JOSÉ GARCÍA SEGURA. Nunca, ningún dictador en ninguna parte del mundo se atrevió tanto como Andrés Manuel López Obrador.
Mire que utilizar la fuerza del Estado contra un ciudadano mexicano…
Por enésima vez, el presidente violentó leyes y pasó por alto la Constitución.
El enojo presidencial tiene su origen en un eventual conflicto de interés en el que estarían de por medio una empresa trasnacional y la mansión en Houston, Texas, de la cual se beneficiaron José Ramon, el hijo mayor del presidente y su pareja sentimental, la brasileña Carolyn Adams Solano, madre del nieto gringo del Ejecutivo mexicano y de una quinceañera brasileña.
La empresa señalada (Baker Hughes Incorporated) solicitó hace dos días una investigación respecto a la “casita”: cine privado, alberca climatizada de 23 metros de largo y un sinfín de comodidades, valuada en un millón de dólares.
El escrito a la letra dice: “Como probablemente ya están enterados, en las últimas semanas ha habido un número relevante de noticias apuntando a posibles conflictos de interés haciendo señalamientos de algo impropio, y posibles irregularidades legales de Baker Hughes”.
La carta fue compartida con el Departamento de Justicia estadounidense y con la Comisión de Bolsa y Valores en aquel país, para que estén al tanto del caso.
Keith Schilling, dueño de la casa y vicepresidente de la compañía, recibió de Pemex en aquel entonces, contratos por 194 millones de dólares.
Deje le cuento que el gobierno norteamericano aplicó a Baker Hughes hace 15 años, una multa por 44 mdd tras encontrarla culpable de sobornar a autoridades en 6 países (Nigeria, Angola, Indonesia, Rusia, Uzbekistán y Kazajstán).
¿Sumará a México en esa lista?
¿Qué tan difícil será para las autoridades norteamericanas meterse en la vida del hijo del presidente de México?
Antes de la vida de lujos que le da la brasileña, José Ramon López Beltrán coordinó la campaña de Morena para gobernador en el Estado de México.
Delfina Gómez, hoy titular de la SEP, perdió ante Alfredo del Mazo.
Como dijera aquel: «Que José Ramón conteste, ya es grande».
Si usted lo ve, le apodan Botija, como el personaje creado por Roberto Gómez Bolaños e interpretado por Édgar Vivar.
¿Contradice o no el discurso de austeridad de su padre?; ¿hubo o no tráfico de influencias?
André Manué cree que en contra de su primogénito y de él mismo están “medios, periodistas e intelectuales al servicio del antiguo régimen”.