Un conflicto de desgaste que pudiera transformar la geopolítica
MARÍA MANUELA DE LA ROSA A. Ya se cumplieron más de seis meses de la guerra en Ucrania, una invasión a todas luces ilegítima, al más puro estilo imperial, sólo por el afán de dominio, igual que hace veinte siglos el imperio romano, o el otomano en el sigo XIII. Hoy en el siglo XXI el término es hegemonía; en aras de ello, la guerra fría, que se dio por terminada en 1980 con la desintegración de la URSS, en el muy reciente siglo pasado. Pero el gigante ruso sigue en su empeño por recuperar su poderío. Nuevamente vemos a Oriente y Occidente enfrentados; y no precisamente de manera simbólica con la guerra en Ucrania, porque la participación de la OTAN es notable y los reencuentros en Medio Oriente, visibles; aunque el Oriente lejano trabaja de manera subrepticia.
El problema humanitario.
Y mientras la guerra continúa, un pueblo se desgarra, se desintegra, es arrastrado al exilio, a la incertidumbre de la migración con vistas a una nueva colonización, tal vez por medio del exterminio de un pueblo. ¿Sucederá como en Crimea, Donetsk, Lugansk, Kaliningrado e incluso Sarajevo? No sería la primera vez que Rusia pensara colonizar.
Lo que vemos es un país desolado, en marzo ya rebasaban los dos millones de refugiados ucranianos. Desde el inicio de la invasión la Agencia para los Refugiados de la ONU (ACNUR), había calculado que más de cuatro millones de personas podrían abandonar el país si continuaban las hostilidades y unos 12 millones necesitarían ayuda humanitaria dentro de Ucrania, lo cual, si bien no se ha revelado oficialmente, estos números podrían haberse rebasado.
Es de notar que desde 2014 las Naciones Unidas han documentado tortura y mala atención en las cárceles de la región de Donetsk, al este de Ucrania, cuando los separatistas respaldados por los rusos tomaron el control de la zona. Entre cuatro y cinco mil detenidos fueron torturados y maltratados sistemáticamente ahí. L a Misión de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania estima que este problema se ha agravado. Pero no sólo en Donetsk, sino en todos los “campos de filtración” rusos, (que suman unos 18 en total), donde se cometen torturas, abusos y humillaciones contra la población ucraniana, que es sometida a constantes interrogatorios, es desnudada, golpeada, está sin alimentos y en condiciones de hacinamiento.
Clamor por ayuda
Volodimir Selensky, presidente ucraniano, sigue al frente en el combate, de pie en un país destrozado, muy activo en su liderazgo, pidiendo ayuda a la comunidad internacional, a través de las redes sociales. Su lucha no ha pasado inadvertida. Aunque ya está trabajando la contra propaganda para dañar su imagen, sobre todo a partir de la visita a Estados Unidos que hace unos días realizó su esposa, Olena Zelenska, donde fue no sólo recibida, sino acogida por el presidente Joe Biden y su esposa, Jill Biden, en un intento desesperado por llamar la atención del mundo para que esta guerra termine. Olena Zelenska fue bien vista por la opinión pública norteamericana y como parte de su campaña a favor de Ucrania, la revista Vogue, en su edición de octubre publicará un reportaje bajo el titulo Retrato de Valentía. Y no han faltado críticos de esta iniciativa, ya que se le ha tachado de frivolizar la tragedia que está sufriendo Ucrania. Aunque esta publicación puede dar gran visibilidad a conflicto en sectores muy diversos de la política y la diplomacia.
El apoyo occidental a Ucrania
El presidente de Ucrania ha mencionado que el costo mensual de la defensa de su país es de unos los 5,000 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos ha proporcionado de enero a junio unos 25,450 millones.
Los países que más dinero han donado a Ucrania, después de EEUU son Reino Unido con 2,530 millones; Polonia con 1,810 millones; Alemania con 1,480 millones, Canadá con 800 millones; Noruega con 480 millones; República Checa con 270 millones; Grecia y Estonia con 260 millones cada uno; Letonia 230 millones; Australia 190 millones; Suecia 180 millones; Francia y Dinamarca 160 cada uno; Italia 110 millones.
En virtud de la urgencia que anunció el presidente Zelensky de superar la ventaja rusa de su artillería en su última reunión de la OTAN, alrededor de 30 países han dado ayuda militar a Ucrania, aunque no ha sido fácil ni rápido enviar equipo y armamento, pero al parecer ya recibió 10 lanzacohetes Himars múltiples desde Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Estos sistemas tienen un rango de artillería de 70 kilómetros con una velocidad de 85 km/h.
Australia, Canadá y Estados Unidos enviaron más de 100 obuses M777 Howitzer y 300,000 cartuchos de municiones de 155 ml, que tienen un rango de artillería de 40 km. Ucrania también ha recibido antitanques aéreos de nueva generación Nlaw, con un rango de artillería entre 20 y 800 metros, con un peso de 12.5 kg.
Polonia y la República Checa han enviado 230 tanques T-72M1 con un rango de tiro de unos 4 km y una velocidad de 60 km/h. Armamento que fue complementado con tanques Challenger 2 suministrados por Reino Unido.
Por su parte Rusia utiliza lanzacohetes BM-30 Smerch, con el mismo rango de velocidad; obuses 2A36 Giatsint-B 40 km y obuses D3022. Con rangos similares al armamento occidental.
Sin embargo, la gran variedad de armamento, su manejo y traslado representan esfuerzos adicionales que merman la capacidad de despliegue y reorientar los suministros no es fácil y las fuerzas ucranianas ya están sufriendo escasez en algunas áreas, lo mismo le está sucediendo al ejército ruso, que por otra parte, tiene grandes deficiencias por la falta de mantenimiento de su equipo.
Los escenarios.
Una guerra de desgaste en la que Rusia también se ha debilitado, arrastrando al mundo entero, porque la economía global está siendo afectada y hace meses se anuncia una recesión, que poco a poco ha sido más evidente, la escasez de muchos productos es un hecho, los precios han aumentado del 30 al 200 %, las tasas de interés van subiendo por décimas constantemente y aunque no se ha declarado oficialmente la recesión, sus efectos ya son palpables en todo el mundo.
Aunque Rusia está pagando las drásticas sanciones de Occidente, no han logrado detener a Vladimir Putin, quien ha apostado por los ingresos por la energía, y no se ha equivocado. Lla Agencia Bloomberg estima que Rusia recibirá ingresos extraordinarios por sus exportaciones de petróleo y gas, siendo este año de unos 285,000 millones de dólares, un 20% más que el año pasado, que fueron de 236,000 millones. Mientras que Europa enfrenta la peor crisis energética de los últimos 50 años. Sólo el gas natural aumentó un 700%. Y Alemania tiene una gran dependencia energética de Rusia, por lo que corre el riesgo de una recesión y siendo la primera economía de Europa, afectará a toda la UE.
Si Rusia se fortalece y el desgaste se revierte a los países de occidente, China posiblemente enseñe sus cartas y haga una alianza estratégica con Rusia, que ya ha buscado el apoyo de Irán y puede unírsele la India, que hasta ahora ha tratado de mantenerse al margen.
Ucrania quedaría aislada si Rusia logra apropiarse definitivamente de Donetsk, Lugansk, Crimea, Chernígov y Jersón. Además teniendo el corredor asegurado de Suwalky y contando con Kaliningrado, la situación geopolítica sería muy diferente después de la guerra. Pero nada esta dicho todavía. Porque aunque es una guerra desigual, con el apoyo de la alianza atlántica, Ucrania sigue resistiendo.