SARA LOVERA (SemMéxico, Ciudad de México). El artero asesinato de la periodista Lourdes Maldonado López, este domingo 23, es un hecho que sí tiene explicación y fundadas sospechas de a quién o quiénes beneficiaba su muerte. El jueves 20 de enero me mandó los detalles de cómo, nueve años después había logrado en tribunales el embargo de los bienes de Jaime Bonilla Valdez, y obtuvo un laudo para ser indemnizada con más de medio millón de pesos.
En Brebaje Noticias, al estilo de Lourdes Maldonado, hace tiempo que documentaba las corruptelas gubernamentales en Baja California. Era una mujer transparente, indignada por el trato laboral y el hostigamiento sexual a las mujeres del gremio. Hablaba sin cortapisas de lo que investigaba. Hacía su trabajo profesional sin miedo, desde hace más de 45 años. Tenía una fuerza de carácter y cívica, necesarias para una periodista profesional.
Desde que la conocí, hace casi 30 años —entonces tenía ya un litigio laboral—, la admiré. No imaginé este asesinato. Nunca pensé que se desdibujaría su sonrisa, ni que se sumara a la estadística fatal: 51 de colegas asesinados, del 1 de diciembre de 2018 a la fecha, casi uno cada 15 días; además, dos desapariciones, de acuerdo con los registros de la Organización de las Naciones Unidas.
¿Por qué el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que no se puede vincular su asesinato al litigio laboral y se instala en juzgador?: “Hay que ver vinculación con lo de la denuncia de tipo laboral. Ver quiénes son los responsables, verlo con mucha responsabilidad quiénes fueron los autores intelectuales, los autores materiales”, lo que se debió hacer hace más de dos años, e insiste: “Hay que ver el móvil. No se puede vincular en automático una demanda laboral con un crimen. No es responsable […]. No [se puede]dejar de fuera lo político, porque siempre hay confrontación y se busca afectar a adversarios”. Olvidó que la periodista sí dijo que recibió constantes amenazas por el litigio.
El 19 de marzo de 2019, la periodista pidió apoyo al presidente, porque temía por su vida. En julio de 2021 solicitó que el entonces gobernador Jaime Bonilla Valdez y el fiscal del Estado, Juan Guillermo Ruiz Hernández, fueran separados de sus puestos para que respondieran como ciudadanos en el proceso que se les seguía por “corrupción”.
Fundadora de la Red Nacional de Periodistas, a Lourdes Maldonado López nunca se le ocurrió callarse ante la injusticia laboral y las ilegalidades. Era de palabra firme y directa, así hablaba en su espacio de radio. La última vez que me reuní con ella estaba contenta de su tarea cotidiana, pero me dijo: “A mí me tienen que hacer justicia”. Nunca quitó el dedo del renglón.
De acuerdo con los hechos, el exgobernador morenista incurrió en actos de corrupción en la Junta de Conciliación y Arbitraje, donde habría alterado el laudo que había salido en favor de Maldonado, hace un año, pero fue ratificado hace cuatro días.
No me cabe en la cabeza que haya sido ultimada. Es inaceptable la superficialidad e ineficiencia de las autoridades, la inoperancia del mecanismo de protección a periodistas que tiene tres años perdiendo recursos, al que se le desapareció su fideicomiso, y ahora no tiene plan, aunque nunca ha sido eficaz. ¿De qué le sirvió este mecanismo a Lourdes Maldonado? De nada.
Los policías asignados, nada más hacían rondines de vez en vez en su casa. En cambio, nunca se investigaron sus denuncias ni fue protegida. Es claro, la ultimaron frente a su vivienda, dentro de su auto. ¿Dónde estaban los policías para cuidarla? Nos tienen que rendir cuentas. Las periodistas tenemos que alzar la voz. ¡Basta!
*Periodista, directora del portal informativo SemMéxico.mx