>> Una esperanza contra la inflación es que funcione el PACIC
>> Los riesgos inflacionarios son mayores que las expectativas
FRANCISCO GÓMEZ MAZA. Ante choques inflacionarios de una magnitud mayor a la anticipada y la perspectiva de que sus efectos tomen más tiempo en desvanecerse, los pronósticos de la Junta de Gobierno del Banco de México, para la inflación tanto general como subyacente, han sido revisados al alza para todo el horizonte de pronóstico.
Con todo, en este entorno más complejo, los economistas de la institución anticipan que la inflación converja a la meta del 3% en el tercer trimestre de 2024. O sea que no pierden la esperanza de que las descarnadas subidas del costo del dinero – las tasas de interés- derroten a la inflación.
En este contexto de expectativas, las previsiones de los gurúes del banco central están sujetas a riesgos al alza y a la baja:
Riesgos al alza: persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el conflicto geopolítico y depreciación cambiaria, y presiones de costos.
La expectativa para la inflación en el ultimo trimestre de 2022 está estimada en 8.6% y comenzaría a bajar en el primer trimestre de 2023 para crecer sólo en 3.1 por ciento en tercer cuarto de 2023.
Los Riesgos a la baja que ven los analistas del banco central son: una desaceleración de la actividad económica mundial mayor a la anticipada; una disminución en la intensidad del conflicto Rusia-Ucrania; un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro; un efecto mayor al esperado del Paquete Contra la Inflación y La Carestía (PACIC).
Con todo, de acuerdo con los banqueros centrales, el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación, en el horizonte de pronóstico, continúa con un considerable sesgo al alza.
Por ello, el Banco Central está imposibilitado de actuar para, al mismo tiempo, combatir la inflación e incentivar el crecimiento de la economía. O uno u otro. Y su papel, duela donde duela, es mantener una inflación baja y estable.
Ante estas expectativas, el viernes de la semana pasada (30 de septiembre) el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF), encabezado por la gobernadora del Banco de México y por el secretario de Hacienda, que es quien lo preside, se reunió para actualizar su balance de riesgos.
En esa sesión, el Consejo, además de actualizar su balance de riesgos, analizó los retos que enfrenta el sistema financiero mexicano, ante la coyuntura actual, la cual se caracteriza por persistentes presiones inflacionarias globales, un mayor apretamiento de las condiciones financieras, menores perspectivas de crecimiento y elevada volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Y hablando de perspectivas, el Consejo reconoció que las condiciones financieras globales han continuado apretándose, con aumentos adicionales en las tasas de interés y una tendencia de fortalecimiento del dólar en un entorno de mayor aversión al fiesto y repuntes de volatilidad en los mercados financieros internacionales.
En México, en línea con lo observado en el ámbito global, los mercados financieros nacionales mostraron un comportamiento mixto y con episodios de volatilidad, reflejando el ambiente de mayor incertidumbre y aversión al riesgo.
El mercado cambiario presentó, en general, un comportamiento estable mientras que las tasas de interés registraron incrementos generalizados a lo largo de la curva, si bien en mayor medida en las de plazos más cortos.
El viernes 30 de septiembre, por ejemplo, fue una mala jornada para los mercados bursátiles, afectados por los anuncios de aumentos de las tasas de interés de los bancos centrales, la expectativa de recesión en varias partes del mundo y la inflación que no cede. (El Independiente)
En este entorno, persisten riesgos globales para la estabilidad financiera, concluyó el CESF.
En buena medida como consecuencia de ajustes pronunciados en las posturas de política monetaria en diversas economías, es posible que las condiciones financieras globales se aprieten de manera más acelerada o desordenada que lo previsto.
Asimismo, es posible que las condiciones de volatilidad en los mercados financieros globales se mantengan, con posibles implicaciones en los mercados nacionales, al tiempo que persiste también el riesgo de que el proceso de recuperación de la economía se vea retrasado por un crecimiento menor a lo anticipado.
Mientras tanto, reconoce el CESF, en el ámbito interno, la actividad económica nacional ha seguido su proceso de recuperación gradual tras el choque ocasionado por la pandemia, si bien a un ritmo aparentemente menor en el margen. Pero hacia adelante, persiste el riesgo de un mayor debilitamiento de la demanda interna, tanto por consumo como por inversión, a lo que se suma una potencial pérdida de dinamismo de las exportaciones.
La calificación crediticia soberana, no obstante, continúa manteniendo el grado de inversión con una perspectiva estable por parte de las siete calificadoras para los siguientes meses, luego de que una de ellas anunciara una reducción, en julio de este año, y ajustara su perspectiva a estable. Respecto a la calificación crediticia de Pemex, ésta también registró una disminución en julio y ya no se esperan ajustes adicionales en los siguientes meses.
El Consejo destaca que, en este contexto, el sistema bancario mexicano continúa mostrando resiliencia y, en general, una posición sólida con niveles de capital y de liquidez que exceden con holgura los mínimos regulatorios.
Sin embargo, el CESF advierte que, ante la posible materialización de algunos de los riesgos señalados, la calidad de la cartera crediticia de la banca podría registrar deterioros.