EL TIEMPO DE LAS MUJERES/ ¿Una agenda feminista o una candidata mujer? Primera Parte

INÉS CASTRO APREZA (SemMéxico, Ciudad de México). ¿Qué es más importante, una agenda feminista, una candidata mujer -sea o no sea feminista- o que la agenda feminista sea encabezada por una mujer?

Todas las señales apuntan -esperanzadoramente- a que las mujeres conquistamos más y más espacios en cargos de elección popular y toma de decisiones. El camino ha sido largo -pletórico de obstáculos, entre ellos los impuestos por los propios partidos políticos-, pero con muchas e innegables conquistas. Las mujeres se han incorporado como nunca antes en la historia de México en las Cámaras de Diputados y Senadores, en los congresos estatales y presidencias municipales, así como en las administraciones públicas federal y estatales. De manera desigual en cada entidad, pero ahí están.

¿Qué falta?

Muchas más oportunidades, pero, sin duda, en el contexto político actual, no dejamos de pensar en quiénes podrían encabezar las candidaturas presidenciales para las adelantadas elecciones de 2024. Todas, todos y todo se mueven en tal dirección: ¿alguien lo niega? ¿Podría ser más claro que muchas mujeres en cargos de elección popular, toma de decisiones y de la sociedad civil organizada -feministas algunas de ellas- ya están moviéndose en esa dirección? No todas pueden acceder a tal candidatura presidencial, pero sí contribuir enormemente a afianzar los logros y, por qué no, a colocarse ahí donde merecemos.

La “grande” ya se baraja fuertemente, en el actual gobierno. Quisiera centrarme en esta serie de entregas en dos de las mujeres que despuntan como candidatas presidenciales, con todos los bemoles que podemos pensar. Si bien hay encuestas claras, algunas más confiables que otras, nada está escrito. Vivimos tiempos de palimpsesto y nosotras, las mujeres, buscamos ser protagonistas en la escritura y reescritura de la historia. Somos sujetas históricas y las sujetas políticas del feminismo por antonomasia. Mejor si nos nombramos como tales, feministas, pero igual si no lo hacen algunas sus razones políticas tendrán: “agenda de mujeres”, “agenda de género”, “mujeres feministas y no asumidas feministas” …

Lo primero es dejar sentado que ya urge una presidenta para México. Los partidos políticos y las coaliciones partidarias tienen sus mecanismos propios, sea más democráticos o menos (¿o nada?), para elegir sus candidaturas. Han tenido que aprender, a golpe de sentencias, legislaciones y protocolos, que al menos en las candidaturas para cargos de elección popular la mitad corresponde por ley a mujeres. No se pide, por obvias razones, que ocurra lo mismo en las candidaturas presidenciales. Son ellas quienes tienen que figurar por iniciativa propia y tomar todas las oportunidades para visibilizarse, y ya lo hacen; como también lo hacen varias mujeres del Partido Revolucionario Institucional en distintas entidades.

Se dice que Claudia Sheimbaum es la “corcholata” favorita de Andrés Manuel López Obrador, pero en cualquier caso hay otras “corcholatas” en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y, en cualquier caso, habrá -se dice- una encuesta que defina entre todas quien será la que abandere al partido en el gobierno. Claudia Sheimbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto…. y Ricardo Monreal -que también hace su lucha-, figuran como las principales corcholatas. Monreal ya se ha salido del guion más de una vez: los últimos desencuentros lo presenciamos hace unos días cuando su “gallo” quedó en la presidencia de la Mesa Directiva del Senado o su voto de abstención en el tema de la Guardia Nacional. Imposible que él figure por Morena como pre-candidato presidencial.

En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) las cosas se mueven fuertemente, río revuelto en el cual algunas mujeres brillan por su trayectoria y porque empiezan a mover sus fichas. Tanto a nivel federal como estatal. En río revuelto no necesitan anuencia de nadie, ¿o sí? Necesitan en todo caso un grupo que las acuerpe, dentro y fuera del partido.

Ceguera patriarcal: podría ser el término o la categoría política precisa para diferentes momentos en la historia, máxime en la actualidad. En plena crisis, casi en proceso de exterminio como los dinosaurios hace más de 66 millones de años, los partidos políticos de oposición han de tomar las mejores decisiones en una coyuntura en que se definirá su presente y su futuro.

Es Tiempo de las Mujeres. ¿Está claro?

Sabemos que más mujeres no es igual al impulso de una agenda para apuntar derechos y libertades de nosotras, pero también sabemos del impacto político en el imaginario social de más mujeres en la esfera pública. Si cruzamos el género con la clase social y la raza vemos que las mujeres que han podido tomar decisiones y acceder a cargos son, mayoritariamente, parte de élites políticas. Hemos tenido lineamientos que han posibilitado hacer pequeñas grietas en este proceso; sin embargo, el camino que nos queda para conquistas sustantivas es todavía muy largo.

Pregunta relevante: ¿Qué tiene más peso en este momento, una agenda feminista, una candidata mujer -sea o no sea feminista- o que la agenda feminista sea encabezada por una mujer? Yo me decanto por una agenda feminista encabezada por una mujer, siguiendo el pensamiento de la teórica política Anne Phillips, pero nada está escrito. ¿Hay una mujer feminista con agenda feminista y con posibilidades reales de acceder a la candidatura presidencial?

La respuesta no es tan obvia.

En la próxima entrega, abordaremos los casos de Claudia Sheinbaum y Beatriz Paredes.

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