TERESA GIL. Tres casos que nos llegan del exterior y respecto a los cuales no se puede guardar silencio, evidencian por un lado la violación a la democracia por violentos grupos de derecha y por otro, el machismo enfermizo que viola derechos de mujeres y niños. En el primer caso está la intención golpista contra Lula da Silva electo democráticamente en Brasil y en los otros, las ofensas públicas del nobel Mario Vagas Llosa a su ex amante Isabel Preysler y la exhibición también pública del hijo mayor del ex jugador Gerard Piqué. Por orden vale enfocar primero que Lula, aunque con poca diferencia, fue electo como presidente tras una contienda en la que el derechista entonces presidente Jair Bolsonaro, mostró toda la intención de impedir el triunfo de su contrincante. Este, como ex presidente había demostrado su inocencia de acusaciones que pretendieron sacarlo de la política durante varios años. En ese inter, la propia derecha algunos de cuyos representantes están presos, defenestraron a la presidenta legítima Dilma Rousseff. El intento de golpe que coloca la situación de Brasil en la incertidumbre, se dio bajo la tolerancia del gobernante local de la ciudad Ibaneis Rocha, que permitió la entrada de multitudes con esa intención, llegadas de varias provincias. Lula lo señaló, así como a ciertas fuerzas de seguridad. Hubo grandes destrozos, algo así como la toma del Capitolio.
LAS OFENSAS DE UN NOBEL, VARGAS LLOSA, QUE HA VIVIDO DE LAS PALABRAS
Una fea situación trasciende de la muy publicitada separación del nobel Mario Vargas Llosa y la socialité Isabel Preysler. Ya de por si había sido abrumadora esa publicidad, que suelen dar los medios de la prensa rosa a personajes famosos, que trascienden sobre los verdaderos problemas de un país. Yo hasta escribí hace varios años al referirme al inicio de esa situación, una crónica que se llamó como la famosa frase de aquel filme Poder que mata: Su ultimo estallido de pasión. Lo que se ha dicho en estos días después de más de ocho años, ha sido desagradable y ha expuesto los intereses que había en el centro desde luego el dinero del nobel, que suele ir a los países a sacar dinero como lo hace constantemente en la Fil, apoyado por Raúl Padilla. Y los cinco millones de pesos que tanto necesita la UNAM, que se le dieron por el premio Carlos Fuentes, mientras a los periodistas los premiaron hace poco con 10 mil pesos por excelentes investigaciones. El caso es que el autor de tantos libros, el más celebrado de los cuales es Conversación en la catedral, ha llegado al extremo de hablar de asuntos íntimos, situaciones físiológicas, como que solo actúa para orinar, informando a la gente de su precaria postura de galán y ajeno al respeto a una mujer que vivió con él. Dar un premio nobel como el que le dieron, debería no solo privilegiar las letras, sino incluir esa calidad de respeto a los demás. La organización del premio nobel ha quedado mal.
GERARD PIQUÉ OLVIDÓ QUE LOS DERECHOS DEL NIÑO PRIVILEGIAN PRIVACIDAD
Desatado en una nueva vida que hizo pública, el ex jugador del Barcelona y ahora empresario Gerard Piqué, no ha leído la Declaración de los Derechos del Niño que en primer lugar, después de la vida y la salud, privilegian la privacidad. Las recomendaciones de la ONU a través de UNICEF, han sido resumidas de asambleas y convenciones desde 1959 y se parte de la más completa de 1989, aunque los encuentros siguen sobre el cuidado permanente de los niños en torno al internet y a su exhibición pública. Algunos políticos mexicanos que utilizaban niños para su campañas fueron advertidos de que se violaba la privacidad de los infantes pero a muchos les valió. El ahora ex jugador Piqué, afanado en amores diferentes a los de Shakira, llevó a su hijo Milan al streaming de la King League en el que fue invitado y en el que el infante participó y al parecer se desempeñó de manera excelente. El problema es que la madre del pequeño con la que Piqué tiene conflictos aún, ignoraba el hecho y al parecer ha habido enojo y no es remota una demanda. En los documentos de Unicef se toman en cuenta las separaciones y se llama a los padres a estar pendientes al mismo tiempo y respetar, sobre todo, los derechos de los niños.