Entrometerse en el desatino del hombre
es siempre una faena muy ingrata.
Rudyard Kipling
ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ/ @arturosuarez
Ayer le contaba que el Covid-19 de López Obrador le cayó como anillo al dedo, ganó tiempo porque la noche se le había venido encima, pero su rencor y las inyecciones de odio para la ciudadanía siguen intactas, regresó recargado para atropellar a los que se le pongan enfrente, así ha sido con los ambientalistas que no se cansan de denunciar, y que bueno, el ecocidio en el sureste del país por la construcción del Tren Maya que ha dejado por lo menos 10 millones de árboles talados, esa va a ser una gran marca para el sexenio de los humanistas que no les importó el medio ambiente y que se debe sumar a los otros grandes fracasos.
Es un tema serio que le ha dado la vuelta al mundo y no se puede tapar con la narrativa tempranera del Pejelagarto que francamente raya en la ignorancia de temas de la protección medioambiental. El lunes pasado al ser cuestionado respondió que ya no hay ningún amparo y que se va a construir a toda costa. Incluso se aventó uno de sus chistes forzados, dijo que medio ambiente es una “palabra” que no le gusta, luego se mofó, después preguntó por el otro “medio”, dicen que somos lo que hablamos y López se pintó de cuerpo entero.
El PRESIDENTE les ha dicho de todo a los ambientalistas, no estamos hablando de cualquier funcionario se trata de López Obrador que ocupa la máxima magistratura del país, los ha calificado de pseudoambientalistas, que reciben dinero del gobierno de Estados Unidos para desestabilizar a su gobierno. Los activistas han documentado una y otra vez el daño que se está haciendo y como se ha deteriorado las diferentes zonas por donde pasará el Tren de Diésel que según ellos no va a contaminar, a esto se suma que el país se ha convertido en un peligro para los ambientalistas con al menos 24 asesinatos contra dichos defensores tan solo en 2022.
Hay que echar un vistazo a las redes sociales y vamos a encontrar testimonios de contaminación de mantos acuíferos, irrupción en cavernas, desplazamiento de fauna y una larga franja destructiva que corta la selva y se pierde en el horizonte, en ese escenario dantesco, activistas desplegaron una manta blanca con enormes letras rojas que dice ECOCIDIO en el tramo Cancún-Tulum para que todos se enteren de lo que sucede en uno de los pulmones del mundo, uno de los más importantes sumideros de carbono de la Tierra.
A los mensajes en redes sociales de los ambientalistas existen miles de respuestas de bots y seguidores deschavetados de López que justifican sin sentido la destrucción. Pero aquí en este espacio he preguntado y lo reafirmo ¿Cuáles son los ambientalistas serios de la 4T que respaldan el proyecto del Tren Maya? ¿Quiénes con dos dedos de frente avala el ecocidio? Que conste que ese proyecto no se parece en nada al primero que presentaron, ni en costo, ni en los efectos al medioambiente que ya dejó, incluso según los contratos ya asignados en cuatro tramos y las previsiones presupuestales contenidas en las manifestaciones de impacto ambiental de los otros tres tramos asignados al Ejército, asciende a una cantidad de 299 mil 367 millones de pesos, es decir, 150% más del monto original proyectado, que era de 120,000 millones.
A esto se suma el famoso programa social, “Sembrando Vida”, que no siembra nada, pero que en este 2023 le fue asignado 37 mil 136.5 mdp y aunque se presume su operación exitosa, no hay evidencias de esto. De igual forma apenas descubierto el 21 de marzo de 2022 con 75 especies de animales, el cenote “Dama Blanca”, ubicado en Solidaridad, Quintana Roo; finalmente fue sepultado por el paso del Tren Maya.
La destrucción de la zona maya será constante y no tendrá marcha atrás, pero como en los otros fracasos de la 4T los responsables tienen nombre y apellido, esos que suspendieron la construcción de un aeropuerto en lago de Texcoco por su conciencia ecológica, no la aplican para el capricho de un solo hombre. ¿Cuál humanismo?… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.