PULSO/ Fascistas y facinerosos

EDUARDO MERAZ. Algo anda mal y muy mal en la vida del país cuando desde la sede del Poder Ejecutivo se considera fascistas y partidarios de la mano dura a quienes se oponen a que la Guardia Nacional -en apego al mandato constitucional civil que le dio origen-, sea absorbida, entrenada y funcione bajo el esquema formativo de la milicia.

Esta confusión de ideas y conceptos de parte del presidente sin nombre, sin gracia y sin lucidez, pero totalmente Palacio, no es nueva y mucho menos inocente pues, en realidad, busca generar la percepción de que los responsables de futuros actos represivos, son los malvados opositores a su gobierno, cuando éste es el principal promotor de la ampliación de funciones a las fuerzas armadas.

¿Hay algo más fascista que cuadruplicar el número de elementos de la GN para realizar labores de seguridad pública, como lo ha dejado en claro el mandatario sin lucidez? ¿Qué tantos milicianos deben integrar la Guardia Nacional para considerar que habrá mano dura?

Que el titular de la Secretaría de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval cuestione la actividad política de opositores, en vez recriminar la actividad ilegal de delincuentes y criminales devela la verdadera intención de militarizar las tareas de pacificar el país.

Desde la perspectiva de los jerarcas de la milicia, todo desacuerdo con la forma de gobernar de la actual y, tal vez, futuras administraciones -esencia misma de la democracia- es propio de individuos o grupos facinerosos, a los cuales no se buscará reconvertir con programas sociales, sino con la fuerza del Estado.

En cambio, para la delincuencia organizada y no organizada, se mantendrán  los abrazos y no balazos pues, a final de cuentas, también son seres humanos y merecen respeto.

La pretensión de que ahora alrededor de 500 mil integrantes militares se encarguen de la seguridad pública -todo el personal de las secretarías de la Defensa y de la de Marina, dejando fuera a elementos de la Policía Federal- implicaría una reestructuración absoluta de las dependencias milicianas y haría innecesaria la presencia de policías estatales y municipales y, por tanto, quedarían fuera del mandato de las autoridades locales.

Si todos los integrantes de las secretarías de la Defensa y la de Marina cumpliran las tareas de la Guardia Nacional, como dejó entrever el presidente sin gracia, dichas dependencias deberían perder su actual nivel jerárquico y convertirse en subsecretarías de la Secretaría de la Guardia Nacional.

Es tal el enredijo mental en el inquilino temporal de Palacio Nacional, que al destinar a toda la milicia a labores de seguridad pública, dejaría en un lugar secundario o de plano en el abandono las tareas de seguridad nacional, los programas de ayuda a damnificados en desastres, la construcción de obras y cancelar las empresas militares recién creadas para administrar y controlar varios aeropuertos y el Tren Maya.

Así, algo anda mal en el país cuando en lugar de la lucha política entre liberales y conservadores, según la clasificación cuatroteísta, tendríamos batallas entre fascistas y facinerosos, sin necesariamente alcanzar  seguridad y paz.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Las similitudes entre el secretario de Gobernación, Adán Augustio López Hernandez, y el líder del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, podrían resumirse en que ambos no inspiran confianza.

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@Edumermo

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