CARLOS RAMOS PADILLA*. Coahuila es importante pero lo es más el Estado de México y por muchas razones, por su población, por su frontera con la capital, por su economía, por su situación geográfica y su padrón electoral. Es para muchos la antesala del 2024, para otros un ejercicio de poder del partido en el poder. La manipuladora guerra de las encuestas pretende modificar la percepción antes de llegar a las urnas y el gran, gran ejemplo de madurez cívica de pies dar ahí ganando al abstencionismo. La participación social en la jornada será definitiva y de trascendencia. Los mexiquenses han experimentado el festín de los mítines y la confrontación de posturas y proyectos. Es la continuidad o es la ruleta del cambio que en otros Estados como Veracruz o Zacatecas han sido de un retroceso demoledor y de un crecimiento de la violencia devastador. Ahí si no hay forma de ocultar lo que ocurre. Por ello, y no es superficial, llama la atención que Alejandra del Moral descanse su presentación en lo que llama “reconciliación”. El asunto no es menor. Estamos fracturados y enfrentados socialmente. Los partidos políticos diluidos y aliados para sobrevivir y un crimen organizado revitalizado y con presencia nacional. Solo juntos, participando y unidos podremos superar las adversidades y que sin muchas. Morena intenta presentarse como una opción limpia y honesta. Ni lo uno ni lo otro. Los escándalos de irregularidades son enormes y entonces el desafío por convencer es doble. Delfina busca por segunda ocasión llegar a la silla de la administración estatal. Sin embargo los propósitos de los llamados debates (que fueron dos) ni cumplieron las expectativas porque estaban pactados en temas, porque fueron espacios de exposición ni de confrontación, porque los minutos eran insuficientes para profundizar en las propuestas, porque los partidos iban como matraqueros,
porque se centraron en el fácil camino de atacar mediática ante a los moderadores, porque los discursos fueron reiterativos y no llegaron. Los llamados “cuartos de guerra” se enfocaron más en hacer creer en triunfos inexistentes aún que en tomar en cuenta las aspiraciones y necesidades de la población. Las carencias, las debilidades, los desacuerdos, los reducidos satisfactores de la población eran la mejor plataforma para plantear soluciones. Los contribuyentes pocos saben e interesan de política, quieren dignidad, seguridad, respeto, educación, alimentación, salud, transporte. La sociedad ya está cansada de chantajes, corrupción, engaños, estafas. El poder debe servir para servir eso es lo importante. Aventar dádivas es ofender y menospreciar a la gente. Comerciar con su pobreza es ruin. Dejarlos en el abandono de los recursos es un abuso. Por ello se requiere de gente preparada para gobernar. Es una tarea difícil ciertamente pero debe ser compartida en esfuerzo con todos y para ellos se necesita educación desde lo más básico y elemental que es el civismo, el respeto a la autoridad, el encuentro con los valores, la necesidad de permanencia y la aspiración a ser mejores. El Estado de México dejará huella sin duda en su proceso electoral y ahora si se medirá la capacidad de los mexiquenses por buscar la ruta correcta. Se espera una elección cerrada que ojalá no llegue a tribunales ni al grito acostumbrado de “fraude” por parte de los perdedores. La problemática de la Entidad merece personajes que respondan, que vigorícen, que hagan a un lado a los improvisados y que dejen de llenar los cargos públicos con cuates para pagar cuotas. Ojalá los convencidos hagan su tarea y a empeñen por invitar a los indecisos a votar, ese es el primer paso, el fundamental para elegir y ganar.
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio