ISABEL ORTEGA MORALES (Guerrero). En los gobierno de antes, antes de que llegaran los conservadores, antes, cuando había filosofía, artes, pero también circos sangrientos, se consideraba al pueblo como un bien útil, mientras estuviera tranquilo. Por ello, son famosos, y las películas lo retoman, los espectáculos estaban llenos del pueblo que acudían no ver un show, sino a la reafirmación del poder a través de la muerte.
Cuando la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum dio a conocer que estaría en el zócalo la cantante Rosalía, considerada como estrella del espectáculo, dirigido a jóvenes, di seguimiento para conocer lo más cerca posible las características del evento que, evidentemente, no era cultural, sino político.
Se pensó en una gran multitud llenando no solo la plancha del zócalo, sino también las laterales, así lo indican las grandes pantallas colocadas en puntos estratégicos para que la asistencia pudiera seguir, sin quejarse por no estar aplaudiendo en vivo a la cantante, el espectáculo que, se cansaron de decirnos, no costaba nada… la cantante. Todo lo demás, evidentemente sí.
El gran día llegó, los medios audiovisuales estaban ahí para la gran cobertura del… espectáculo, y el reloj empezaba a marcar la cuenta regresiva y… nada, quienes acudirían en masa, tropezando, cayendo pero levantándose para no perderse a la famosa artista, simplemente no estaban, llegó sí, si llegó un público que no fue de gran impacto para hacer de la concentración un referente del tiempo por venir.
¿Qué paso? ¿Por qué no acudieron las masas? ¿Qué hizo que se quedaran espacios abiertos exhibiendo la falta de solidaridad hacia la convocante o simplemente el desdén a su espectáculo?
De haber sido un éxito, estaríamos llenos de ese reflejo social masivo, pero no, luego entonces lo que aplica es el silencio y pasar la hoja, pidiendo que haga lo que tienen que hacer según lo que se haya acordado, quienes así lo hayan hecho.
¿Qué falló? ¿La artista no fue tan impactante como se pensó? O simplemente la convocante no tiene todo el éxito posible como se quiere presentar. O ambos.
El evento era parte del manual usado para no centrar a la opinión pensante en los temas coyunturales que debieran importar al país, sino para tener a la gente feliz y distraída. Absorta en sus cavilaciones, si las hay, sino centradas en lo que quieren que piense, en el circo, no en los problemas que se ha ido acumulando para la Jefa de Gobierno de la CDMX.
Hace dos mil años, un poco más, funcionó al imperio romano este método, pero cayó. Hace dos mil años el pueblo tenía miedo de la fuerza que ejercía el ejército que decía llegaba a poner orden y paz a través de la violencia, y el pueblo se achicó. Surgieron los mártires para liderar a quienes se olvidaban de los problemas contentándose con un poco de pan y divirtiéndose con un poco de circo. Qué bueno que no son iguales.