DULCE MARÍA SAURI RIANCHO* (SemMéxico, Mérida, Yucatán). Ricardo Monreal estuvo de visita en Yucatán. El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y coordinador de la mayoría de Morena desarrolló una agitada agenda en menos de 24 horas: reuniones con empresarios, jóvenes, presidentes municipales y excompañeros legisladores, entre otros.
La razón central de su presencia fue la presentación de su libro “Las grandes reformas para el cambio de régimen”, publicado por M.A. Porrúa, misma que tuvo lugar en las instalaciones del Club Libanés el pasado lunes.
El anfitrión fue el senador del PRI Jorge Carlos Ramírez, aunque estuvieron invitados sus compañeros senadores Verónica Camino, neomilitante morenista aunque electa en fórmula encabezada por el PRI, y Raúl Paz, panista rodeado de rumores de cambio de estafeta partidista rumbo a 2024. Verónica no asistió, Raúl, sí. Destaco también la compañía del senador Miguel Ángel Mancera (PRD), coordinador del grupo parlamentario del PRD.
Hace ruido —y del bueno— la presencia de uno de los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial. A contrapelo de la tradicional prudencia sobre su proceso sucesorio, el presidente López Obrador decidió abrir el “placeo” con una antelación inusitada —tres años y medio—, a la elección de su sucesor/a el 2 de junio de 2024. Apuntados quedaron de entrada Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México (CDMX), y favorita, según las cotidianas señales presidenciales; Marcelo Ebrard, el encargado de las causas difíciles; y Ricardo Monreal, que en 2018 tuvo una “probada” del desafecto de López Obrador cuando le negó la posibilidad de ser candidato al gobierno de la CDMX.
Claudia Sheimbaum aparece cada día más como regente nombrada por el presidente que como gobernante electa por voto popular. “Patito feo” de una sucesión adelantada, Monreal se sabe en desventaja en el termómetro de la incondicionalidad al presidente López Obrador, que no acepta cuestionamiento alguno a sus decisiones, por más riesgosas o disparatadas que sean.
Ricardo Monreal, al igual que López Obrador, Marcelo Ebrard, Adán López —actual secretario de Gobernación—, Ignacio Mier —coordinador de los diputados morenistas— y muchos dirigentes morenistas más, nacieron, se formaron y crecieron políticamente en el PRI de los años 70 y 80 del siglo pasado. Ahí nos conocimos, luchamos juntos y después, ellos tomaron el rumbo de la oposición. Ellos juran y perjuran ser diferentes; sus desempeños, sin embargo, recuerdan al PRI del inicio de nuestra militancia a finales de la década de los 70.
Recuerdo especialmente a Monreal, vigoroso tribuno en la Comisión Permanente de 1998, defendiendo en la mañana las finanzas de los estados y al recién creado ramo 23, cuando esa tarde se encontró con la negativa tajante de la dirigencia nacional priista de “palomear” su postulación al gobierno de Zacatecas. Ante la cerrazón, decidió presentarse como candidato externo del PRD (encabezado entonces por López Obrador). Buena parte de las estructuras del PRI zacatecano lo acompañaron en su salida; ganó la elección y emprendió su nuevo camino político que lo tiene ahora tocando la puerta del Palacio Nacional.
En su gestión pública, en sus escritos y discursos, Ricardo Monreal muestra la capacidad de construir acuerdos para darle viabilidad política a las determinaciones del proyecto al que sirve. En medio de un ambiente de alta polarización, cuando se considera traición simplemente dialogar con los adversarios, Monreal ha podido hasta ahora mantener un espacio de autonomía en su conducta, aunque el ala radical de su partido ejerce presión para descarrilar su liderazgo, como se vio recientemente con la exigencia de disolver la comisión especial creada para investigar los abusos de poder del gobernador morenista de Veracruz.
Más que morenistas, los rostros yucatecos que se vieron en la visita de Monreal fueron de militantes y simpatizantes del PRI. Y es que, en el páramo de las opciones priistas a la silla de Palacio Nacional, más de uno estará pendiente de lo que dicen y hacen los adversarios con alguna posibilidad de triunfar.
La visita fue para las y los priistas yucatecos una doble llamada de alerta: a la dirigencia nacional del PRI y al gobernador Mauricio Vila. Nuestra derrota en 2021 no fue menor, a pesar de que el PRI gobierna todavía 41 de los 106 municipios. No alcanzamos a refrendar ningún triunfo de mayoría ni para la Cámara de Diputados ni para el Congreso del estado. Los tres legisladores que tiene el PRI corresponden a la representación proporcional, cuando en la elección de 2018 se logró la mayoría en 10 de los 15 distritos locales.
Vale también recordar que por primera vez el PRI tuvo cero regidores en dos municipios de la entidad. No obstante, este oscuro panorama local, poca atención ha tenido el priismo yucateco de la dirigencia nacional, preocupada y ocupada en otros procesos electorales y en la administración de los escasos espacios políticos que nos restan en el país. Como cantaba el inolvidable paisano Pastor Cervera: “Si cruzas el desierto desolado, cualquier gota de hiel es suficiente”. (“La Fuente”).
“Problema del PRI”, dirán mis amigos lectores. Parcialmente cierto porque también puede serlo para el gobernador Vila. Golpear al PRI es un mal negocio para la gobernabilidad del estado; menospreciarlo, también. Numerosos ojos y oídos abiertos en la visita de Monreal abren otras opciones de alianzas, impensables ahora, pero que las circunstancias futuras podrían perfilar en unos cuantos meses. No es secreto que el PRI, aquí y en México, juega ahora el papel de fiel de la balanza: si se inclina hacia la alianza opositora, contribuye al triunfo; si se abstiene o va en contra, lo hace más difícil.
¡Bienvenida, pues, la agitación de las aguas políticas de la visita de Monreal a Yucatán! No me extrañaría que próximamente nos visite Claudia Sheinbaum de la mano de la senadora Camino y, tal vez pronto, tengamos a Marcelo Ebrard dando cuentas del final del programa de seguridad que llevaba el nombre de Mérida. Cualquier pretexto será bueno.
¿Y las oposiciones? Ya veremos. No es desfile. Son opciones para escuchar, evaluar, definir y proponer.
*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán