El PPP, una experiencia aleccionadora

Tal vez no acabe de satisfacer a nadie, pero por lo menos el lector sabrá que he pensado a fondo en el problema. Robert Heilbroner

FLORENCIO SALAZAR ADAME (SemMéxico, Guerrero). Cuando el presidente Vicente Fox me designó coordinador del Plan Puebla Panamá (PPP), me pregunté porqué lo había hecho. Ciertamente,Ramón Muñoz Gutiérrez, el hombre fuerte del equipo de transición del presidente electo, me pidió una tarjeta con los tres cargos que pretendiera ocupar en el nuevo gobierno. El PPP lo enumeré en el último lugar y lo incluí pensando en que podría contribuir al desarrollo de Guerrero, pero sin mayores expectativas sobre la posible designación. Al conocer el resultado me hice esa pregunta puesto que yo no era experto en planeación, desarrollo regional ni economista; sólo tenía la experiencia de haber sido alcalde de Chilpancingo. Encontré como respuesta ser político, pues el político profesional, necesariamente, es experto en la solución de problemas y la concertación de acuerdos. Por mi parte, nunca me he negado a la creatividad innovadora.

Siendo dependencia de nueva creación procedí a formular la propuesta de la estructura, para lo cual formé un equipo corto y eficaz: Morelos Vargas Gómez, Armando Ríos Piter (quien llegó de Washington y después volvió a concluir su maestría en seguridad nacional), KatyaSomohano, Rosana Chávez y mi eficaz secretaria Beatriz González. Presenté la estructura de aproximadamente 90 personas: directores,directores de área, asesores, etc. Cada uno de los cargos estaba justificado. Había que elaborar el Plan en sus alcances del sur-sureste (ocho estados y Puebla) y los siete países de Centroamérica, desde Belice hasta Panamá. Autorizaron nueve personas, incluidos yo, secretaria ychofer. También me asignaron una pequeña oficina en Los Pinos, en donde sólo podían laborar tres personas y otra en Palacio Nacional para elresto. El personal autorizado era notoriamente insuficiente, sobre todo cuando el presidente Fox comprometió la entrega del capitulo mexicano en tres meses, es decir, al término de febrero de 2001. Un plazo endemoniadamente corto. Pero el presidente de la República me dio toda su confianza: formé parte del gabinete ampliado y autorizó que yo usara su nombre cuando lo creyera necesario.

El día anterior al cambio de gobierno, se realizó un desayuno en el restaurante Maxims del hotel Presidente Chapultepec. Acudieron presidentes y cancilleres centroamericanos, media docena de los nuevos secretarios, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo Enrique Iglesias, yo y el presidente electo. Vicente Fox señaló los objetivos del Plan y expresó que México apoyaría al desarrollo de Centroamérica con la propuesta de planeación, asesoría técnica y coordinación de los trabajos, pero que no destinaría recursos económicos porque la pobreza en México exigía aplicar los recursos en el país. Me presentó como el coordinador del PPP. En ese momento el cargo casi me aplasta, pues entonces comprendí la magnitud de la encomienda. Al terminar la reunión salí con el presidente del BID y le dije: “Usted es el presidente delbanco que busca el desarrollo de la región y el PPP se propone lo mismo en Centroamérica. Necesito su apoyo”. A don Enrique le entusiasmó laidea. Llamó a uno de sus colaboradores, el competente economista brasileño Marcelo Antinori, y lo instruyó para que en lo sucesivo, con recursos del BID, colaborara conmigo.

No acepté las oficinas en Los Pinos ni en Palacio Nacional. El traslado de un lugar a otro consumía mucho tiempo y desarticulaba al equipo. El secretario de Economía Luis Ernesto Derbez, me prestó transitoriamente sus oficinas alternas en Insurgentes; las definitivas se ubicaron en latorre de Nafinsa, gracias a la disposición de su director general Mario Laborín.

¿Cómo tener en 90 días el plan de desarrollo del sur-sureste? La pregunta me taladraba la cabeza. Tuve que ajustarme a las condiciones deldesafío con nuevos procedimientos. Recordé que tanto el gobierno federal como los estados tenían sus planes de desarrollo y que en las diversas dependencias seguramente habría solicitudes y proyectos de entidades y municipios. Con esa certidumbre visité a los gobernadores. En el gobierno federal procedí a integrar cuatro grupos de trabajo: Infraestructura, Desarrollo Social, Desarrollo Económico y México-Centroamérica, encabezados por un subsecretario designado por el titular correspondiente. Cada uno de estos grupos se integró con representantes de lasdependencias que tenían que ver con los temas, quienes acopiaron la información disponible. El único equipo sin representante fue el deRelaciones Exteriores. Jorge Castañeda dijo no tener presupuesto; no obstante, me ofreció el apoyo de los embajadores, que cumplió puntualmente. Katya Somohano se hizo cargo del grupo México-Centroamérica y lo hizo muy bien.

A los 70 días los voluminosos documentos de cada uno de los grupos de trabajo –la parte mexicana–, estaban concluidos. Para garantizar lacalidad de su contenido y de uniformar la metodología contraté la asesoría del Dr. Fernando Bazúa, cuya cabeza de león parecía la de Beethoven componiendo la Novena Sinfonía. En los siguientes 10 días me entregó la versión ejecutiva y sus anexos. Sin embargo, quise asegurarme de que dicho documento cumpliera con rigor los cánones de la planeación pública con el diagnóstico adecuado y los objetivos estratégicos claramente establecidos. Para revisar el trabajo de Fernando Bazúa invité al Dr. Antonio Alonso Concheiro, experto en prospectiva con reconocimiento internacional, quien entregó en los siguientes ocho días los textos. A los tres meses cumplidos presenté al presidente Fox el capítulo mexicano en un evento ocurrido en Los Pinos, con asistencia del gabinete y los gobernadores.

En el lapso anterior, el trabajo de gestión resultó agotador y estimulante. Se formó la Comisión Ejecutiva del PPP con presidencia rotativa yvicepresidencia permanente a mi cargo. Integré el Grupo Interinstitucional de Apoyo con representantes de la Secretaría de IntegraciónCentroamericana (SIC), del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el propio BID, al que solicité su coordinación. Celebraba las reuniones de evaluación con los grupos de trabajo quincenalmente, acordaba con los secretariosinvolucrados, asistía a las reuniones del gabinete, viajaba a Centroamérica a entrevistas con presidentes de esas naciones y sus ministros de Relaciones Exteriores y de Planeación; así como a Washington, a la sede del BID. Atendí cuanta invitación recibía para hablar del PPP, lo mismo con grupos supuestamente universitarios encabezados por Carlos Fazio, siendo sus principales aportes las mentadas de madre al presidente de la República y a mí porque supuestamente íbamos a recorrer la frontera al Istmo de Tehuantepec para contener la migración; con las bases parroquiales de san Cristóbal Las Casas y el pleno del PRD, encabezado por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas.

También lo presenté en la Casa de las Américas en Madrid y me reuní con el Ministro español de Cooperación para el Desarrollo; en Bruselascon una comisión de la Unión Europea, organizada por el embajador Porfirio Muñoz Ledo; al Episcopado Centroamericano, organismosempresariales, a ONG y la OEA en Washington; en Caracas con el presidente de la CAF, Enrique García; en Brasilia con el canciller Celso Amorim y, previamente, con el Vice Ministro de Planeación Da Silva, de este último obtuve asesoría para elaborar la matriz del programa de seguimiento del PPP. Presenté el Plan en la reunión anual del BID en Fortaleza, Brasil, y en la UCLA en san Diego, California. El presupuesto asignado a la oficina del PPP era modesto; en lo internacional todos los requerimientos fueron satisfechos.

El cambio de paradigma en la organización de los grupos de trabajo y en la planeación fueron fundamentales para lograrlos resultados. Sólo nueve personas integramos la Coordinación del Plan Puebla Panamá.

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