FERNANDO IRALA. Aunque al cierre de la jornada electoral las dos contendientes por la gubernatura del estado de México se apresuraron a declararse ganadoras, todo parece indicar que quien gobernará la entidad será la candidata de Morena, Delfina Gómez, si bien su victoria no fue con la diferencia tan abultada que sus correligionarios pronosticaban.
Las cifras de medianoche nos confirmarán el dato, mientras en Coahuila no hubo que esperar, pues el candidato de la coalición, Manolo Jiménez, se alzó con una victoria de más de la mitad de sufragios. en tanto sus oponentes, ni sumados todos sus votos lo alcanzan.
Como nunca antes se cumplirá la leyenda de que los comicios mexiqunses son un laboratorio rumbo a la inminente elección presidencial, que tendrá tendrá lugar en menos de un año.
Dentro del partido en el poder, el adelantamiento que se produjo hace un par de años desde Palacio Nacional, ha vuelto ya incontenibles los acontecimientos y los movimientos de quienes se consideran viables, los que seguramente se precipitarán desde hoy mismo y en los próximos días. La sucesión se habrá desatado.
Un ciclo agitado será el que nos espera, pues contra el deseo anunciado de Morena, no sólo de volver a ganar la Presidencia, sino de obtener una mayoría absoluta en el Congreso, los resultados actuales no le dan para tanto. Un triunfo de 17 ó 20 puntos en el estado de México, como era el objetivo declarado, les habría aclarado el panorama y parecería más asequible la meta en 2024.
Por lo pronto, habrá que esperar a que las aguas se asienten y que los votos se cuenten, con la precisión que la izquierda nos acostumbró a exigir.
Después vendrá lo bueno.