ANÁLISIS A FONDO/ Tercera llamada, tercera

>> AstraZeneca para los jóvenes de 60 y más

>> Hoy miércoles va arriba el canciller Ebrard

FRANCISCO GÓMEZ MAZA. Bueno, pues este miércoles 5 de enero me tocó la inoculación de la vilipendiada vacuna AstraZeneca de refuerzo, en medio de nostalgias y recuerdos de experiencias periodísticas remotas…

Casino militar, Campo Marte, Teatros. Auditorio Nacional, Bosque con aroma a resina, Zona Hotelera y los inicios de aquel El Financiero de Don Rogelio Cárdenas Sarmiento, El Cónsul, creador de la columna Frentes Políticos en aquel gran diario de mis amores, Excélsior, que llegó a ser uno de los mejores periódicos del mundo de habla castellana.

La nostalgia comenzó al pasar enfrente de Los Pinos, aquella casa presidencial en donde rondan muchos fantasmas de la “dictadura perfecta” (bueno, se acabó; no era tan perfecta) y del periodismo, con su sala de prensa y sus instalaciones en donde se regodeaba el presidencialismo que no causaba roña a la mayoría de los reporteros, columnistas, editorialistas que cubrían las actividades del “señor presidente”; todo de color de rosa, sin conflictos, sin confrontaciones, una prensa amable, consecuente, domesticada: recordé aquella expresión de sometimiento: “qué hora es… la que usted diga, señor presidente.” El fin del Ancien Régime, como decían los revolucionarios franceses.

Ahí, en esos fantasmagóricos sitios y edificios, y campos fueron vacunados muchos, incontables, candidatos a ancianos de andadera o silla de ruedas, que fuimos a buscar la inmunidad ante la pandemia de coronavirus. Muy gentiles como siempre los médicos, las enfermeras y enfermeros, el personal de la logística con los ”viejittos” de 60 y más.

La vacuna para muchos, para la mayoría de los asistentes a las instalaciones de la Defensa Nacional en el Campo Marte, donde se celebran, haya o no jugos olímpicos, las pruebas ecuestres, lo las ceremonias militares, fue un mero trámite. Viejos, ancianos, sanos, disminuidos fuimos inoculados con la esperanza de no ser contagiados por el nuevo coronavirus, que ahora parece más agresivo, trasmutado en ómicron y que puso en alerta muchos antivacunas, ateos pandémicos, irresponsables, inconscientes, que hasta ahora se dieron cuenta de que pueden morir atacados por el virus que ha amenazado con la destrucción total del género humano.

En esto, si algo hay que agradecer a los escandalosos, a los exagerados, a los críticos, a los opositores de López Obrador es que influyeron definitivamente en muchos que, ante la incertidumbre, o ante síntomas que auguran contagio, aunque fuese sólo de una buena gripe, corrieron a las clínicas y hospitales de las instituciones públicas de salud a practicarse la prueba del covid.

La noche del martes, las filas de angustiados ciudadanos, temerosos de estar contagiados, eran, sin exagerar, interminables. Alguien me susurró al oído: es que la muerte no anda en burro. Y que bueno. El miedo también hace el bien. Dejas de emborracharte por miedo a morir alcoholizado. Dejas de fumar por miedo a morir de un desesperante enfisema pulmonar. Vas y te practicas la prueba del coronavirus y, si estás contagiado, tomas las medidas médicas indispensables para curarte. Si no lo estás, le das gracias a la divinidad en la que confíes y empiezas a cuidarte… cubrebocas, distanciamiento social, reforzamieto de la inmunidad, lavado de manos. Y siempre consciente de que el contagio se da por la saliva de los contagiados.

Excelente experiencia la de la tercera dosis. De paso tomas conciencia de que no porque cuentes 75 años eres un anciano decrépito. Te das cuenta de que la vejez está en tu cabeza, en tu mente que es lo más perverso de la naturaleza espiritual del ser humano. Viejos los cerros y reverdecen, dice el adagio muy mexicano.

En fin. Ya estás inmunizado con la tercera dosis. Claro eso no significa que ya puedas andar bailando la manzanilla sin ningún cuidado.

Ah. Y recordarle que este mismo mes está preparada la tercera dosis para los que cumplen 50 y más. Ojo, mujer. No vayas a olvidarlo.

A DESFONDO: Lo imaginaba. En cuanto a la popularidad de los aspirantes a la candidatura del partido gubernamental (el Morena) nada está aún escrito. Los muy gallitos de los seudo analistas ya daban por hecho que la elegida sería doña Claudia. Pero no. En la mañana, mientras esperaba mi turno para la tercera dosis, informándome a través del celular, me enteré de una encuesta de C&EResearch, que ahora lleva la delantera el canciller Marcelo Ebrard Casaubón con un 39 por ciento de las preferencias electorales, seis puntos arriba de las preferencias que obtuvo la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Y si no la ha consultado, les entrego aquí la liga de mi Análisis a Fondo del martes 4 de enero: https://www.analisisafondo.com/opinion/item/46863-qui%C3%A9n-ser%C3%A1,-ser%C3%A1%E2%80%A6

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