SOLEDAD JARQUÍN EDGAR (SemMéxico, Oaxaca de Juárez). Yo me quedo con esa imagen de una joven mujer sosteniendo una cartulina en la que se lee ¿Para qué quieres monumentos limpios en un país lleno de SANGRE?, una imagen tomada en la marcha de Ciudad de México.
Pregunta que tienen que responder los indignados por las pintas en los muros, sean de este siglo o desde la fundación de las ciudades por parte de los colonizadores españoles que, como los de hoy, los de entonces avasallaron los cuerpos de las mujeres y niñas de las naciones indígenas, la misma que hoy sigue provocando “la digna rabia” por las que ya no están.
La propuesta feminista es que debería indignarnos más la sangre que la pintura. Así que primero hay que dejar de tolerar la sangre de las mujeres con las que todos los días se riega este país, el dolor de sus familias que buscan sin éxito y sin ayuda a las desaparecidas, luego hablamos de las paredes.
El resultado de las concentraciones multitudinarias del 8M, como las registradas ayer en la Ciudad de México, con miles y miles de mujeres, o en Monterrey donde la cifra oficial fue de 24 mil mujeres o en Oaxaca, donde igual, la autoridad dice que fueron, “puntualmente”, tres mil 200 mujeres en la marcha por la demanda de derechos humanos, de igualdad, de no violencia, y en lugar de empatía de buena parte de la sociedad y menos del gobierno, lo que hay son cuestionamientos por los daños a edificios públicos o establecimientos comerciales o particulares.
Esto porque en el fondo, lo que duele son los vidrios rotos, las paredes pintadas, las puertas quemadas, y no las víctimas de feminicidio o las miles de desaparecidas, las mujeres violadas o abusadas sexualmente, las golpeadas de manera cruel en su dulce hogar o las quemadas con ácido o las mutiladas con machetes, esas no les duelen, ni a los detractores del feminismo, ni a los defensores de los monumentos, ni a las personas no empáticas, solo a una parte de las mujeres, a las que han tomado conciencia de que la violencia contra las mujeres no es normal. Las mujeres ayer hicieron una muestra de ciudadanía, en especial las feministas que llegaron a plantear esas demandas, más o menos las mismas solicitudes que hace poco más de 110 años, entonces de obreras y sufragistas, y a las que se han añadido otras de acuerdo con el tiempo y las circunstancias, sin embargo, dos de esas demandas siguen bordeando el camino del feminismo: la despenalización del aborto y la inmensa violencia en todas sus reprobables y patéticas manifestaciones en contra de las mujeres.
Jesús Romero López, titular de la Secretaría de Gobierno de Oaxaca
Y como si lo de ayer nunca hubiera existido, esta mañana todo esta limpiecito, el operativo Tamayo (¿será por el nombre del célebre artista plástico?) funcionó, eso sí, rápido y furioso para borrar el paso de las mujeres y “su digna rabia” y hacerse a la idea de que aquí no pasó nada.
En conferencia de prensa del llamado gabinete de seguridad, el secretario de Gobierno, Jesús Romero López repitió aquel trillado discurso que señala que entienden la lucha de las mujeres (que) “nada se compara con la violencia que las mujeres han vivido en gobierno neoliberales”, aunque la 4T sigue en las mismas. Por un lado, no solucionan nada y por el otro viven como ricos neoliberales.
El dato es que en estos tres meses ocho días, han ocurrido 42 asesinatos violentos de mujeres en Oaxaca. Más de los que ocurrieron en el mismo lapso del gobierno del neoliberal y priista Alejandro Murat, digo para irnos entendiendo. La promesa es que “están trabajando fuerte para garantizar la seguridad e integridad de las mujeres. No queremos que falte ninguna mujer, que vivan inseguras, no toleramos que falte una más”, dice el secretario de Gobierno. ¿Será? Por lo pronto ya faltan 42.
Esta mañana, entre el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Iván García Álvarez, y el de Gobierno, dijeron que ya interpusieron denuncias y en específico se planteó que es contra integrantes del llamado Bloque Negro. En algún momento de su intervención en esa conferencia, el secretario de Gobierno de Oaxaca dijo algo que es inquietante y terrible y yo pregunto ¿qué los hace entonces diferentes de los otros gobiernos?
