Como ya es costumbre, los medios “hispanos” en Estados Unidos en tiempo de elecciones, nos dicen que nuestro voto hará la diferencia. Lo que es una utopía.
ROGELIO FAZ. En unos días sabremos el resultado de las elecciones intermedias en Estados Unidos y, el balance político entre Republicanos y Demócratas definirá el rumbo para los próximos años.
Las estadísticas indican que en elecciones suelen darse alternancias entre partidos. Probablemente por circunstancias ajenas a los políticos como puede ser una guerra, crisis económicas o simplemente desencanto social. En como navegan o digieren los problemas hará la diferencia.
El barco naufraga
Mantener el barco a flote es cuando se demuestra el liderazgo. En el caso del capitán Joe Biden que está en medio de la tormenta perfecta; como la inflación que no ve puerto, junto a otros asuntos internos que hacen agua, como el aborto, la democracia misma, la criminalidad y la inmigración.
Se necesita sumar a la mayor cantidad de remeros para tratar de dirigir la nave. Suena de película ¿no? Pues los “hispanos” estamos en el casco del barco de un lado para otro mientras que el capitán echa la culpa al mal tiempo y al capitán anterior.
Bueno, eso es en sentido figurado. Ahora, ya en tierra firme cuando la fraseología política no sirve para controlar turbulencias ¿Quién podrá ayudarnos si ya se murió el Chapulín Colorado?
Los valores “hispanos”
Pues nos dicen que los “hispanos” con nuestro voto, somos los que vamos a rescatar el barco, ¿será? Como si fuéramos héroes de ficción.
¿Cuál es la fórmula para incentivar a la comunidad “hispana” de qué lado remar? Para empezar, casi la mitad no rema, no vota. Y quienes lo hacen no es en la misma dirección.
Los políticos, sobre todo los que se cargan a la izquierda prometen y juran identificarse con la comunidad latina, y para eso respaldan lo que llaman los valores hispanos; usos y costumbres, incluido el Día de Muertos, comer tacos y tamales.
Aborto de conveniencia
El caso del aborto lo demuestra, unos acusan a otros de extremistas y, pasó a ser un asunto de conveniencia, aunque esté definido en la creencia religiosa. No obstante, para muchos es primero la reforma migratoria, los que pudieran haber nacido que se ahoguen con su sangre. Entonces ¿cómo hacer que se dirija el barco hacia un lado? Pues adulando las raíces superficiales.
Empezando por políticos latinos de cualquier bando, que repiten las mismas palabras: mi gente, mis raíces, mi origen, orgullo de ser “hispano”, nuestro voto definirá las elecciones, etc., etc.
Cuando en realidad el voto “brown” es tan variante como las conveniencias o prioridades.
El voto tamal
La reforma migratoria no es la panacea que tanto cacarean los demócratas, porque hay arrecifes que no permiten llevarla a puerto seguro, como la crisis en la frontera y lo administrativo. Además, una cosa es regularizar a quienes están establecidos y otra permitir la entrada libre a quienes quieren entrar por la fuerza. Dos circunstancias diferentes que suelen revolver condenándola al naufragio o atragantarla.
Para congeniarse con el “hispano” los políticos son capaces de comer tamales, cuando en realidad es un alimento nada recomendado para una buena salud. Que con la turbulencia ya conocemos las consecuencias. Y eso lo sabremos en los próximos días.