: Sonora.
Sin la menor duda hay que seguir de cerca las decisiones y actitudes públicas de esta funcionaria, sobre todo ante las violaciones a la legislación electoral que a todo vapor están realizando los políticos que buscan, desesperadamente, la nominación de sus partidos políticos, pasando por encima de la ciudadanía y a quien pretender seguir engañando con reuniones multitudinarias.
DESDE EL TIEMPO del dominio priista en muchas áreas del desarrollo nacional la práctica de ocultar la realidad de las decisiones gubernamentales fue una constante.
Desde los tiempos en que fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México fueron constantes los ocultamientos de los costos de varias obras públicas, por mal ejemplo la realidad de la contratación oculta de algunos empresarios, en privado, para la construcción de los llamados segundos pisos, tanto al poniente como al norte de la Ciudad.
Ahí estuvo, desde entonces, Claudia Sheinbaum Pardo, por aquellos días secretaria de Turismo y quien se encargó, junto con Marcelo Ebrard Casaubón, de pasar la charola a grupos de líderes de ambulantes, de taxistas, policías e inclusive a los “regentes” de giros negros, desde el año 2003, para llevarle recursos al tabasqueño fortaleciendo sus pretensiones en la búsqueda de la silla presidencial para 2006.
Y de ello quedó constancia en un documento de Alberto Pérez Mendoza en donde se rebeló “la estrategia de buscar proveedores afines y darles proyectos (Distribuidor Vial segundo piso de Viaducto y Periférico y otras vialidades).
Los gobiernos opacos e ineficientes pierden veracidad ante el electorado, pero el gran inconveniente es el cúmulo de trucos para obtener recursos de procedencias no muy claras.
La información pública es una herramienta para hacer la evaluación del gobierno y, en su caso, sancionar a los responsables que han saqueado los presupuestos públicos para beneficio personal familiar o de sus cuates empresarios.
Allá por 2012 el comisionado Angel Trinidad Zaldívar, del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos, expresó textualmente: “que se transparenten las compras gubernamentales o se tenga acceso a ciertos documentos no es un fin mismo, sino el medio para que los ciudadanos pidan cuentas a sus gobernantes”
¿Y ahora? ¿Cuántos pedidos de información han sido eludidos por los destinatarios dentro de los tres niveles de gobierno?
Ahora, ante hechos y decisiones poco claros ¿cómo explica el ingeniero Guillermo Calderón Aguilera, director del Metro, las constantes fallas en ese medio de transporte? ¡Cuánta ineptitud que solapó Sheinbaum!