Me refiero a la certeza con la que habló Jesús Romero, sobre este grupo: “articularon acciones de choque, tienen un manual, un protocolo, no es un tema común, tiene la información la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, quienes son, sus nombres, dónde están y con quiénes se coordinan. (Minuto 47:21 al 47:47 en la liga https://fb.watch/j9VCTFiB83/?mibextid=RUbZ1f) Hay denuncias, hay investigaciones… (…) seguramente para quienes provocaron y violentaron las movilizaciones la ley se aplicará”.
Yo diría que les da miedo la digna rabia. Que al igual que los otros gobiernos neoliberales, como dice el secretario Jesús Romero López, les ofenden las ventanas rotas, los equipos dañados, los teléfonos azotados, las pintas en las paredes de edificios históricos y al palacio de Gobierno el edificio monumental, el muro de miles de lamentaciones de los pueblos de Oaxaca y la representación del poder-poder ¿Qué rey quiere gobernar sin palacio?
Así que esta mañana todo quedó lindo de nuevo, el “Operativo Tamayo” estaba al tiro para borrar la indignación de las mujeres y que la fiesta primaveral siga en Oaxaca.
Ojalá así respondieran en materia de justicia para las mujeres, ojalá tuvieran un operativo “justicia”, “digna rabia”, “amor y paz”, que sé yo, el nombre sería lo de menos, uno donde la impunidad no exista. Que las desaparecidas sean encontradas pronto, que los asesinos de nuestras hijas sean llevados a prisión, que las investigaciones se hagan sí con el protocolo respectivo, pero también con ciencia y eficiencia. En Oaxaca más que un operativo Tamayo, necesitamos uno que desmantele el pudor de los protectores de los muros.
Un operativo que responda a las mujeres, a todas. Por el contrario, hay amenaza por parte de los funcionarios del Gabinete de Seguridad, hay advertencia, tratan a las mujeres como delincuentes, pero asoman sus ineficiencias y las omisiones gubernamentales o administrativas los han convertido en protectores no de la ley sino de la impunidad.
¿Quieren ser diferentes a los gobiernos neoliberales? Bueno entonces den respuestas igual de rápidas. Limpien las calles de los delincuentes, de quienes nos roban a las mujeres la paz y la tranquilidad. Que si una de nuestras hijas sale, que vuelvan sanas y salvas. Entonces sí les vamos a creer. Porque las promesas ya no queremos escucharlas, ni programitas balines. Respuestas, solo respuestas.
¡Se necesita tener la cara! Y la conciencia limpia
El movimiento de mujeres es realmente de todas, pero para plantarse en una marcha hay que tener cara para hacerlo. Ayer en Oaxaca “marcharon” organizaciones diversas que no se habían ocupado en hacerlo antes y no lo hacían porque estaban incrustadas en el poder y se reprimían, se sentían mal con el patrón. Ahí se dejó ver, sin empacho alguno la exsecretaria de las Mujeres en Oaxaca, Ana Vásquez Colmenares y la diputada priista Mariana Benítez, y otras exfuncionarias y funcionarias que pensaron que era una pasarela y no una marcha.
Insisto tienen toda la libertad de asistir, aquí no hay cupo limitado ni derecho de admisión, el 8M es un ejercicio de las ciudadanas, pero…no cuando lo que hace falta es cara para hacerlo. Durante el sexenio de Alejandro Murat, la entonces titular de la Secretaría de las Mujeres de Oaxaca guardó fatal silencio frente a la violencia feminicida y las más de 700 mujeres asesinadas violentamente en esos años de gobierno para el olvido y no solo silencio no hizo ni el más mínimo esfuerzo para prevenir la violencia. En sus manos estalló la alerta de violencia de género en agosto de 2018, no hubo resultado alguno, eso sí muchas simulaciones.
Vásquez Colmenares se cayó nuevamente cuando no apoyó los últimos y difíciles momentos de jaloneo sobre la despenalización del aborto, aquel 25 de septiembre de 2019, aunque sí se tomó y publicó varias fotos con su pañuelo verde.
Tampoco hizo nada cuando la diputación de Morena modificó al artículo transitorio tercero del decreto 1511 de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado, solo tres ejemplos de sus silencios ominosos y actuaciones a modo. Pero ayer sí salió a la calle, lo que es tener memoria de teflón y poca vergüenza.