TERESA GIL. La iniciativa enviada por el presidente para reformar el artículo 33 constitucional, no hace sino refrendar lo que se venía dando desde hace tiempo. Es verdad que constitucionalmente deja abiertas posibilidades benéficas y negativas, pero ya mucho había sido rebasado. La verdad es que ese artículo pese a que tiene todavía una amenaza clara de expulsión, ésta se aplicó pocas veces por lo general por inquina y repudio ideológico, así como por venganzas de mexicanos que querían zafarse de alguien. Una buena mayoría de los extranjeros opinan, señalan, dicen, incluso critican a los gobernantes, más cuando tienen largo asiento y crearon raíces, sin que se mueva la Constitución. Es importante que por si misma se haya dado esa apertura porque con todos los exilios que hemos tenido, en los propios medios, reuniones o actividades públicas de extranjeros, se ha actuado con naturalidad. Aunque se ha sabido de grupos de migrantes que se han metido con nacionales cuando se dio la defensa de su país, en algunos casos, como Venezuela, de parte de opositores. Lo mismo hicieron hace poco con la presencia de ultraderechistas en un hotel, para meterse con la vida interna del país. Uno de sus asistentes Lech Walesa criticó a nuestro gobierno públicamente. Y nunca se aplicó el 33. Felipe Calderón y otros gobiernos no han sido tan consecuentes y han expulsado a varios casi siempre por cuestiones ideológicas, entre ellos al cantante Manu Chao y al embajador de Corea, entre otros. Pero en general el uso ha sido benéfico. Qué hubiéramos hecho sin la visión profunda de pensadores, intelectuales, científicos, que llegaron de España, de Argentina, de Chile y otros países, que enriquecieron con sus aportes nuestras vidas aunque muchos de ellos no siempre pidieron la legal naturalización.
LA CALIDAD DE MEXICANO, MUCHOS LA PONEN AL MEJOR POSTOR
Aunque cumplan los requisitos del artículo 30 constitucional sobre la calidad de mexicano, muchos son extranjeros en nuestro país. La nacionalidad intrínseca tiene mucho que ver con el comportamiento, con el amor al país y el cumplimiento de sus normas. Las conductas que hemos visto en los últimos años, de políticos insertos en otros países, con la denuncia que alcanza a nuestro país, de periodistas que envían falsos informes para delatar a un gobierno electo democráticamente, la compra desorbitada de bienes en otros países y el exilio de sus propios capitales (algunos robados del erario) evidencia que la calidad de mexicano no depende solo de una norma sino de las formas de ser y respetar a la patria. Ha sido común en este sexenio la información que se maneja en el extranjero enviada por medios y periodistas locales. Una de ellas fue muy señalada, la intervención ilegal además, en nuestra soberanía, del Parlamento Europeo, al criticar a nuestro gobierno, que se nutrió de medios locales o de corresponsalías extranjeras que se mueven en el país como Pedro por su casa. El asesinato de periodistas ha sido muy utilizado para acreditar una causa que por desgracia viene de décadas atrás.
HAY ARTÍCULOS SOBRE EXTRANJERÍA, QUE DEBERÍAN ENTRAR EN LA REFORMA
La reforma plateada en el capítulo III del primer titulo, de un solo articulo, el 33, sobre los extranjeros, podría ampliarse al capítulo IV sobre ciudadanos mexicanos porque parte de sus artículos tocan lo extranjero. Aquí sería para reforzar la mexicanidad que se diluye en comportamientos y usos, muchas veces para apoyar a extraños y para agraviar la nacionalidad. Como lo señalado en el artículo 37 sobre la pérdida de la ciudadanía mexicana, cuando se aceptan o se usan títulos nobiliarios otorgados por gobierno extranjero. Asimismo por prestar voluntariamente servicios oficiales a un gobierno extranjero sin permiso del Congreso de la Unión o de la Comisión Permanente, por aceptar y usar condecoraciones extranjeras sin ese permiso, por admitir del gobierno de otro país, títulos o funciones y por ayudar de otra nación, a un extranjero o gobierno extranjero en reclamación diplomática o ante un tribunal internacional. Aunque se han paliado estas situaciones, son comunes de ciertos sectores como las iglesias que sirven a gobiernos extranjeros y ostentan títulos que aquellos les dan. La reforma sería para reforzar sanciones y fijar la calidad interna del sujeto que ha perdido la nacionalidad, dado que puede generarse incluso traición a la patria, cuando se auxilia en contra de la nación, a un país extranjero. En eso no están incluidos los reconocimientos literarios, científicos y humanitarios.