TEXTURA VIOLETA/ En Bolivia ¿Acoso a los incas fornidos?

DRINA ERGUETA (SemMéxico. La Paz, Bolivia). ¿El cuerpo objeto puede ser también masculino? Y en ese sentido ¿las mujeres también pueden ejercer un tipo de violencia, como el acoso sexual, hacia hombres? Son algunas de las preguntas que asaltan de inmediato al ver las imágenes de la presencia de tres hombres, fornidos y con pequeños trajes, que, durante la festividad del Señor del Gran Poder, se vieron rodeados de mujeres que les tocaban, acariciaban, abrazaban, hasta besaban mientras se hacían fotos con ellos.

Tres fisiculturistas, alguno campeón del ramo, alguno Míster Cochabamba, modelo o ex striper, sorprendieron durante esa festividad religiosa que congrega a decenas de grupos folclóricos de baile, que hacen un recorrido por las calles de la ciudad de La Paz, Bolivia. Los tres iban disfrazados, supuestamente, de incas, con trajes dorados al estilo hollywoodiense de películas del antiguo Egipto, dejando a la vista gran parte de su torneado cuerpo.

Lo habitual es que estos grupos de baile, donde llegan a participar en cada uno cientos de personas, tenga las llamadas “figuras” que suelen ser mujeres bellas (dentro del canon occidental de medidas, edad y color de piel) que van por delante del grupo con diminutas faldas y pronunciados escotes. Ellas también son requeridas para fotografías y selfies. Generalmente no se las suele tocar, salvo alguno que se atreve a ponerle la mano en la cintura y posa feliz con una botella de cerveza en la otra mano.

Estos tres hombres estuvieron allí para ser expuestos como cuerpo, por su musculatura, más que por sus dotes de bailarines o su simpatía. Aunque, de hecho, no dejaban de sonreír mientras eran rodeados y manoseados por mujeres de diverso tipo, algunas de ellas bastante mayores e insistentes, con esa pérdida de vergüenza o desinhibición que parecería que da la edad.

¿Y si fuera al revés? Una bailarina y un hombre mayor (o joven): la figura de acoso estaría clara.

Por supuesto que un simple cambio de roles y sexo no es suficiente para definir lo que allí ocurre. Primero, son hombres que saben que van a exponer su cuerpo y parecería que conocen y aceptan las reacciones que provocan (más habiendo sido alguno striper), no hay muestras de rechazo de parte de ellos. Hay consentimiento, aparentemente.

Segundo, en ningún momento están en condición real de vulnerabilidad, si quisieran podrían librarse de una mujer o de cinco u ocho a la vez si fuera necesario, incluso podrían hacerles daño con un simple movimiento.

Tercero, son hombres en un sistema patriarcal que les beneficia. Luego se supo que dos de ellos eran pareja gay, lo que seguramente sí les genera otras vulnerabilidades.

El acoso sexual forma parte de las violencias machistas porque se trata de un acto que hace evidente que hay vulnerabilidad de parte de la mujer acosada, ya sea por cuestión de fuerza física como por posición de poder del acosador (es su jefe, por ejemplo).

Los tres hombres sonreían todo el tiempo, aunque podrían haber estado muy incómodos. Es esa posición de fuerza la que les impedía a su vez reaccionar, si hubiesen querido, ya que serían mal vistos. Las mujeres suponían que no recibirían una respuesta violenta en público, justamente porque ellas no dejaban de ser vulnerables. Puede ser que se aprovecharan de ello.

Lejos de mostrarse como mujeres libres de prejuicios o empoderadas respecto a la sexualidad, como hay quien lo justifica, las mujeres lo que hicieron es adoptar actitudes del machismo de una forma desinhibida o en tono de broma. Ese punto es el importante, el ser mujer no impide que adopte formas de hacer que una sociedad machista y patriarcal enseña. Lo que es reprochable.

Que ellos fueran expuestos como cuerpo objeto ¿era una invitación al manoseo?

Se ha producido un acto de reproducción invertida de actitudes y roles machistas y es por ello cuestionable. Ahora, ellos nunca han perdido su posición de poder, miedo nunca han tenido, y en este punto no hay equiparación posible.

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