>> La incertidumbre se ha apoderado del proceso productivo
>> Las condiciones de holgura se han reducido al máximo
FRANCISCO GÓMEZ MAZA. Entre los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México, presididos por la gobernadora de la institución, Victoria Rodríguez Ceja, existen coincidencias en cuanto al hecho de que se mantiene un entorno incierto para la recuperación económica; la recuperación continúa a menor ritmo que en el primer semestre del año.
Existen riesgos asociados a una mayor demanda externa de Estados Unidos y a fuertes presiones inflacionarias.
Una encuesta levantada por el banco central entre empresas influyentes en la economía identificó, como principal obstáculo para las ventas y la inversión, el desempeño observado y esperado de la inflación, debido a sus efectos nocivos sobre el poder adquisitivo de los consumidores y a la dificultad para hacer planes a futuro.
Otro grave riesgo para la economía son las condiciones de sequía en los estados del norte.
La sequía podría afectar a las actividades primarias – la agricultura y la ganadería- y a la industria manufacturera en las regiones afectadas- Así, el balance de riesgos para la actividad económica está sesgado a la baja.
Simultáneamente, hay que tomar en cuenta, de acuerdo con los banqueros centrales, los niveles elevados en los que se ubica la inflación: la acumulación de choques inflacionarios inesperados, subsecuentes, de amplio espectro, profundos y duraderos, se ha reflejado en incrementos significativos en los precios de la mayoría de los rubros del Índice Nacional de Precios al Consumidor.
En repetidas ocasiones la inflación general ha sorprendido al alza desde inicios de 2021 y, en el pasado julio, la tasa mensual anualizada para la inflación general fue significativamente mayor a su promedio prepandemia, lo cual implica que las presiones en el margen han continuado, si bien disminuyeron ligeramente con respecto a los cuatro meses previos
Es cierto que la inflación en México responde en parte a un fenómeno global, aunque esto ocurre directamente por el contenido importado de los productos, o indirectamente por la incidencia que tienen las referencias internacionales en los precios locales, y este hecho representa un reto importante para la formación de los precios.
No obstante, también se han observado presiones internas en los precios de algunos productos, debido a la inseguridad en el país. La inflación general ha sido afectada principalmente por el aumento de la incidencia del componente subyacente,
La pronunciada tendencia al alza que ha exhibido la inflación de los alimentos procesados y no procesaros, cuya incidencia explica más de la mitad del nivel de la inflación general de julio, contribución mayor a la de cerca de un tercio que se observó en el promedio entre 2017 y 2019.
Además, la inflación subyacente continuó en niveles altos. Y este componente mantiene una preocupante trayectoria al alza.
Se acumularon 20 meses consecutivos de incrementos y todos los componentes del índice, excepto los servicios de telecomunicaciones meses registran variaciones mensuales desestacionalizadas, superiores al promedio de los últimos diez años.
De acuerdo con los expertos del banco, la inflación subyacente sigue presionada por incrementos en los costos de producción, por los aumentos de los precios de diversos insumos y por las disrupciones en las cadenas de producción y distribución.
Estos factores han dificultado el ajuste de la oferta frente a una demanda elevada a nivel global. Y la inflación de las mercancías alcanzó dos dígitos.
La inflación de las mercancías alimenticias registró el mayor incremento, ubicándose en 12.09% en julio. Este componente ha crecido a doble dígito por cinco meses. El panorama es complejo, incluso si se excluye del cálculo de la inflación subyacente a los precios de las mercancías alimenticias como ocurre en Estados Unidos.
Las inflaciones de las mercancías no alimenticias y de los servicios se han con solidado por encima del 3%. Preocupa también a los banqueros centrales que la inflación de servicios, la cual refleja mejor las presiones internas, haya mantenido una tendencia alcista por más de un año y se ubique en niveles cercanos al 5%. Dicha inflación aumentó por mayores variaciones en los precios de los servicios turísticos y de alimentación.
Se destaca, además, que la inflación de servicios es la más alta que se haya visto desde 2009 y que aquellos servicios distintos a la vivienda y la educación presentan su mayor variación en los últimos 20 años
En el margen, las presiones sobre los precios de las mercancías continuaron siendo similares a las de meses recientes, mientras que para los precios de los servicios se registró cierta reducción.
La inflación no subyacente sigue en niveles elevados, afectada principalmente por el rubro de bienes agropecuarios. La inflación de los energéticos se ha mantenido en niveles relativamente bajos, pero las variaciones de este componente han estado contenidas por las políticas del Gobierno Federal.
Así, las expectativas de las inflaciones general y subyacente, para 2022, volvieron a incrementarse, y se espera que las de 2023 y las de mediano plazo aumenten, si bien en menor medida.
En cuanto a los pronósticos, los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México aseguran que, ante presiones inflacionarias mayores a las anticipadas, los pronósticos para las inflaciones general y subyacente se han revisado al alza hasta el tercer trimestre de 2023
Pero se sigue previendo que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el primer trimestre de 2024.