HALLAZGOS/ Mírame Mamá

ROCÍO FIALLEGA

(SemMéxico, Ciudad de México). En el devenir espiral de los días, llegó la noche cantando la asunción del dolor “Ese vientre tuyo madre, es tu corazón de niña”. La espuma marina del recuerdo trae a la chiquita de siete años a esta playa que es un desierto, el abuso infligido no fue sólo contra su cuerpo: no había red para recoger los sueños, tampoco un colchón para las emociones, mucho menos la caricia de mamá, tan sólo el cuerpo de su hermano sobre ella, partida en dos, herida.

La naturaleza del amor dictamina que después de la herida viene la cicatriz, pero al llegar la noche solamente quedaba una realidad alternativa: la niña quería ser unicornio, luego Pegaso, no, mejor, una mariposa; pero decidieron que fuera vulnerable y mimada, para olvidar. Se rompió. Se rompió su cuerpo y su mente se partió en dos, entonces fueron dos llagas: el ultraje y el aborto de los sueños.

El vestido de novia es un barco en altamar, pero es de color blanco (¡impura! Le gritaba una voz, mientras otra le decía: Libertad). Fueron llegando las hijas como flores, pero la realidad, como siempre, estaba en otro lado: no era un jardín, era la perdición y el pecado; no era la voz dulce cantando, era la oración contra las nubes; no era el tierno cepillo sobre el peinado, era el abusador-acosador que jalaría esas trenzas; no era la música de El Fonógrafo, eran las voces, siempre las voces. Luego venía el encierro. Después la cotidianeidad. Otra vez el encierro.

¿Cómo rogar un poco de atención? Las respuestas estaban en las nubes o en los crucifijos o en un hábito de la virgen del Carmen o en la sopa de fideos. ¿Cómo valorar la ternura luego de salir de las sombras? La inocencia y la lucidez, las caricias, un brazo sístole y el otro, diástole, así desde su corazón pudo demostrar su amor, el amor y la vida, dulces canciones y letra manuscrita.

Cada cual cumple su destino, nadie elige su linaje, así como suena y nos resuena en el alma. Mamá, hoy miro detrás de tus ojos, las miradas de mis abuelas, su dolor, su pasión, su entrega, su frustración, su impotencia, su valor, su sonrisa y sus sueños.

Cuánto me haces falta desde que estás instalada permanentemente en el amor incondicional; sin embargo, comprendo, acepto, honro tu vida, tu dolor y destino, porque he renunciado al afán de que nuestra historia fuera distinta.

Desde la libertad de tu muerte y mi vida, hoy miro tu alma bella trascendida. Beso tus manos, tus pies, tus párpados cerrados. Por tu corazón pude acceder a la vida, ese diapasón que me acompaña, música celestial que hoy hace que me levante y vuelva a intentarlo siempre. No hay amor más grande, dicen por ahí, yo lo que tuve fue siempre tu amor incondicional y aquí lo llevo en mi corazón.

Mis piernas se fortalecen para afrontar la vida, no hay ausencia; mis brazos se extienden al cielo con la certeza de raíces firmes. Mis ojos te intuyen en las mariposas blancas, mientras que mis oídos no dejan de extrañar tu voz.

Siempre quise que me miraras y hoy sé que lo hacías todo el tiempo que tu condición te lo permitía. Gracias a tu mirada hoy puedo abrazar la vida con empeño y pasión, con esos instantes eternos que me diste, puedo recordar la luz con la que impregno mi camino.

Gracias siempre, soy tu hija que te ama una eternidad.

www.entresemana.mx

Check Also

HALLAZGOS/ Nellie Campobello

ROCÍO FIALLEGA SemMéxico, Ciudad de México. Este 7 de noviembre celebramos un aniversario más del …