JAVIER ESQUIVEL DÍAZ. La competencia por ganar conocimiento, aceptación e intención de voto entre aspirantes a la gubernatura del Estado de México comenzó desde hace más de un año, sin embargo, ninguno de los aspirantes ha logrado despuntar en las preferencias de los electores o lograr índices de opinión favorables a sus personas.
Tanto el aspirante panista, Enrique Vargas como el senador Higinio Martínez buscaron a través de los medios de comunicación autoproclamarse candidatos naturales de sus partidos para suceder al gobernador Alfredo del Mazo, no obstante, no han logrado conseguir indicadores aceptables de competitividad electoral.
Recordemos que el autodestape, es una táctica ya conocida por el panismo, que puso en práctica Vicente Fox cuando él mismo se nominó como aspirante a la presidencial para el año 2000. Al momento que los otros aspirantes reaccionaron, la rentabilidad del guanajuatense era insuperable.
Esa misma argucia la utilizó Vargas, anulando toda posibilidad de que otras u otros aspirantes siquiera puedan ser mencionados como posibles aspirantes de su partido.
A diferencia del 2000, Enrique Vargas cuenta con todo el apoyo de su dirigencia nacional y todo apunta a que el aspirante sea designado con aspirante único o electo por unanimidad, aunque no tenga contrincante.
La rentabilidad de esta técnica al interior del panismo mexiquense no es del todo bienvenida cuando la mayoría de los militantes no afines a Vargas fueron excluidos de los puestos de elección popular en las elecciones intermedias y de las pocas carteras de gobierno en los municipios donde Vargas sugirió a las alcaldesas y alcaldes ganadores.
En el caso del Senador, no fueron suficientes los foros legislativos por todo el estado y la guerra mediática contra el panista para fortalecer su imagen y llegar a ser la opción preferida por los militantes de Morena. Hoy Delfina Gómez lleva la delantera. La encuesta podría ser la ratificación de esta percepción pública.
En estas tácticas de posicionamiento para superar a sus contrincantes, Enrique Vargas también emplea una de las viejas tretas mediáticas del siglo pasado referentes a colocar carteleras y espectaculares en la vía pública con su imagen bajo el auspicio de un medio de comunicación.
En ocasiones anteriores donde el panista ha utilizado esta opción su saldo no ha sido el mejor. Estas acciones son y seguirán siendo capitalizadas por sus contrincantes para mermar su imagen en lo mediático y en lo jurídico.
Por su parte, Horacio Duarte ha intensificado la difusión de sus logros y acciones gubernamentales y, a través de redes sociales, puso en marcha un fuerte y efectivo activismo digital que lo mantiene competitivo.
Tanto Enrique Vargas como Higinio Martínez a pesar de amplificar sus eventos públicos y remarcar una forzada visibilidad pública, cuentan de acuerdo con una encuesta de El Financiero, con un saldo de opinión de imagen negativa, bajo nivel de conocimiento y una pobre intención de voto.
En el caso del panista el 29 por ciento de los encuestados que dice conocerlo tienen una opinión desfavorable y es desconocido para el 44 por ciento de los encuestados.
Higinio Martínez cuenta con indicadores similares. El 19 por ciento tiene buena opinión de él, pero más del 39 por ciento no lo conoce.
Estas ponderaciones iniciales, pero coincidentes en dos encuestas más, solo demuestran que la estrategia inicial de posicionamiento de Vargas y Martínez, a un año de la elección, es débil y carece de efectividad a pesar de los recursos económicos y el tiempo invertido en cada una de dichas acciones.
Aún falta mucho por conocer, pero sin la empatía y el carisma para conectar comunicar y convencer se antoja difícil que ellos puedan competir con otras aspirantes de Morena y del PRI.
@Javoesquivel