*Todo parece que el edil, Alfredo Hernández Morales, ya tiró la toalla y decidió ejercer su cargo desde su hogar ubicado en La Estanzuela, mientras en el municipio crecen los problemas de contaminación de ríos y devastación de áreas protegidas; regidores ya le exigen cuentas de recursos destinados a caminos vecinales que no se han aplicado y la existencia de aviadores como Ana Lilia Salinas, esposa del diputado federal del PRD, Héctor Chávez Ruiz
ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ / @ortigoza2010 (Especial de Expediente Ultra). El alcalde de Mineral del Chico, Alfredo Hernández Morales, se ha ganado a pulso el mote del “edil estrella”, y no precisamente por su acertado gobierno sino porque “brilla por su ausencia”.
Desde hace semanas su despacho del Palacio Municipal luce vacío porque Hernández Morales prefiere atender los asuntos oficiales desde su casa de la comunidad La Estanzuela, donde sus vecinos lo ven de manera cotidiana alimentando sus gallinas, acicalando a su caballo, con las ropas desgarradas y en chanclas.
Bien dice el refrán que “pueblo chico, infierno grande” y para los habitantes del pequeño poblado, no es ningún secreto a voces que tras su separación conyugal con su esposa, el alcalde entró en un estado de profunda depresión donde es la gente la que está pagando los platos rotos por su falta de oficio político al dejar a la deriva las riendas del ayuntamiento.
Eso sí, el ahora misántropo organiza desde su desintegrado hogar su empresa de agua embotellada, el cual es un negocio redondo, pues el agua que comercializa, proviene de las cisternas municipales, la cual es transportada en una pipa propiedad del municipio, desde la cabecera municipal, que es catalogada como Pueblo Mágico.
El edil va de mal en peor pues en mayo pasado, iracundos pobladores lo amarraron para exigirle una obra de pavimentación del camino que comunica a La Estanzuela con la comunidad de La Presa. Los inconformes le increparon que esta obra ya estaba presupuestada desde la anterior administración; sin embargo, hasta el momento no se ha hecho, por lo que le exigieron que aclare el destino que les dio a los fondos públicos pues no hay que olvidar que siendo alcalde Fernando Baltazar, él fungió como Secretario del Ayuntamiento y hoy que llegó a la Presidencia Municipal, Baltazar es ahora su Secretario; es decir, solo se cambiaron de puesto.
Aunque algunos pobladores, señalan que el supuesto linchamiento fue todo un show montado por el propio alcalde para ganar la lástima de su gobernados y evadir su responsabilidad legal con su antecesor, de los recursos no empleados para el camino vecinal.
El 8 de septiembre pasado, el recién desempacado gobernador, Julio Menchaca Salazar, asistió al segundo informe del gobierno municipal del alcalde de marras, Alfredo Hernández Morales. El mandatario habló de la importancia de emprender acciones para transformar las condiciones de vida de los hidalguenses en un marco de transparencia y honestidad; así de como la importancia de construir de la mano del pueblo, algo que no entiende ni entenderá el alcalde de ese municipio.
En esa ocasión, se pudo ver al alcalde Hernández Morales, portando un traje oscuro que le quedaba grande de talla, corbata mal anudada y con rostro de miedo. Las imágenes al respecto son elocuentes.
Tras su segundo informe, regidores de oposición y habitantes del municipio exigen a Hernández Morales que los recursos que se han desviado sean regresados por los servidores públicos y que los aviadores sean despedidos inmediatamente.
Entre esos aviadores se encuentra Ana Lilia Salinas Garnica, esposa del Diputado Federal de la fracción parlamentaria del PRD Héctor Chávez Ruiz, quien también fuera líder del perredismo hidalguense y también aviador en el municipio de Mineral del Chico, quien le heredó su puesto de “asesor” a su amada cónyuge, con un sueldo cerca de 15 mil pesos mensuales. El regidor José Zavala ya le exigió al presidente municipal que los despidiera o aclare el asunto
Otro de los delitos pendientes de aclarar ante las autoridades, es el cometido en el periodo pasado 2016-2020, en que llegó a la alcaldía Fernando Baltazar, cuando comenzó a regalar terrenos en la cabecera municipal, a gente de las diferentes comunidades y que son militantes del sol azteca con la complicidad de su secretario municipal, Alfredo Hernández Morales, quien es hoy el alcalde.
Sin importar leyes y reglamentos ambientales, el alcalde “donó” decenas de terrenos que se ubican en el bosque que rodea al pueblo mágico, derribaron una infinidad de pinos, abrieron brechas, deforestaron terrenos, construyeron sus cuartos y algunas casas, sin contar ningún servicio municipal, como agua potable y drenaje.
Hoy, en esa ladera del bosque que se puede apreciar desde el centro del pueblo, es un paisaje gris. Estos terrenos “otorgados a gente de bajos recursos”, fueron en pago de votos a perredistas que los han mantenido en el poder, pues no hay problema en “regalarlos” pues son reserva municipal.
Los reclamos de los habitantes de la cabecera municipal, jamás han causado eco en los oídos de los últimos dos gobiernos municipales y el actual, como ha sido la exigencia de una planta tratadora de aguas residuales, pues los drenajes de hoteles, restaurantes, comercios y algunos hogares, van a dar directamente al río “El Milagro”, el cual es visitado hasta por 20 mil turistas en cada semana santa, quienes se bañan, nadan y juegan en la corriente del río, el cual lleva heces fecales, detergentes y hasta residuos químicos.
Pero mientras el Pueblo Mágico hace agua y pierde atractivos como el cierre del Museo de Minería por el manifiesto desinterés del agobiado alcalde que desde hace meses fue alertado del riesgo de ser clausurado, sin mover un dedo para evitarlo, en La Estanzuela los vecinos de Hernández Morales siguen viendo una imagen cotidiana en el paisaje: un hombre andrajoso que echa maíz a sus gallinas y cepilla a su caballo, al que lo que menos le importa es ejercer el cargo para el que fue electo.