MUJERES Y POLÍTICA/ Murat debe ir por una ramita de “nuncavuelvas”

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR (SemMéxico, Oaxaca). Restan 23 días para el cambio de gobierno en Oaxaca. El próximo gobernador de la 4T, Salomón Jara anunciará en estos días quiénes formarán parte de su gabinete que asumirán sus responsabilidades a partir del 1 de diciembre. Mientras tanto el caos reina en la capital oaxaqueña.

Han sido largos meses de espera para que Alejandro Murat se vaya de Oaxaca y retorne a donde le dé la gana, pero eso sí, que nunca vuelva. Hay varias opciones para el mexiquense, una su lugar de nacimiento (Tlalnepantla de Baz), otro lugar podría ser Cuautitlán Izcalli, donde su paisano y entonces gobernador Eruviel Ávila Villegas le concedió una notaría. Se puede ir a viajar por el mundo…o a la Chingada, me refiero a la comunidad que está en Veracruz, en Jalisco o en Nuevo León, a cualquiera de las tres. No piensen mal.

La transición va entre los problemas que enfrentan para que los números cuadren y cuando no cuadran hacer lo indecible para que el sistema funcione, operación en la que están metidos cientos de servidores públicos obligados a sumar, restar o dividir, a inventar para que no sobre dinero, pero mejor aún que no falte.

Murat, el muchacho que no quería gobernar Oaxaca, pero la imposición de José Murat, ex gobernador de Oaxaca y su padre, pudo más que la voluntad de su hijo. Tanto que fue necesario modificar el tiempo de residencia para que Murat el chico pudiera gobernar Oaxaca. Ya saben, entonces los priistas lograron su objetivo de la mano de las y los legisladores del PAN y del PRD.

Pero la osadía y el cinismo no tienen límites, ahora muratito busca ser el candidato a la presidencia de México en el proceso que se avecina. Bien harían en preguntar qué pasó en Oaxaca en los últimos seis años para tener los hechos reales y no del que imagina el joven muchacho hijo de su papá. Porque el Milagro Oaxaqueño como llama, reitero cínicamente, a su gestión como gobernante, no existió ni existe.

Lo que sí dejó fueron muchas mentiras y una realidad distinta a la que él imaginaba. Por ejemplo, su “plan estatal de desarrollo 2016-2022” planteaba terminar y equipar el Hospital de Especialidad de la Mujer y el Niño Oaxaqueño. Ambos fueron entregados como moneda de cambio, por una deuda acumulada al  ISSSTE, en marzo del año pasado. Este año, ya con el gobernador electo, los titulares del IMSS y del ISSSTE, Murat realizó un recorrido por esos y otros hospitales, para dar inicio con el proyecto de centralización del sistema de salud a nivel estatal, como se dijo en su momento.

Es importante señalar que en el caso del Hospital de la Mujer, una obra concebida desde hace años, está no ha operado en beneficio de las mujeres. En plena pandemia de Covid, fue ocupado para la atención de pacientes, hombres y mujeres. El cochinito en el que se puso la inversión superior a los 908 millones de pesos para el tan esperado hospital, tal parece que tenía un hoyo. Con la intervención de SEDENA y una inversión de 217 millones de pesos en 2018 se dio continuidad a una obra que entonces tenía inconclusa 10 años.

Dicen que del plato a la boca se cae la sopa. Eso le pasó a Murat chiquito y al presidente Andrés Manuel López Obrador, quienes desde el primer momento han sido grandes aliados en la venta de sueños. En junio del año pasado anunciaron que en julio del 2022 terminarían una de las obras más importantes para Oaxaca, la carretera que conectará al centro del estado con la Costa, en la mitad del tiempo que hoy se recorre. Llegamos al final del sexenio y nada. Tal vez nada más se vaya Murat y el nuevo gobernador será quien se cuelgue la milagrosa medallita que los Murat no pudieron, porque hay que decirlo, esta obra de infraestructura como la del hospital de la Mujer tenían años y años de inversión sin concluir.

Estas dos obras son dos ejemplos reales de que el “milagro oaxaqueño” no existe. Qué Murat Hinojosa selló su futuro desde aquella madrugada del 1de diciembre de 2016 cuando rindió protesta como gobernador de Oaxaca, en un estudio de televisión, y no en el Congreso, a la mitad de la noche, con unos cuantos testigos. Así que lo que mal se impone mal termina. Con un alto, muy alto costo para las y los oaxaqueños.

Así que como decía mi abuelita, a esos Murat y su pandilla, hay que mandarlos por una ramita de nuncavuelvan.

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