JOANA ELIZABETH SALINAS*. Una postura puede modificar radicalmente la percepción de poder que tenemos en los demás, pero también en nuestra autoimagen.
El pecho fuera, manos en las caderas, piernas separadas exactamente como la Mujer Maravilla, durante dos minutos tiene beneficios conductuales, psicológicos y fisiológicos medibles. Esta “pose del poder” representa una forma rápida, fácil y sin costo, de aumentar su confianza, triunfar esa entrevista de trabajo, negociar un aumento y mejorar cualquier situación.
Incluso, el poder de la pose disminuye los niveles de cortisol, una hormona asociada con el estrés, y aumenta los niveles de testosterona, lo que genera una mayor confianza y mejor rendimiento. Hay quienes no concuerdan con esto: la ciencia en este caso no es contundente.
Sin embargo, el cómo nos movemos, sentamos, paramos o posamos, tiene un efecto en cómo nos sentimos, desempeñamos y cómo nos perciben los demás.
Un ejemplo de esta conexión es la sonrisa de Duchenne. Activa los músculos alrededor de los ojos y genera las llamadas patas de gallo. La activación de esos músculos puede influir en cómo nos sentimos realmente.
La investigación muestra que sonreír puede mitigar la experiencia del dolor y hacer que el ostracismo social se sienta menos negativo.
Durante años asumimos que nuestro lenguaje corporal comunica una gran cantidad a los demás, lo que puede ser particularmente importante en el trabajo.
Las señales no verbales tienen impactos demostrables en, por ejemplo, el resultado de una negociación o una fecha. La forma en que nos presentamos está ligada a características físicas reales, comportamientos y habilidades reales que tal vez se pueda mejorar.
La pose de poder tenía la intención de ser una muestra privada de fuerza, lo que significa que aquellos que quedarían impresionados por el comportamiento de una persona nunca verían la pose real. Lo hacías en casa, luego salías al mundo, y no solo te sentirías más poderoso, sino que en realidad, obtendrías habilidades que en realidad no tenías.
En sí, la pose de poder se postuló como una solución única para todos, una que podría ayudar a las personas marginadas a finalmente obtener un asiento en la mesa. Esa es una promesa peligrosa, especialmente si viene a expensas de una ayuda real en áreas como el desarrollo de habilidades.
En resumen: si la pose de poder te hace sentir como un superhéroe y has hecho tu tarea, hazlo. Pero si obtienes un aumento, obtienes una promoción o te encuentras en la mesa de los grandes jefes, eso probablemente tiene que ver con las habilidades más que con tu pose.
Y sin embargo, “acariciar” la heroicidad está a nuestro alcance.
*Socia fundadora de Coperva y experta en salud laboral