ÁNGEL SORIANO Joe Biden ha sido pasado por alto por el gobernador texano Greg Abbot y ha dispuesto de todos los recursos con los que cuenta su estado -armamento, aviación, tecnología, efectivos de la Guardia Nacional, recursos humanos y financieros-, para desplegar una gran fuerza fronteriza para atajar la oleada migratoria que ocurrirá en unas horas.
Abbot es republicano y en forma conjunta con sus aspiraciones políticas, dice defender su territorio y sus habitantes, amenazados desde hace década por la presencia de ilegales que desean asentarse en su territorio -como lo han hecho millones en su tradición milenaria-, y con ello alterando la vida de la comunidad.
El gobernador texano pasa por encima también de la historia: Texas formaba parte del territorio mexicano despojado por la invasión estadunidense y los orígenes de la Unión Americana, cuya pujanza se debe a la destreza y capacidad de los inmigrantes de todo el mundo que habían encontrado en esas tierras la oportunidad de desarrollar sus habilidades.
Hoy las cosas han cambiado: el tráfico de drogas amenaza a la sociedad estadunidense, en especial los jóvenes, y se culpa a nuestro país de ser el principal introductor del fentanilo, que está de moda; México exige se detenta el tráfico de armas destinadas a los cárteles de las drogas que desestabiliza y mantiene en la violencia en gran parte de nuestro país: quien resuelve esto?
TURBULENCIAS
Biden no puede con los gobernadores
Además de Abbot, el gobernador de Florida asumió la persecución de migrantes y en contra de esas decisiones nada puede hacer el presidente Joe Biden que, aun cuando tenga buena voluntad y disposición para dar un sesgo humanitario al complejo problema, la actitud belicosa de los republicanos es parte de los otros intereses políticos de quienes enarbolan el tema migratorio como un asunto de seguridad nacional de Estados Unidos y que hay que combatir por la fuerza. Se espera que los acuerdos alcanzados entre los presidentes Biden-AMLO den los resultados esperados, aunque quitar la idea a la humanidad de dejar el atractivo que representa la Unión Americana para vivir nadie se lo quita…El interior del país es el principal atractivo electoral para los aspirantes presidenciales. En general, su trayectoria política la han desarrollado en la ciudad de México y no han recorrido la inmensa República: pocos tienen la disposición, la capacidad física y económica y los contactos suficientes para desplazarse por el amplio territorio como lo hizo y lo hace el presidente López Obrador, que construyó una gran maquinaria electoral en más de tres décadas de viajar por todos lados. Quizá la actividad que han realizado los aspirantes a la candidatura de Morena les de un poco de luz, pero definitivamente no cuentan con bases en los estados, aunque esas se forman en cuestión de horas, sino de minutos, para echar a andar una aceitada maquinaria electoral en marcha. De todos modos, sus visitas proselitistas a los estados resulta benéfica porque los lugareños tienen la oportunidad de exponer sus graves problemas, y que pueden encontrar solución en estos momentos de auge electoral…Santiago Creel, el panista que aspira a la candidatura presidencial de la oposición, chocó con piedra ante el presidente López Obrador: éste lo descalificó de inmediato pues sabe que es el candidato más competente para cualquier de los abanderados de Morena. Creel tiene formación académica y política y goza de prestigio y de presencia en los sectores conservadores adversarios de la IV-T y puede ser el más completo rival a suceder a AMLO, por ello la arremetida del Presidente: No soy yo, es el pueblo, al que desprecian, le indicó…
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