SALUD LABORAL/ Cómo ser agente de cambio

JOANA ELIZABETH SALINAS*. La filantropía, en el imaginario popular, se restringe a donativos en dinero o en especie para las grandes causas. Asumimos que sólo personas muy acaudaladas pueden permitirse ayudar a los demás. Nos excluimos de ser agentes de cambio.

Sin embargo, todos podemos contribuir a crear entornos más felices para todos. No es utopía. Se trata de una nueva manera de percibir el mundo y las distintas circunstancias en nuestra vida.

Lo primero es cambiar nuestra percepción del mundo. Al reconocer dónde y cómo podría haber menos sufrimiento y menos riesgos existenciales, ambientales y sociales, las personas pueden reconocer cómo sus activos, inversiones y conducta contribuyen al status quo y obtienen una mejor comprensión de sus limitaciones. Esa comprensión podría permitirles escuchar a las personas que experimentaron determinados problemas, así como a aquellos que son expertos en ellos.

Las grandes transformaciones de un país o una empresa inician con una evaluación interna de por qué haces lo que haces.

El segundo paso del marco desafía a las personas a «visualizar» y desarrollar una visión y un plan claros, así como el conjunto de habilidades que probablemente necesitarán para convertirse en mejores agentes de cambio. Esto sucede en colaboración con líderes cercanos, que están cerca de los problemas, y líderes de la materia, que son expertos en sus campos. Su conocimiento, experiencia, orientación y conocimiento podrían ayudar a los aspirantes a agentes de cambio a identificar soluciones y oportunidades prometedoras y a convertir una visión en realidad.

Estar preparado para la transformación de si mismos es un requisito para un mundo mejor

Aunque a todo el mundo le gusta repartir cosas o financiar edificios, porque es algo tangible, el valor real proviene del cambio sistémico, de comportamiento y mentalidad.

Los edificios que se construyan pueden estar vacíos, pero los cambios de mentalidad siempre impactarán a las generaciones venideras. Lo crucial es esto: pregúntate qué tienes que hacer para crear un cambio positivo verdaderamente duradero y actúa en consecuencia.

El camino para convertirse en un agente de cambio efectivo es a menudo circular, no lineal: cuando termina un ciclo, comienza uno nuevo. En este sentido, debemos generar un viaje interminable de aprendizaje, permitir a los agentes de cambio aprovechar sus recursos para lograr el máximo impacto para crear un mundo más sostenible, equitativo y próspero.

La primicia de las grandes transformaciones es actuar del interior hacia afuera y avanzar en círculos concéntricos: primero las personas más cercanas para abarcar después a las más alejadas de nuestro impacto consuetudinario y directo.

La premisa fundamental del cambio positivo es convertirte tú en aquello que deseas ver en tu trabajo, comunidad y entorno. Esa es la cimiente de la verdadera transformación.

* Socia fundadora de Coperva y psicopedagoga especializada en salud laboral

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