ISABEL ORTEGA MORALES (Guerrero). Hace algunos años, un joven con síndrome de down acompañaba a su papá a un mitin político. Eran los años de competencia entre el PRI y el PRD. En el centro de esa población se desarrollaron los dos mítines, y el pequeño tomó dos banderines, uno de cada partido y los agitaba entusiasmado al tiempo que gritaba “¡PRI- PRD!”. Quienes miraban la escena, sonriendo le decían a su papá “no quiere perder”.
No se porqué cuando vi las imágenes del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, entrando al Congreso Local acompañado de la Gobernadora Evelyn Salgado Pineda y escuchaba los gritos de “¡Presidente, Presidente!”, recordé cuando vino Claudia Sheibaum a Acapulco y el grito era “¡Presidenta, Presidenta!”, también de gargantas morenistas.
Tanto Sheibaum como Augusto, sonreían, creo que con un gesto de preámbulo de ceñir la cinta Presidencial difícil de ocultar. Y en ambos casos, igual que sucedió en la “presentación de un libro” del Senador Ricardo Monreal, un aspirante serio, vilipendiando por su partido, las fotos, ahora llamadas selfis, eran lo más asiduo.
Cómo puede llamarse a ese periodo cuando se oculta la pretensión, sino un espacio de irrealidad con la cual la ciudadanía también hacemos como que no nos damos cuenta de que el fondo de todo es el mismo: la candidatura como trámite para alcanzar a ceñirse la cinta Presidencial como sinónimo de poder.
Por ejemplo, en el caso del visitante reciente que fue acompañado por Senadores de la República que representan al Estado, claro, los varones, su discurso no está en el camino de mantener la gobernabilidad. No está en la atención a los difíciles problemas de violencia que tiene la entidad guerrerense. No está en la dificultad para componer la violencia en la tierra caliente, o en la montaña baja, o en el puerto de Acapulco, o en la desaparición de las mujeres, sino en la militarización para combatirla, como forma, pero como fondo, ganar presencia en un espacio legislativo que se le entregó por completo… a la militarización y hacerle creer ¿? que están con él en su pretensión presidencial, siempre y cuando sea el candidato, de lo contrario, don Adán probará la distancia, aun cuando acuda acompañando a la o el ungido.
Lo que estamos viendo, nosotras y nosotros, las y los ciudadanos que todos los días salimos a buscar el sustento, es le emoción de la clase política por ¿servirnos?, obvio, no, para servirse, para mantener sus canonjías. Y observar también que en personajes como el Secretario de Gobernación, no parece importar si cumple o no su función fundamental, que es tan importante. Sino estar con él, en un también engañoso escenario pre electoral haciéndole un caldo gordo, mostrando la fuerza de ser partido que bien lo sabe, mientras mantenga sus canonjías, el pueblo obedecerá, como el niño aquel que lo hacía con emoción, sí, pero en la aparente limitante había una sola claridad: no perder.