HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
La política exterior mexicana se maneja en Palacio Nacional, eso ni quien lo dude. Esté quien esté en la Secretaría de Relaciones Exteriores, el presidente Andrés Manuel López Obrador es quien al final define y expresa la posición de México frente a los conflictos internacionales.
En el caso de la guerra que se libra en el medio oriente, no es la primera vez que el jefe del ejecutivo mexicano emite un pronunciamiento contrario a lo que se expresa en la comunidad internacional.
El presidente no entiende de diplomacia, no escucha a sus diplomáticos, pero sus puntadas le sirven para hacer cimbrar a sus galerías que le aplauden todo aunque en el mundo quedemos en ridículo.
López Obrador sabe que sus pronunciamientos en materia de política internacional provocan risa entre los que saben de esos temas, aunque en algunas veces también preocupación, pero también sabe que le sirven para desviar la atención de los temas nacionales, sobre todo los relacionados con la violencia.
Alguien de la Secretaría de Relaciones Exteriores me comentaba alguna vez que en la relación con los Estados Unidos, el entonces canciller Marcelo Ebrard siempre tuvo que enmendar la plana en la Casa Blanca, hasta que llegó un momento que prefirió nadar de a muertito.
En el actual conflicto que libran el ejército de Israel y el grupo terrorista Hamás, el presidente ha provocado la reacción de los sectores políticos y sociales del país y del exterior que le cuestionan su neutralidad, quieren que condene a los terroristas de Hamás, pero el tabasqueño prefiera hacer una interpretación de la doctrina Estrada, a su modo, pero este no es un conflicto interno de un país, que es a lo que se refiere esa doctrina, es una guerra entre dos países.
Las Finanzas Públicas se manejan en Los Pinos, dijo aquel 23 de mayo de 1973 el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, al tiempo que despedía a Hugo B. Margáin un viejo amigo que en ese entonces ocupaba la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y así nos fue al final del sexenio en el que vino la devaluación del peso de 12 a 22 unidades por dólar.
Hoy la política exterior se maneja desde Palacio Nacional y nos puede ir tan mal como en aquella ocasión que los desplantes autoritarios de Echeverría los pagamos los mexicanos con devaluaciones.
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Mario Delgado debe dejar la dirigencia nacional de Morena, si Claudia Sheinbaum se empeña en sostener a quien no ha demostrado ser un dirigente partidista y realizó un pésimo proceso para la elección de quien al final será, en este caso, la candidata presidencial del Morena. Sheinbaum debe acordar con su jefe el relevo si no quiere que la diferencia que actualmente lleva en las encuestas, se diluya y le provoque problemas que al final de la contienda tenga que lamentar…Alguien le debe informar a Alito que el Fentanilo mata. El presidente del PRI seguramente estaba bien pacheco al convocar al Consejo Nacional del partido para expulsar a personajes que pertenecieron al tricolor pero que desde hace varios meses habían renunciado a esa institución.
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